“No quería que mi hija pensara que el maltrato era algo normal en una convivencia”
“Al principio tenía la sensación de que era la vida que me había tocado vivir y que tenía que aprender a vivir con ello”. Su nombre es Virginia aunque eso es lo de menos. Virginia es una joven logroñesa para la que el Muay Thai ha sido determinante. Sufría malos tratos. Y como ella reconoce, “tenía la sensación de que era la vida que me había tocado vivir”. Fue la muerte de un familiar cercano la que le hizo replantearse lo que hasta ahora le parecía normal. “El fallecimiento de un familiar cercano de una enfermedad me hizo darme cuenta de muchas cosas”. Lo primero, “que ésta no era la vida que quería para mi hija, no quería que llegara a pensar que el maltrato era algo normal en una convivencia”.
En esos momentos Virginia dijo basta ya al maltrato. Un duro y largo camino en el que ha tenido muchos apoyos, su familia entre ellos. La vida continuó y en ese camino “conocí a mi actual pareja”. “Él hace que todo sea más fácil, me aporta seguridad”. De hecho, la vida de Virginia ha dado un giro de 180 grados, “veo un trato y, con el tiempo una vida, totalmente distinta a lo que antaño conocí. Ahora veo felicidad, respeto, igualdad...”. Unos malos tratos a los que, afortunadamente logró poner punto y final. “Ya tengo sentencia firme y una orden de alejamiento”.
“El Muay Thai me ha aportado seguridad y confianza en mi misma”
Y en ese recomponer su vida, el Muay Thai entró para quedarse. “Vivía cerca del centro comercial, había un centro de artes marciales en el que impartían Muay Thai y decidí informarme, vi que era muy efectivo en combate directo”. Se animó a probarlo “por mi propia seguridad”, confiesa. Desde entonces, reconoce que esta disciplina se ha aportado seguridad y confianza en sí misma. Una disciplina que también le ha permitido conocer a gente importante para su vida. “Además gracias al Muay Thai he podido participar en campeonatos nacionales a lo que he acudido como árbitro y he podido conocer muchísimos lugares de España”.
Hoy en día, su vida es afortunadamente normal. “Trabajo dentro y fuera de casa, estoy con mis niñas y entreno”. Porque es en estos entrenos de Muay Thai en los que “puedo evadirme un poco de mi rutina, tengo ganas de hacer cosas, soy feliz”.
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