Si en anteriores movilizaciones educativas, el objetivo de los convocantes era simplemente “rodear” el edificio administrativo de San Caetano, la sede de la Xunta de Galicia, en el arranque de la huelga de 48 horas han buscado ir más allá. Este martes, una nutrida representación de docentes llegados de todos los puntos de la comunidad consiguió viralo –“darle le vuelta”–, en forma de una corriente circular, como los indios que cercaban al séptimo de caballería, una forma de simbolizar la necesidad de dar un giro a las políticas de la Consellería de Educación.
“Le dimos la vuelta a la consellería porque lo que se pretende es que ella le dé la vuelta a sus políticas y se ponga del lado del profesorado, invierta más en lo público y no en las empresas privadas, aumente el número de docentes y no la burocracia, reduzca el horario y las ratios y no recorte nuestra libertad de cátedra como pretende”, aseguró Laura Arroxo, la secretaria nacional de CIG-Ensino, la central mayoritaria en el sector en Galicia.
A las puertas del Samaín –la variante gallega de Halloween–, las calabazas también estuvieron presentes en la marcha. Como símbolo tradicional de los suspensos, muchos de los asistentes las depositaron frente al edificio. En un lugar preferente de la marcha se podía ver a dos manifestantes, caracterizados con sendas calabazas en sus cabezas, con los nombres del presidente de la Xunta y el conselleiro de Educación, Alfonso Rueda y Román Rodríguez. “Se lo merecen porque no saben sumar: creen que medio docente y medio docente suman dos”, ironizó Arroxo en referencia al “récord” de profesores que invoca Rodríguez al tiempo que se disparan las medias jornadas.
“En el proyecto de presupuestos para el próximo curso se mantiene un año más el número de profesorado, la misma cifra –30.424– que en los últimos cinco años y las partidas para educación suben muy por debajo de la media del resto de Consellerías”, concluyó en respuesta al anuncio, 24 horas antes de la huelga, de la convocatoria de 1.500 plazas en 2026, una cifra que, para la CIG, se limita a cubrir la tasa de reposición.
La marcha Viramos San Caetano –que, según los convocantes, tuvo que modificar el recorrido previsto debido a la alta afluencia de manifestantes, incluso bajo la lluiva– fue el eje central de la primera jornada de paro, convocado por las centrales CIG y STEG y secundada por la CUT, con el respaldo de un centenar de equipos directivos de centros públicos. La Xunta ha reducido el seguimiento al 13,6%, pero la CIG se ha negado a “entrar en el debate de números” y ha definido la movilización como “un éxito”.
“Tenemos claro que la huelga está siendo un éxito, está teniendo un éxito de participación en las movilizaciones, también en las protestas que en los propios centros educativos se están haciendo con pancartas o con profesorado manifestándose en redes. Para nosotros, esos son los números y el triunfo de la jornada de hoy”, aseguró a Europa Press Arroxo, que acusó además a Educación de repetir las cifras de seguimiento del 25 de septiembre, cuando se celebró la primera jornada de huelga de este curso.
Por su parte, el conselleiro Román Rodríguez ha mantenido la línea argumental abierta la semana pasada por la número dos del PP gallego, Paula Prado, y ha vinculado la huelga a una “estrategia política” del nacionalismo. “Se está dando cumplimiento por parte de las organizaciones del entorno del BNG a un mandato, en este caso, de la UPG, que pone encima de la mesa como estrategia política algo que no compartimos, que es el conflicto”. Prado había ido más allá y había acusado al Bloque de importar a Galicia la kale borroka.
Tras la movilización de la mañana, más de un centenar de delegados sindicales continuaron por la tarde encerrándose en siete centros en otras tantas localidades. El miércoles, las protestas llegarán a las delegaciones territoriales de Educación en cada una de las cuatro provincias. En los casos de A Coruña y Pontevedra, las marchas saldrán desde el colegio Alborada y el instituto Valle Inclán donde los representantes laborales pasarán la noche.
Las principales reivindicaciones que impulsaron esta huelga de 48 –que no se convocaba en Galicia desde hace cuatro décadas– pasan por la bajada de ratios en el inicio de todas las etapas educativas a partir del próximo curso; la recuperación del horario lectivo previo a los recortes derivados de la crisis –Galicia es la única comunidad del Estado que permanece con 20 horas en secundaria–; medidas concretas que permitan una correcta atención a la diversidad; un plan real de eliminación de la burocracia o la recuperación del poder adquisitivo perdido por el colectivo y que supera el 20% en los últimos 15 años.