19 olivos bicentenarios trasplantados para crear el nuevo jardín iberoamericano del parque Juan Carlos I

Este viernes se ha inaugurado en el Parque Juan Carlos I (distrito de Barajas) un nuevo jardín de olivos, a medio camino entre la obra escultórica y el diseño paisajístico: el jardín Iberoamericano. El nuevo espacio consta de 19 olivos bicentenarios (el número de países de pleno derecho de la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno) plantados sobre pedestales (maceteros) con forma de pirámide escalonada y pintados de colores vibrantes. A los olivos “apeados” hay que sumar un olivo de tres pies exento que representa a los países de la península ibérica: Andorra, España y Portugal. 

La explicación sobre la paleta de colores que ha dado el Ayuntamiento es la siguiente:

“Rojo color del fuego, el núcleo del planeta Tierra; naranja es la sociedad y la cultura, la preservación y procreación de la especie humana; amarillo es la energía y la fuerza, expresión de los principios morales; verde es la economía y la producción agrícola, riquezas naturales de la superficie y el subsuelo, la flora y fauna; rosa es la política, la expresión del poder de una sociedad armónica; azul es el espacio cósmico, el infinito, la expresión de los sistemas estelares y los fenómenos naturales”.

La aparición de los olivos trasplantados en los grandes maceteros tras una valla del parque, primero en su color hormigón original y finalmente con los colores finales– ha causado revuelo en redes sociales durante las últimas semanas. Poco o nada se sabía de la naturaleza de una intervención cuyos autores tampoco han trascendido con motivo de la inauguración.

El nuevo jardín ocupa un espacio donde hace unos años se plantaron una serie de cerezos japoneses que no llegaron a adaptarse a la tierra barajeña. Situado en el lateral del parque que da a la Avenida de Logroño, parece pensado para ser visto desde lo alto de la colina contigua conocida como mirador de los cipreses, desde la que se divisan también el resto de olivos del parque (incluyendo los que quedan dentro del parque de golf si se mira en dirección contraria).

La intervención ha recibido críticas en redes de naturaleza estética y por mover los árboles. A estas se adhiere también Daniel Sánchez García, vocal de Más Madrid en el distrito, que recuerda que “el olivar está protegido y tanto un trasplante innecesario como una poda extrema pone en riesgo los olivos”.

El parque Juan Carlos I se asienta sobre los terrenos del Olivar de la Hinojosa, que hunde sus raíces en el siglo XVIII (y que ha sido conocido por muchos vecinos como “los olivos” durante mucho tiempo). El nombre lo hereda de Nicolás de la Hinojosa, Tesorero General de Felipe V, que fue quien lo conformó para el cultivo de viñedos y olivos a partir de compras y permutas de terrenos.

Después de años de abandono, el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1985 puso el espacio en valor y se planteó lo que será el actual parque (que en un primer momento iba a llamarse como el olivar). En la página de la asociación Barajas BIC puede encontrarse información detallada acerca de los distintos avatares históricos de las tierras hasta llegar a la actualidad.

En la actualidad, los 2800 olivos del olivar lo convierten en el más importante de Madrid. Los restos del viejo olivar conviven con el el resto de especies naturales y espacios del parque, que fue inaugurado en 1992 con motivo de la Capitalidad Europea de la Cultura y se caracteriza, entre otras cosas, por su diseño arquitectural, con una ruta de esculturas al aire libre que se integran en el entorno natural.