Empiezo a escribir desde la indignación. Pedro Sánchez y, en su nombre el grupo socialista en el Congreso han acordado con el PP, Junts, Vox y el PNV, endurecer las penas a la multirreincidencia en los delitos menores por hurto, cómo es el caso de los teléfonos móviles. Van a reformar el Código Penal para que los autores del delito sean juzgados con más severidad y mayor rapidez. Nuestros representantes no se muestran interesados por juzgar los grandes delitos cometidos por políticos, empresarios y banqueros de este país.
El juicio contra el ex-molto honorable, Jordi Pujol y toda su descendencia ha tardado más de diez años. El Clan de los Pujol no ha hurtado teléfonos móviles, ha escaqueado a la hacienda pública millones de euros. El exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, presuntamente se benefició de su altísimo cargo para enriquecerse a través del despacho «Equipo económico» que él mismo fundó. Su «modus operandi» era cobrar comisiones a empresas, a cambio de la modificación o elaboración de leyes que beneficiaran a las mismas. Aquí la justicia ha actuado con tanta calma que es posible que la Audiencia de Barcelona archive el caso. No lo tenga en cuenta, porque han pasado siete años y podrán alegar que el posible delito ha prescrito.
En esta rápida reforma del Código Penal no figura el endurecimiento de las penas para los multirreincidentes de violencia contra las mujeres, para los asesinos que han acabado con sus vidas y/o con las de sus hijos. En estos casos se cuentan el número de cadáveres, como si fueran «cabezas de ganado». Dice el Ministerio de Igualdad que en lo que va de año 42 asesinos han matado a otras tantas mujeres. En realidad, el Ministerio dice 42 mujeres asesinadas, pero yo le he dado la vuelta a la frase. Para cuando se publique esta columna serán más y para cuando termine diciembre, más todavía. Me temo que juicios no ha habido ninguno, aunque los 42 estén en prisión preventiva.
Tan preocupados por la seguridad y de la de las mujeres, ¿qué?. ¡Ay! Mil perdones que Vox no cree en la violencia machista y cuando las matan es porque “algo habrán hecho”.
Lo de ese señor, Paco Salazar, que ha sido diputado en el Congreso, además de asesor de Pedro Sánchez en la Moncloa y miembro de la Ejecutiva Federal Socialista y que se ha dedicado a extorsionar sexualmente a mujeres de su partid… De verdad, señor Sánchez hágaselo mirar. Lo suyo no es ni medio normal. El tal Salazar es un pervertido de baja estofa. ¿De qué le asesoraba, Señor Sánchez?
Por mi parte, animo a las mujeres que se sientan coaccionadas sexualmente por esos personajes que no saben controlar sus deseos sexuales que estén donde estén, griten, escupan, arañen,, golpeen con lo que tengan más cerca, insulten, háganseos y no callen. No callen, aunque el ignominioso sea su jefe, su compañero de trabajo, su pareja o un amigo. No teman porque su futuro laboral o personal, vaya a verse perjudicado. La valía profesional y personal se demuestra también plantando cara a esos impotentes.
Y la valía política consiste en más hacer y hablar menos. En el caso de la gestión privada de los hospitales públicos en Madrid, la Ministra de Sanidad, ya ha dicho bastante. Ahora le toca actuar.
El señor Feijóo, por favor que se calle y limpie a fondo su partido. Que haga memoria: la Dana 229 muertos, la crisis de los cribados en Andalucía, cerca de 3.000 mujeres que no han sido informadas a tiempo del resultado de las mamografías que les hicieron. Son pacientes con cáncer y a algunas se les ha practicado una mastectomía que se podría haber evitado. Otras han fallecido. Ay, perdón otra vez, que son mujeres. Bueno, pues que Alberto Feijóo, mire hacia Almería y ponga orden en la Diputación de aquella provincia que andamos otra vez con la corrupción a cuestas. Corrupción con mascarillas de por medio, como Ábalos y Koldo. La gente muriendo. Las mascarillas agotadas o a precio de oro y los sinvergüenzas enriqueciéndose.
Escribo desde la indignación y felicito a la Constitución que acaba de cumplir cuarenta y siete años. ¡Es tan utópica!