Los burros sobrevuelan Bérgamo
Hace casi seis años, los aficionados del Verona (un histórico del Calcio, campeón del scudetto en la 84-85) reducían a un imposible zoológico las posibilidades de ascenso del modesto Chievo, un barrio vecino a la ciudad de Romeo y Julieta: “Habrá derbi en serie A cuando los burros sobrevuelen Verona”. Hoy, siete temporadas después de esa antológica demostración aérea (futbolísticamente igual de trascendente que la de los hermanos Wright, pioneros de la aviación moderna), la Italia calcística se prepara para un nuevo milagro: el Albinoleffe, modesta escuadra de la región lombarda, domina la Serie B, la antesala de la que otrora mejor liga del mundo.
Tras la disputa de 29 jornadas y a falta de trece para la conclusión del campeonato, el Albinoleffe se ha situado después de su victoria por la mínima ante el Messina al frente de la clasificación con 61 puntos, uno más que el Bologna y dos más que el Chievo. Esta historia de éxito nació hace casi diez años tras la fusión del Albinese y del Leffe, dos modestos del fútbol lombardo que decidieron aunar sus esfuerzos para competir, con dignidad, en la C2, la cuarta categoría del fútbol transalpino.
Fue un matrimonio complicado, con dos cónyuges de diferente extracción social: mientras que el Albinese representaba los intereses fabriles de una localidad industrial del Norte de Italia de 16.354 habitantes, el Leffe se aferraba a la genética montañesa de sus cinco mil paisanos. La comunidad de intereses se reducía a reclamar una platea futbolística de excepción para el Valle del Seriana, al igual que hiciera el Alzano Virescit quince años después.
En estas diez temporadas, el equipo ha pasado de competir en campos de provincia a acariciar la cima del calcio. En su primera temporada de existencia, arrivaron a la C1; cuatro campañas después llegaban a la Serie B. En el interín, la sociedad ha debido cambiar la tranquilidad paisana del Valle de Seriana (hasta el ascenso, y pese a las reticencias de los aficionados del Albinese, disputaban sus partidos en el Martinelli de Leffe, con capacidad para 2.800 espectadores) para con el salto de madurez que representa la segunda división del fútbol italiano, trasladarse al Estadio Azzurri de Bérgamo (27.000 espectadores, tan grande que todo el valle), hogar del Atalanta, referente futbolístico máximo de la provincia.
Es posible que nunca el Albinoleffe llene el Azzurri o que, en estos tres meses que restan de competición, acabe sucumbiendo ante el mayor peso futbolístico de sociedades como Bologna, Chievo o Lecce pero a los celestes les quedará el consuelo de aquel 9 de marzo de 2008 en el que un pueblo volvió a soñar con el calcio de la ciudad y de que los burros, cada cinco años, remontan el vuelo.
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