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Carta de un cura a la Fiscalía de Delitos de Murcia

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Las afirmaciones de José Ángel Antelo, vicepresidente de la Región de Murcia y presidente de Vox en esta Comunidad, y Rubén Martínez Alpañez, portavoz en la Asamblea Regional de la misma formación, en contra de las personas migrantes que llegan en patera acusándolas de que vienen a España a delinquir -e incluso algunos a cometer actos terroristas- provocó que cuatro ONGs, PAREM, Convivir sin Racismo, Murcia Acoge y Amigos de Ritsona, presentaran una denuncia por delito de odio contra estas dos personas en la Fiscalía.

Reconozco que entré en muchas contradicciones y dudas porque mi misión no es provocar la condena, sino la conversión y el perdón; las paradojas de la vida. Pero era el camino que tendría más fuerza y más llamaría la atención de la sociedad murciana ante tanta inhumanidad y tanto odio que estamos percibiendo desde hace muchos años, y que está calando en el corazón de mucha gente buena, despertando su odio hacia este colectivo y también a quienes muestran su solidaridad y comprensión.

La Fiscalía de Delitos de Odio acabó archivando ambos casos, primero el de José Ángel Antelo y posteriormente el de Rubén Martínez Alpañez. Ya ha pasado un tiempo y he podido hacer una reflexión serena, que no quiere decir que pueda estar equivocado.

Estoy de acuerdo con la Fiscalía en que estas declaraciones son populistas, discriminatorias y reprochables en el ámbito social, ético y moral. Ya el término de “inmigrante ilegal” es peyorativo y es indigno. La propia Iglesia Católica afirma que un inmigrante no puede ser ilegal o irregular, es una persona; se podría decir que su situación administrativa es irregular por no tener los papeles legalizados, pero, nunca se puede atribuir el calificativo de irregular o ilegal a la persona.

Definirlos como delincuentes, como que son peligrosos y andan sueltos por las calles demuestra un odio profundo. Decir que estas personas tienen un alma malvada y perversa es reconocer la falta de humanidad de quien lo pronuncia. Y repiten el mismo esquema: una persona de este colectivo comete un delito y automáticamente son todos; una persona de este colectivo salva la vida a otra de una manera heroica, incluso, jugándose su propia vida y guardan silencio.

Otra cuestión con la que coincido con esta Fiscalía es que estos dos políticos han expresado la opinión de su partido sobre estas personas, con lo cual la Fiscalía pretende rebajar la importancia y la gravedad de tales declaraciones pero debería ser todo lo contrario. Me explico: creo que la Fiscalía no se ha dado cuenta de que al identificar las declaraciones de estos políticos y el planteamiento de su partido en eta materia, le está atribuyendo también a la formación política el calificativo de populista, discriminatorio y reprochable en el ámbito social, ético y moral. Esto en la lógica filosófica se expresa de esta manera: si Antelo y Alpañez tienen un discurso populista, discriminatorio y reprochable éticamente y este discurso es el de Vox, se deduce claramente que el discurso de Vox es populista, discriminatorio y reprochable. De esta manera, la Fiscalía de Delitos de Odio señala a Vox por discriminar y tener una actitud inmoral sobre estas personas.

Hay dos cuestiones en las que sí discrepo.

La Fiscalía reconoce que es discriminatorio y que sus afirmaciones no están avaladas por la realidad, pero que no se puede considerar como delito de odio porque después de estas declaraciones no se han producido agresiones a este colectivo. Lo que desconoce la Fiscalía es que el odio es un sentimiento que no se produce de un día para otro, sino que va calando en el ser humano y con el paso del tiempo se traduce en comportamientos racistas, xenófobos y un caldo de cultivo para la violencia. Tuvimos una experiencia: el nazismo. Y que de nuevo recorre Europa porque lo han despertado y no hemos sabido pararlo.

Si la Fiscalía preguntara sobre si hay manifestaciones de odio hacia la gente que está trabajando o colaborando en la acogida, la respuesta sería que sí hay actos manifiestos de rechazo, insultos y de amenazas. Hay lugares que han tenido que cerrar como centro de acogida ante las tremendas presiones. No es la primera vez, a modo de ejemplo, que se amenaza con quemar el coche de algún trabajador. Lo vemos en la actitud de la clase política en el rechazo a que personas migrantes estén en lo que fue el Hospital Naval de Cartagena y prefieren que siga cerrado sin ningún uso. ¿Eso no es una muestra de odio? A esto, hay que unir que las citas para solicitar asilo no se están dando, creando un gran malestar y rabia en los que la quieren solicitar ante la impotencia de las entidades sociales que sufren esa rabia.

No se trata de no empatizar o desincentivar la empatía y la solidaridad, se trata de odiar y fomentar el odio, y ya sabemos a lo que conduce ¿o no?

También estoy en profundo desacuerdo cuando se plantea la “inviolabilidad parlamentaria” a la hora de expresar cualquier opinión. No es doble garantía, sino doble responsabilidad, porque tienen todo el eco mediático que después se reproduce tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales. En esa “inviolabilidad parlamentaria” no vale todo, tiene límites porque no es una conversación de bar, sino personas que tienen todo el foco y sus palabras tienen una repercusión multiplicadora.

Seguimos construyendo tristemente un futuro de maldad. No seamos cómplices y construyamos un futuro de bondad y eso también compete a la Fiscalía de Delitos de Odio.

Las afirmaciones de José Ángel Antelo, vicepresidente de la Región de Murcia y presidente de Vox en esta Comunidad, y Rubén Martínez Alpañez, portavoz en la Asamblea Regional de la misma formación, en contra de las personas migrantes que llegan en patera acusándolas de que vienen a España a delinquir -e incluso algunos a cometer actos terroristas- provocó que cuatro ONGs, PAREM, Convivir sin Racismo, Murcia Acoge y Amigos de Ritsona, presentaran una denuncia por delito de odio contra estas dos personas en la Fiscalía.

Reconozco que entré en muchas contradicciones y dudas porque mi misión no es provocar la condena, sino la conversión y el perdón; las paradojas de la vida. Pero era el camino que tendría más fuerza y más llamaría la atención de la sociedad murciana ante tanta inhumanidad y tanto odio que estamos percibiendo desde hace muchos años, y que está calando en el corazón de mucha gente buena, despertando su odio hacia este colectivo y también a quienes muestran su solidaridad y comprensión.