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El PP gallego se lanza a la precampaña sin candidato y no descarta un adelanto electoral

Reunión de la dirección del PPdeG

David Lombao

A mediados de 2012 en el seno del PPdeG se hablaba irónicamente de una operación apodada “salvar al soldado Pachi”. Se referían así al interés de Alberto Núñez Feijóo y su entorno por propiciar un calendario electoral que garantizara que el entonces líder del PSdeG, Pachi Vázquez, se quedaba sin tiempo para convocar las primarias que había prometido, garantizando así que él mismo sería candidato socialista a la Presidencia del Gobierno gallego. En esta línea, entre alusiones al contexto económico el 27 de agosto Feijóo anunciaba un adelanto electoral para octubre que cogía a la oposición en plena recomposición y convertía, efectivamente, a Vázquez en candidato. Tres años después de la segunda toma de posesión del actual presidente los conservadores se sumergen en la ya lanzada precampaña gallega a pesar de carecer en esta ocasión de candidata o candidato conocido y entre una profunda incertidumbre sobre el futuro de Feijóo.

Tras lo declive en las generales, con los peores resultados en estos comicios en toda la historia del PPdeG, Feijóo presentó su balance como el mejor de los posibles dadas las circunstancias a pesar de quedar incluso por debajo del objetivo que él mismo se había marcado, el de obtener al menos 12 de los 23 escaños en juego. No obstante, entre el resto de fuerzas y muy especialmente desde En Marea, triunfadora del 20-D en Galicia, se leyó el veredicto de las urnas como el fin del ciclo iniciado en 2009 y la señal de un cambio inminente en la Xunta al que solo falta ponerle fecha. En esta coyuntura el argumento oficial de los populares ha venido siendo que las elecciones gallegas serán cuando tocan, esto es, en octubre de 2016, si bien esto ya no es tan seguro.

En su habitual comparecencia semanal ante la prensa el portavoz parlamentario del partido, Pedro Puy, sobre quien se posan algunas miradas como eventual recambio para Feijóo, ha evidencuadi de nuevo que el presidente ya “anunció que lo previsto es convocar cuando toca”, si bien admite que “los tiempos pueden ser otros”. Una de las justificaciones para cambios en el calendario podría ser, por ejemplo, la repetición de las elecciones generales si los partidos no son capaces de pactar la formación del nuevo Gobierno de España. Se abre así la puerta al adelanto electoral e incluso a una decisión que sería inédita en Galicia: diluir los comicios al Parlamento gallego en unas elecciones a Cortes Generales.

Con un ojo puesto en los movimientos de la oposición, toda ella sin cabezas de cartel como el propio PP, y el otro en el panorama estatal y en Euskadi -las dos últimas elecciones fueron simultáneas en ambos territorios-, el propio Puy asegura que, haya o no anticipo, quien está en mejor “disposición” para la victoria es su partido. Es “optimista”, asegura, porque la “fragmentación” del panorama político gallego afecta más a la izquierda que a la derecha, donde el PP sigue siendo “dominante” a pesar de la llegada de Ciudadanos con quien, no obstante, no se cierra a pactar si fuera el caso. Así, el conservador pronuncia una palabra hasta hace muy poco prácticamente tabú en su partido: “coalición”, la que dice que el PP estaría dispuesto a formar con “alguna otra fuerza” si el resultado electoral lo propiciara.

Esta hipótesis es para Puy más plausible que otra “más lejana”, la de un eventual gobierno liderado por En Marea con el apoyo del PSdeG. En esta línea, asegura considerar una cuestión menor que la plataforma de Anova, Podemos e Izquierda Unida haya superado a los socialistas en las generales -el PSOE ya se había visto superado por el BNG en los 90, recuerda-. En cualquier caso, confía en las posibilidades de su partido a lo que sea capaz de “hacer” en el Gobierno y en el Parlamento -que se dispone a quedarse sin presidenta por la marcha de Pilar Rojo al Congreso-. Con esta base será el “soberano voto ciudadano”, evidencia, el que decida quién gobierna Galicia hasta 2020.

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