Arrestos y registros en Hebrón

Esto es el infierno. Quería hoy escribir sobre la parte hermosa de Palestina porque también me parece importante trasladarla, pero ahora me invade una angustia tan intensa que me cuesta pensar en nada bello. Estoy en Hebrón, finalmente he llegado hoy porque ayer hacía falta gente en Bilín.

Ayer se celebraba una boda en Bilín. Hacia las 9 de la noche un jeep del ejercito entró en Bilín y lanzó dos bombas de sonido cerca de la boda. A las tres de la madrugada dos jeeps volvieron a entrar en el pueblo y lanzaron tres bombas sonoras. Creemos que trataban de ver cuantos internacionales estábamos para hacer una incursión y continuar con las detenciones. Finalmente ayer no se produjeron detenciones. No sé si desde el otro lado nos podemos imaginar lo que supone vivir en este continuo sobresalto. Lo que supone para un niño despertarse de madrugada por el estruendo de una bomba.

Esta mañana he salido para Hebrón. Durante el trayecto, el desolador paisaje de muros y colonias como borrones de tinta en el lienzo de la hermosa Palestina. Y cómo no, los checkpoints. Nos han retenido durante casi una hora y algunos palestinos han tenido que ir a la garita para la comprobación de sus identificaciones. Los palestinos nunca pueden prever cuándo van a llegar, cuánto les va a costar trasladarse de un lugar a otro, cuánto tiempo van a estar esperando o si serán detenidos en el checkpoint. Esto es una pesadilla cotidiana.

Cuando hemos retomado el viaje, me he dado cuenta de que faltaba una persona. Me han dicho que le han retenido. En la sede del Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM) me han dado el teléfono de una organización que trabaja en los checkpoints, pero no tengo muy claro que tipo de organización es. Con los datos que les he dado iban a tratar de realizar gestiones.

Parece ser que le han soltado. Quizá tiene que ver con mi estado de ánimo, pero no me ha dado la impresión de que esa información fuera muy real. Tengo que confirmar si son ellas, pero me hablaron de una organización de mujeres israelíes que “trabajan” para que los checkpoints sean mas humanos. Eso sí, no los cuestionan. Como tampoco cuestionan la ocupación.

Las dos personas que estaban en Hebrón se iban hoy a Susya. Estos días parece que Hebrón estaba “tranquilo” así que en principio no había problema en que estuviera sola hoy, con el teléfono del Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM) cerca. En caso de ocurriera algo podía llamar a otra organización. Estaba previsto que llegara mañana la coordinadora de Hebrón y como en principio iba a ver a una compañera que trabaja aquí, me han dicho que me lo tomara hoy con calma y si había alguna urgencia, que les llamara.

Pero al final me ha llamado una persona de contacto palestina. Estaba en el checkpoint de Tel rumeida y habían detenido a un chico esposándole, tirándole al suelo y tratándole de forma violenta. Yo estaba a un paso.

También dentro de la ciudad de Hebrón hay checkpoints. Es el rizar el rizo de la ocupación. En esta región hay 105 puestos de control militares fijos más los que pueden establecer ocasionalmente a su antojo. Said (nombre inventado) estaba grabando lo ocurrido, preguntando por el chico, pidiendo explicaciones de por qué lo habían metido dentro de la garita, llamándoles cobardes. Acompañando a los soldados estaban los colonos. Uno de ellos nos grababa a la altura de la boca y no podíamos hablar libremente. Comencé a hacerle fotos a él también. Se reía de nosotros.

Había niños y niñas palestinas presenciando la escena. Ningún niño debería crecer en este entorno de humillación y opresión permanente, pero a los colonos no les importan los niños palestinos. Creo que no son capaces de verlos como lo que son, seres humanos; y a mi esta situación me revuelve el cuerpo y el alma. Como todos los colonos, éste no había salido de su casa sin su fusil para amedrentar a los palestinos que viven en su tierra. Estos tipos están aquí ilegalmente y se permiten toda clase de abusos sin que nadie les pare y contando con la defensa del ejército israelí.

El colono seguía grabando y yo le seguía haciendo fotos, entonces el soldado me pidió el pasaporte y no se lo dí. Acudí a la policía y Said me recomendó que se lo enseñara. Pregunté al policía por qué le tenía que mostrar mi pasaporte, pero sólo hablaba hebreo y le pidió al soldado que tradujera. Necesitaban identificarme. Lo enseñé mientras el colono seguía grabando y el chico seguía dentro de la garita. El policía se dirigió a Said y creo que le dijo que no podía grabar. Said se enfadó y me imagino que preguntaba porqué el colono sí podía seguir grabando. Finalmente, metieron a Said en el furgón policial.

Llamé a la gente del Movimiento de Solidaridad Internacional (ISM). Dijeron que me fuera de allí, que no podía estar sola, que ellos se encargaban de contactar a un abogado y también tratarían de ocuparse del chico retenido. Me quedé sin saldo y he tenido que pasar el checkpoint.

Ahora no puedo volver por ese sitio porque probablemente me seguirían o me buscarían problemas. Tengo que esperar a una persona que han mandado a Hebrón y alguien de otra organización vendrá a mostrarnos un camino que nos permita ir al piso donde me alojo evitando los checkpoints.

Estoy entera, pero es cierto que hoy me siento al límite y me siento sola. Supongo que es también la falta de sueño que me hace más débil y, sobre todo, que he pasado este mal rato sola, sintiéndome impotente como casi siempre. No sé nada del chico ni de Said.

Es pronto. Me ha dicho una compañera que trabaja habitualmente aquí que tenemos que contener esta rabia porque si no aquí no se puede aguantar. Pero mi rabia no se va y tengo un nudo en la garganta y si no estuviera rodeada de gente lloraría durante horas. Sólo después de escribir me siento un poco mejor.

Ahora vendrá otra persona del ISM y mañana estará aquí la coordinadora de Hebrón. Si no hay novedad el martes iré a Susya. Me alegra mucho volver al pueblo donde estuve el año pasado y reencontrarme con las familias.

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