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Conservatorio de danza: en Murcia no importa la cultura

Que lleven madres, padres, profesores y alumnado, años 'mendigando' un centro de Danza en condiciones no es el problema. Ni tampoco que la actual ubicación ofrezca una condiciones paupérrimas para la práctica de un arte.

Que se caiga a trozos, ya empieza a ser preocupante, sobre todo si hubiera la desgracia que hubiera víctimas, entonces no dudo que las administraciones públicas saldrían corriendo, no a buscar soluciones, sino a esconderse para que no se les vea sonrojarse por el trato dado a la cultura.

El problema que tiene la danza en particular, pero la cultura en general, es que ni al Ayuntamiento de Murcia, ni a la Comunidad Autónoma, nunca le ha importado.

Hablemos claro. Aquí se ha gastado el dinero a manos llenas de manera irresponsable y a veces obscena. Aún recuerdo a una consejera en el año 2008, que aún sigue siendo hoy en día alto cargo, que me dijo: 'Miguel, no sabemos que hacer con el dinero, nos entra a manos llenas'.

Se despilfarró millones de euros en obras majestuosas que hoy languidecen en medio de la nada, todo se invertía en cemento y caprichos, pero nada en cultura y menos en talento.

El Partido Popular siempre miró a la Cultura y a la Investigación como sus hijas bastardas, ni siquiera hablaban de inversión cuando destinaban algún dinero muy a su pesar, sino de gasto.

Los llevan de promesas en promesas, de engaño en engaño, de mentira en mentira. Ahora podrán preparar movilizaciones, manifestaciones o bailar en la calle, lo más triste es que si no quieren perder una nueva batalla, tendrán que prepararse para la guerra, y sólo hay una forma de que sean escuchados, no dejar de bailar.

La frase: Si quieres hacer algo, es mejor que te vayas de Murcia, es una triste realidad.

Los datos están ahí, la cultura en la Región no sólo brilla por su ausencia, sino que si no hacemos nada, morirá por anoxia, como murieron hace unas semanas miles de peces en el Mar Menor.

Que lleven madres, padres, profesores y alumnado, años 'mendigando' un centro de Danza en condiciones no es el problema. Ni tampoco que la actual ubicación ofrezca una condiciones paupérrimas para la práctica de un arte.

Que se caiga a trozos, ya empieza a ser preocupante, sobre todo si hubiera la desgracia que hubiera víctimas, entonces no dudo que las administraciones públicas saldrían corriendo, no a buscar soluciones, sino a esconderse para que no se les vea sonrojarse por el trato dado a la cultura.