La Dehesa de la Villa recuperará sus quioscos-terraza: el Ayuntamiento los alquila por 22.000 € al año

Las mesas de terraza volverán a los tradicionales quioscos-restaurante de la Dehesa de la Villa, que permanecen cerrados desde el año 2018, año en el que se despidió el más longevo de ellos, La Paloma. El Ayuntamiento de Madrid ha sacado a concurso la explotación de las dos instalaciones municipales situadas junto a la calle Francos Rodríguez, al inicio del parque. Adjudicará sus instalaciones durante los próximos 15 años, con posibilidad de renovar otros diez, según los pliegos de la licitación a la que ha tenido acceso Somos Tetuán.

Las empresas adjudicatarias tendrán que encargarse de varias obras para acondicionar los quioscos, que desde hace décadas han acogido las meriendas de los madrileños después de los paseos por esta zona verde de Madrid. También deberán habilitar aseos de uso público que darán servicio a los clientes del local “pero también para el público usuario del parque y viandantes en general”, rezan los detalles de la concesión.

De momento, el Ayuntamiento saca a concurso los quioscos que ocuparon La Paloma y El mirador de Narcea, en los números 81 y 79 de Francos Rodríguez. Para el primero exige un canon mínimo anual de 22.850 euros por la explotación, y para el segundo de 21.450 euros. En ambos se podrán desplegar unas amplísimas terrazas de 615 metros cuadrados, que podrán estar o no cubiertas, según la propuesta presentada.

La Junta de Moncloa-Aravaca, que es la que saca el concurso al encontrarse el parque dentro de sus límites distritales, permitirá la instalación de un pabellón techado y desmontable para albergar cada terraza, aunque su construcción será opcional para el concesionario. Levantarlo tendría muchas ventajas para la explotación, porque con él se permitiría la colocación de estufas para el invierno, y también colocar altavoces y televisiones en su interior. Si finalmente se edifica deberá ser transparente, sus carpinterías estar hechas de madera natural o laminada y no afectar a ningún árbol del parque, además de la obligación de contar con informe favorable de la Comisión Local de Patrimonio Histórico.

El concurso por la licitación lleva más de dos años de retraso, según las fechas inicialmente previstas por el Ayuntamiento durante el anterior mandato y que fueron recogidas en este artículo de El País. El último concesionario de La Paloma, Simón González, anunciaba en él que cerraba para jubilarse: “Ya no hay vuelta atrás. Ahora vamos a vivir la vida que no tuvimos a los 20 años”, decía mientras recordaba su emblemático pincho de tortilla y el conejo del menú.

Contaba Simón que cuando empezó a trabajar en La Paloma permitía a sus clientes sentarse con sus bocadillos en las mesas de terraza, a cambio de que adquirieran la bebida en el quiosco. Eran otros tiempos en los que abundaban este tipo de locales de hostelería en la Dehesa. Sitios como El Barrachina, El Osendi, El Mirador, Los Gabrieles, El Recio o El Suma, que sonarán a los más veteranos del lugar.

Todavía no hay fecha para la apertura de los nuevos quioscos, ni se sabe cuáles serán sus nombres. Primero habrá que aguardar a que se adjudique el concurso y después se efectúen las obras necesarias para su puesta en marcha para, tal vez, empezar a funcionar a lo largo de 2022.