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Trashumancia neonazi en Chueca

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El neonazi es un mamífero sumamente territorial. Para él todos los barrios son suyos (menos la Moraleja, que tiene dueños legítimos). Para añadir color local este espécimen ha decidido expandirse por las zonas donde es menos bienvenido, verbigracia Chueca. Hemos sido testigos recientemente de esta trashumancia que con sus cánticos animaba la tranquila tarde madrileña: se les podía oír berrear lemas tan pegadizos como “fuera maricas de Madrid” o “fuera sidosos de nuestros barrios”. Quién podría sentirse intimidado por algo así, aunque los sujetos que los cantan hayan sido abrevados en  gimnasios y tengan brazos como tinajas. Neonazis tamaño XXL, con botas de puntera metálica, palos, bengalas y hasta un puño americano, pero bien escoltados por la policía, no sea que les pase algo, a los pobres.

Bueno, vamos a cerrar el animalario y a ponernos un poquito serios. Lo cierto es que la manifestación, que había sido convocada bajo el lema “Di no a las agendas 2030-2050”, tenía una intención oculta y fue aprovechada para proferir lemas homófobos en el barrio de Chueca, epicentro histórico del movimiento LGTBI.

Los medios de comunicación afines a Vox habían difundido la convocatoria. Sin embargo, cuando la polémica saltó se sacaron de la manga que la cosa era una especie de teatro de la izquierda: progres disfrazados de nazis ondeando banderas franquistas y luciendo brazaletes con esvásticas. Abascal llegó a decir que la marcha neonazi de Chueca apestaba a cloaca socialista. Todo muy loco.

Los delitos de odio están creciendo en España, entre ellos la homofobia que alcanza cada vez más revoluciones. Las agresiones han aumentado un 25 por ciento, con una muerte incluida. Y eso teniendo en cuenta que los datos del Ministerio del Interior registran un porcentaje mínimo de lo que en realidad ocurre, porque muchas personas que sufren agresiones no acuden a denunciar. Con frecuencia lo último que quiere la persona agredida es acudir a los tribunales o a la Policía porque eso revelaría su orientación sexual y a veces se prefiere no pasar por el trance de tener que decírselo al entorno o aún menos, tener que hablar de ello con desconocidos.

Desde que Vox ha llegado al escenario político, incitando al odio, Las agresiones homófobas y xenófobas han aumentado. El problema de fondo es que Ayuso y el PP madrileño necesitan a la canalla neonazi de Vox y le hacen los coros a su discurso extremista. La presidenta madrileña dijo recientemente en la asamblea de Madrid: “La homofobia está en la cabeza de la izquierda”, como si no existiera y fuera solo un invento progre. Bueno, pues ahora también desfila por Chueca, ¿o tampoco se le puede llamar homofobia a esto?

El PP ha contribuido a la legitimación de la ultraderecha. Es un problema que no haya en nuestro país un partido conservador civilizado porque lo que ahora tenemos es ultra derecha y extrema derecha, a ver cómo las distingues. Recordemos que Ayuso dijo sin sonrojo que si te llaman fascista es que estás del lado bueno de la historia. Se empieza por ahí y se acaba con nazis desfilando por las calles al grito de “fuera maricas de nuestros barrios”. Cualquiera diría que el PP madrileño finge transaccionar con la agenda de Vox como si viajara de paquete en la moto facha, cuando en realidad pilota el vehículo. Parece que Vox está sirviendo de coartada al PP para que éste saque adelante su propia agenda ultra. Sirva de ejemplo el hecho de que la presidenta de la Comunidad de Madrid ha planteado modificar las leyes LGTBI y de violencia de género de la región, tal y como exige la ultraderecha, poniendo el foco sobre las denuncias falsas, denuncias que hay que recordar apenas suponen un 0,0069% del total.

Sería interesante saber qué opinión tiene Maroto sobre todo este asunto.

 

El neonazi es un mamífero sumamente territorial. Para él todos los barrios son suyos (menos la Moraleja, que tiene dueños legítimos). Para añadir color local este espécimen ha decidido expandirse por las zonas donde es menos bienvenido, verbigracia Chueca. Hemos sido testigos recientemente de esta trashumancia que con sus cánticos animaba la tranquila tarde madrileña: se les podía oír berrear lemas tan pegadizos como “fuera maricas de Madrid” o “fuera sidosos de nuestros barrios”. Quién podría sentirse intimidado por algo así, aunque los sujetos que los cantan hayan sido abrevados en  gimnasios y tengan brazos como tinajas. Neonazis tamaño XXL, con botas de puntera metálica, palos, bengalas y hasta un puño americano, pero bien escoltados por la policía, no sea que les pase algo, a los pobres.

Bueno, vamos a cerrar el animalario y a ponernos un poquito serios. Lo cierto es que la manifestación, que había sido convocada bajo el lema “Di no a las agendas 2030-2050”, tenía una intención oculta y fue aprovechada para proferir lemas homófobos en el barrio de Chueca, epicentro histórico del movimiento LGTBI.