El barrio con identidad rural que guarda un tesoro bajo su escuela

Rioja2

27 de junio de 2025 14:14 h

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Al otro lado del río Iregua y marcada por la tradición hortelana, se despliega un barrio con una importante identidad rural y un rico patrimonio histórico, que el vecindario más joven está poniendo en valor desde la escuela. Es el bario de Varea, donde viven 1807 personas, con un amplio porcentaje de personas mayores, pero también con familias jóvenes que han llegado en los últimos años y otras más que buscan vivienda en Varea queriendo establecerse en este barrio.

El aumento de la vivienda es una de las principales reclamaciones. Actualmente, son 903 las viviendas disponibles y aumentar esa cifra es una de las políticas con las que ya trabaja el Ayuntamiento de Logroño. En este sentido, se ha abierto el PERI de Carrocerías Ugarte que contempla más de 70 viviendas protegidas y en torno a 120 viviendas libres, en cuatro fases. Ya está en manos de la promotora Samaniego, que podrá comenzar las obras cuando lo decida. “Hay muchas familias jóvenes que quieren venir aquí, pero no tienen oportunidad”, apunta la directora del CEIP Varia, Belén Sánchez-Moncayo, que tras años con una matrícula baja ha visto aumentar el número de niños en este centro en los últimos tres años.

Este colegio está muy unido al barrio y es parte esencial del mismo. Son muchas las actividades que realizan abiertas al vecindario y también muchas en las que el alumnado sale y hace de las calles y del entorno sus aulas, como con las lecturas teatralizadas mensuales. De hecho, el CEIP Varia está impulsando un proyecto de conservación y difusión de las ruinas romanas, que se conservan bajo el propio centro y que todavía son desconocidas para muchas personas. Durante la visita, profesores y alumnado ultiman con ilusión los preparativos para un teatro romano en el que representan sobre las ruinas escenas cotidianas de la Antigua Roma y también organizan visitas guiadas abiertas al público en las que los propios escolares explican este Patrimonio. En esta puesta en valor por los valores del barrio, en Varea el huerto escolar es muy importante en y cuando recogen los alimentos se los llevan a casa y envían la receta que han elaborado con él “para fomentar la colaboración familiar y la vida saludable”, apunta la directora.

Belén Sánchez-Moncayo se emociona al hablar de su alumnado: “El trato es muy familiar y muy cercano. Es un colegio muy pequeño, con 120 alumnos y 22 maestros, la gran mayoría definitivos. Conocemos a todos nuestros alumnos, a sus familias y saben que tienen la libertad de entrar al colegio a proponernos cosas y al revés”.

Coinciden en este carácter cercano y familiar que identifica al barrio en el consultorio médico y en la farmacia. De la misma forma que se observaba en el colegio, en los últimos años ha subido el cupo de pacientes en Varea hasta unos 1.600 (sin incluir menores de 14 años que acuden al pediatra en el Joaquín Elizalde). “Lo veo como un pueblo, conozco otros barrios periféricos y es distinto, aquí son como una familia”, dice la enfermera desde hace siete años, Guadalupe Montes. Sobre el trato sanitario destaca el valor de los consultorios: “Es muy cómodo para ellos porque los tienes en la puerta, somos accesibles. En el parque te paras o te paran, muchas veces te hacen la consulta en la calle”. La farmacéutica Emma Zurbano coincide: “Profesionalmente, es más amable ejercer aquí que en una zona de paso, donde no intimas con la gente ni conoces sus patologías. Aquí eres más que un sanitario”.

Hasta allí acude Isaac Castillo, que nació en el barrio y lo ha visto evolucionar “desde que no estaban asfaltadas las calles”. Destaca a Varea como “un barrio muy acogedor” y con servicios, como el campo de fútbol al que acuden 200 jóvenes a diario para entrenar o las piscinas. Además, conoce bien a sus vecinos y vecinas, pues desde hace años es el abastecedor de un punto neurálgico: el Hogar de la 3ª Edad. Manuel Heras acude allí casi a diario, donde juegan a las cartas, a juegos de cartas, hacen manualidades o simplemente charlan. Este vecino desde hace 43 años está orgulloso de su barrio y enumera uno a uno y de memoria todos los servicios y asociaciones que hay, además de hacer de anfitrión en la visita. Aprovecha para recordarle al concejal Jesús López la demanda de un nuevo centro cívico, que el Ayuntamiento de Logroño confirma que impulsará y se calcula que puedan estar en marcha en tres años, aproximadamente. Entre las comodidades del barrio, no se olvida de una importante, la conexión con Logroño: “Tenemos la línea 2 del autobús urbano cada 10 minutos y la 10 cada cuarto de hora”.

Entre las próximas actuaciones previstas en el barrio, el concejal delegado del barrio destaca la construcción de las aceras desde Canicalejo hasta el campo de fútbol, “una demanda desde hace muchos años y que se va a ejecutar ya este año”. También está prevista una mejora del frontón de Varea, un refuerzo de la limpieza en todos los barrios periféricos y la mejora de los juegos infantiles.

Otro de los puntos más reconocibles del barrio de Varea es su iglesia, “una de las joyas de la ciudad de Logroño construida sobre un templo románico y este a su vez sobre uno pagano del los romanos”, explica el párroco Jesús María Ortega. Según explica, “Varea es una comunidad rural y se nota en estos detalles de la religiosidad popular”, de hecho, además de las de Semana Santa, en el barrio hay otras diez procesiones, entre las que destacan la fiesta del Pilar “con sus ranchos y paellas por cuadrillas”, San Cosme y San Damián, los patrones y San Isidro, por el carácter agrícola del barrio. Esa identidad rural también se aprecia en la reacción con el párroco: “Los consejos se da más fuera del templo, hay que estar en la plaza, en el bar, en el parque”, dice Ortega, cura de Varea desde hace tres años pero vecino desde antes.

La idiosincrasia de cercanía de Varea se nota mucho en el comercio. En el barrio se mantienen las tiendas de las de toda la vida, de las de conocer los gustos del cliente y poder dejar a deber si no tienen cambios. Los carniceros Axel Ciama han abierto su negocio en 2021 pero ya aseguran: “No somos de aquí pero como si lo fuéramos, nos sentimos muy acogidos por el barrio”. Cuando cerró el anterior dueño, vieron una oportunidad de negocio y de ofrecer un servicio para quienes no pueden acudir al centro de la ciudad: “Además de que la gente mayor quiere un comercio de cercanía, nosotros somos jóvenes y tratamos de fomentar a la gente joven que compre en el comercio local de todo tipo”.

El panadero Miguel Ángel Merino ofrece el pan y repostería desde hace 36 años en Varea y desde hace 20 también vive en el barrio. “Aquí la vida ha sido tranquila, como en un pueblo, aunque con los años todo cambia, aunque el trato con el vecindario es muy bueno, los conozco de toda la vida”. En el lado opuesto, está David Moreno, que acaba de llegar. Desde febrero regenta la tienda de ultramarinos El Extremeño: “Mi pareja es de Varea de toda la vida y, como mi tienda de Cáceres no estaba funcionando y el propietario de aquí se iba a jubilar, me lancé”. David está contento con el recibimiento: “Cuesta que vayan confiando porque soy nuevo y no me conocen, pero ven que los precios y los productos son los mismos porque he mantenido los proveedores”.

“Yo me siento como en casa, es un barrio tranquilo y que se vive bien”, dice David Moreno unos meses después de iniciar su vida en este barrio. Los vecinos y vecinas están orgullosos de ser como un pueblo dentro de la ciudad de Logroño, de sus fértiles tierras que ofrecen verduras y hortalizas a los comercios de Logroño y de fuera y de su patrimonio histórico. Varea es un barrio familiar, de los que todos se conocen, pero que espera con ganas a nuevos vecinos.