Un riojano conquista el Himalaya
Había hecho cumbre en montañas tan conocidas como el Aconcagua o el Kilimanjaro, pero si hay un lugar del mundo para los amantes de la escalada es la cordillera del Himalaya y a Juan Carlos García todavía le faltaba esa experiencia.
Este riojano emprendió el viaje a Asia en octubre, al terminar la temporada de vendimia y después de una intensa preparación de la expedición desde España. “Tenemos que estudiar al milímetro nuestras posibilidades según nuestras condiciones físicas”, explica Juan Carlos, que viajó con dos amigos de Ciudad Real y de Madrid, respectivamente. “Antes hacíamos más paredes verticales, pero con la edad...en este viaje no hemos hecho escalada, todo ha sido alpinismo”, explica.
Este grupo de tres aficionados al deporte y a la montaña, pero con ocupaciones diferentes en su día a día, llegaron a la cordillera del Himalaya con el objetivo de tener una primera toma de contacto con ella. Habían planeado moverse en zonas y cumbres de entre 6.000 y 6.500 metros y así llegaron a hacer cumbre en el Islam Peak, el Kala Patthar y el Gokyo Ri.
El campo base del Everest se llena de basura
Allí, en esa inmensa cordillera en la que se instaló esta expedición está el techo del mundo y ellos habían marcado el Everest como uno de los puntos claves de su viaje. “Uno de nuestros objetivos era llegar hasta el campo base para recoger y bajar basura de allí”, explica Juan Carlos. El pico más alto del planeta está masificado. En 2018 más de 140.000 personas visitaron este campo base y sus cercanías, lo que generó una enorme cantidad de residuos.
La recogida de basura supone a estas altitudes un esfuerzo enorme dada la falta de oxígeno. Por eso, existen empresas que se encargan de organizar grupos de recogida de residuos. De esta manera, estos españoles iban a poder colaborar y poner su granito de arena en mantener limpia la montaña más alta del mundo, lo que les iba a permitir a su vez estar en el campo base, lo cual supone un esfuerzo económico importante.
Pero la montaña es soberana. Los planificación durante horas es importante, pero la última decisión la tiene siempre el monte y la meteorología. Cuando llegaron al campo base aquello estaba desierto. Lejos de las últimas imágenes en las que veíamos el acceso a la cumbre lleno, este grupo de españoles no vieron ni una tienda de campaña, aunque sí estuvieron con el conocido montañero Kilian Jornet.
El riojano Juan Carlos García explica que “en estos momentos no se puede subir a la cumbre por el acceso más común y más fácil porque una parte se ha derrumbado y hay un serac de grandes dimensiones a punto de desprenderse”. “Como no suben los sherpas, no hay nadie allí”, cuenta, “la mayoría de expediciones se habían retirado por este problema”.
La meteorología decide
Un accidente que terminó con la muerte de tres españoles, les impidió hacer cumbre en el Ama Dablan, el pico objetivo de la expedición de este riojano, que tiene 6.812 metros y está en el Himalaya nepalí. “Así de dura es la montaña”, dice con resignación el riojano.
La meteorología también cambió en algunos momentos sus planes, “por mucho que planees, la meteo es la que te dice que hacer”. Después de estar mucho tiempo moviéndose por los 5.000 metros, “llegó un momento en el que los mismos pasos de montaña se hacían muy incómodos e intransitables”. A pesar de todas las inclemencias, la experiencia ha sido muy buena y gratificante para el riojano y su cuerpo ha respondido bien al Himalaya: “no soy una persona que aclimata demasiado bien, sin embargo allí es más sencillo, subir a 4.000-5.000 metros era fácil”.
Además, afortunadamente ninguno de los tres tuvo problemas de salud. “Lo normal allí es tener, sobre todo diarreas, vómitos, que bajan mucho tu forma física. Nosotros potabilizábamos todo el agua o la comprábamos embotellada y tuvimos suerte”, asegura.
La cultura nepalí
En estos 20 días de viaje, también pudieron hacer “un turismo muy bueno” y conocer “una cultura muy diferente” a la de aquí. Juan Carlos cuenta que nunca sintieron peligro mi vieron violencia en las calles, “conviven cuatro religiones -cristianismo, hinduísmo, islam y budismo- y se respetan, aquí hay más problema en ese sentido. ”Evidentemente se ve pobreza, pero la gente es feliz“, considera. ”Lo que sí hay es mucho desorden en las ciudades“, recuerda este montañero riojano. Además, señala que ”aquí en Europa estamos cada vez más concienciados con el cambio climático, allí todavía están muy lejos“.
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