Afinando el futuro de 70 menores de Lavapiés y Cañada Real en riesgo de exclusión social

Antonio Pérez

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Desde hace 6 años, en Lavapiés suena la música transformadora de DaLaNota, un programa músico-social gratuito del que se benefician más de 70 niños, niñas y adolescentes en riesgo de exclusión y que en 2020 comenzó a trabajar también con menores de la Cañada Real, en colaboración con la Fundación Voces. 

Estos días sus dos orquestas se afanan en los ensayos preparatorios para la actuación conjunta que tienen programada este jueves en un escenario importante como es el del Circo Price. Son las 16:30 de la tarde y del número 26 de la calle Provisiones salen sonidos que prometen una velada inolvidable bajo el título de ‘Orquestando en Común’. 

Detrás de DaLaNota, o al frente de la iniciativa, según se mire, se encuentra un equipo de educadores comprometidos con una idea que se mira en las orquestas infantiles y juveniles que llevan décadas presentes en barriadas humildes de distintos países de Latinoamérica y que pretende, a través del arte, dar a sus pequeños alumnos las herramientas necesarias para empoderarse y ser capaces de realizar cambios en sus vidas, en su entorno más próximo y en la sociedad en general. 

Fernando Leria, uno de los profesores de instrumento, es quien arranca el ensayo del lunes, en el que lo primero es conseguir, con paciencia y buen humor, un silencio casi absoluto, después de que cada quien haya afinado su correspondiente instrumento. Por restricciones COVID el ensayo se realiza con la orquesta dividida. La alumna más pequeña tiene seis años y medio; los mayores, 17. Algunos llevan sólo unos meses con su instrumento; otros, unos pocos años. En cualquier caso, son parte de un mismo todo formado por alumnos de 17 nacionalidades distintas, “ejemplo de convivencia y multiculturalidad”.

En DaLaNota se dan clases de lunes a jueves pero no sólo de música. Tal y como hemos apuntado, el programa tiene un componente social esencial y también pone a disposición de sus alumnos un gabinete psicológico y profesionales de apoyo escolar. El objetivo es ofrecer una educación integral, siendo la música el elemento clave de intervención y transformación. 

A medio-largo plazo, DaLaNota quiere continuar abriendo sedes en otras zonas de Madrid. Sueñan con tener al menos seis, en lugares como Aluche, Carabanchel… El dinero del que dispongan para ello será el que marque la velocidad con la que pueda avanzar un proyecto que, actualmente, ya tiene bastante con lograr mantenerse. 

En otros países este tipo de programas forman parte del sistema nacional de Educación y, como tales, su mantenimiento corre a cargo de las arcas públicas, algo que en España, de momento, es una quimera.

DaLaNota se sostiene con donaciones privadas de particulares, fundaciones y empresas; con una ayuda municipal que lograron por vez primera hace tres años, durante la anterior legislatura, y que el gobierno de Almeida ha mantenido -aún con recortes- a través de la concejalía de Centro, y con lo que recaudan en actuaciones como la de este jueves en el Price. 

Más música, mejores personas

Sara Muñoz, profesora de violín y coordinadora de DaLaNota, afirma que son “un ejemplo de sociedad diminuta en la que el arte se utiliza como vehículo para transformar un montón de cosas”. “Los responsables del programa tenemos asambleas diarias que arrancan haciendo un seguimiento de la situación personal de cada alumno y que sirven a los profesores para saber lo que pasa en sus vidas y en sus casas. Hay mucha confianza entre nosotros, en las distintas patas del programa. Estamos formando personas preparadas para participar en sociedad de manera activa, que construyan una comunidad equilibrada e inclusiva. La música es el elemento clave de intervención y transformación social y cultural”.

En la actuación de este jueves el componente social del proyecto también se subirá al escenario de manera explícita a través de la proyección de una serie de vídeos en los que distintos alumnos hablarán de lo que es para ellos el barrio en el que viven.

Desde 2015 más de 300 alumnos han pasado por DaLaNota. El programa está abierto a cualquier niño pero claramente tienen prioridad aquellos que provienen de entornos familiares y sociales complicados. De hecho, la mayoría de los alumnos llegan derivados de los servicios sociales del distrito, así como de los propios centros escolares de la zona, con cuyos docentes los responsables del programa tienen relación.

“Somos un recurso fuerte de derivación para los servicios sociales del distrito Centro”, asegura Muñoz, quien se acercó por vez primera a DaLaNota como música colaboradora en una actuación y quedó atrapada en la iniciativa. “Me emocionó ver cómo la música clásica formaba parte de su naturaleza diaria, la ilusión y la cercanía con la que se relacionaban con ella; luego, al conocer el perfil de cada alumno, me atrapó su capacidad de resiliencia. Alucino con su actitud, fortaleza y alegría, cuando tienen unas historias tan complicadas”.

Septiembre es el momento de incorporarse al proyecto, siempre que haya plazas. El objetivo no es tener una gran rotación de alumnos, sino que los niños se queden con ellos todo el tiempo posible para que el cambio que experimenten en sus vidas pueda ser realmente significativo. “En la continuidad es donde reside la verdadera fuerza de esta propuesta”.

En DaLaNota creen firmemente que la música ayuda a sus alumnos a ser mejores personas y luchan por seguir adelante, algo que no les resulta fácil y, desde la pandemia, cuando se quedaron sin poder utilizar por las tardes las instalaciones del colegio público Santa María para desarrollar su actividad, aún lo es menos. Al final, lograron encontrar hueco en un local alquilado de la calle Provisiones que, aunque se les queda pequeño, les ha permitido salvar el curso.

Caminan con lo justo, pero caminan, que es lo importante: sus alumnos tienen todos instrumentos gratis gracias a una campaña de donaciones que permanece activa. “Como todo programa social, siempre necesitamos más ayuda y apoyo”, indica Sara Muñoz, quien invita a todo el mundo a apoyar el programa asistiendo al concierto programado en el Price.