Hace casi un año, el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, presentaba lo que prometía ser la apuesta más decidida de esta comunidad por el emprendimiento de base tecnológica y el apoyo a la economía digital. Anunció que se llamaría TechRioja, que sería una palanca impulsora de los diferentes sectores económicos de la región y que se ubicaría en Albelda de Iregua.
Venía a ser en realidad una reconversión del proyecto que el anterior Gobierno de Concha Andreu había proyectado en el polígono Las Cañas de Logroño; un Parque científico tecnológico que contaría con una inversión de más de 15 millones de euros de los que 11,6 procedían de Europa.
Resulta evidente que La Rioja necesita dar pasos firmes con la creación de un distrito tecnológico propio pero lo que no está tan claro es si el macroproyecto de Capellán en la colonia de Albelda es la opción acertada. De hecho, el magazine de economía y emprendimiento The Officer ha realizado un intenso sondeo entre el sector, tanto en el ámbito nacional como en el local, evidenciando las divergencias que existen en torno a este proyecto entre la administración y el sector tecnológico.
La localización de este centro de emprendimiento enfocado en inteligencia artificial y tecnologías del lenguaje plantea serias dudas a los expertos consultados. Consideran que el hecho de ubicar este distrito en Albelda, fuera de Logroño, limita las conexiones con otros focos de interés. “El transporte público limitado y la escasa densidad de servicios convierten el desplazamiento diario en un freno para los profesionales tecnológicos, acostumbrados a entornos urbanos mejor conectados”, señalan.
Añaden además que los profesionales del sector tecnológicos apuestan por el Casco Antiguo de Logroño como el lugar propicio para crear un distrito riojano de la tecnología. Creen que una oferta “pobre de servicios” unida a la desconexión urbana podría ser un riesgo si no logra atraer empresas que no requieran proximidad con otros centros de referencia nacionales y redes logísticas.
Por todo ello lamante buena parte del sector tecnológico de La Rioja que esta propuesta generará desigualdad con otros competidores directos que avanzan hacia ecosistemas consolidados “mientras La Rioja sigue intentando encontrar su modelo”.