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Sobre este blog

Este blog pretende ser la primera ventana a la publicación de los futuros periodistas que ahora se están formando en la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación de la UPV/EHU. Son las historias que los propios estudiantes de periodismo proponen a nuestros lectores.

“Para mí la gran obra de los museos son los espectadores”

Contraluz gris en Nueva York.

Elena Ferreras Barinaga

Alejandro Quincoces (Bilbao, 1950) se inició profesionalmente en la pintura compaginándola con su trabajo en diversas agencias publicitarias. Desde sus comienzos dedicados al expresionismo abstracto ha pasado por etapas surrealistas, románticas y realistas. Sus obras más recientes hacen referencia a temas que aparecen en los medios de comunicación, como naufragios, incendios u otras catástrofes o, como él prefiere llamarlas, desastres ecológicos. Esta temática es la que predomina en su última exposición '25 pinturas, 25 desastres'.

¿En qué se diferencia “25 pinturas, 25 desastres” de sus anteriores exposiciones

En esencia no hay cambios importantes. Desde hace ya 25 años trabajo con este tipo de ideas. Quizá haya una evolución al radicalizar el procedimiento y contar temas cada vez más universales. Si antes trabajaba mucho con temática bilbaína, por ejemplo con la Ría, ahora he ido derivando a temas menos locales, como Nueva York, Chicago o Detroit. También he ido incluyendo motivos desastrosos. Para esto utilizo una pintura que a mí me gusta mucho cultivar, que es al grafito. Aprovecho el blanco y negro para temas más sórdidos como pueden ser barrios abandonados, la escena de la Guerra de Grozni [señalando a uno de sus cuadros, mostrado a la derecha], incendios o inundaciones.

¿Es el blanco y negro una forma de recalcar esos desastres o más bien un método para oxigenar sus obras y no cargarlas de información?

No quiero mucha variación de color para pintar incendios y desastres. Para ambientar bien un cuadro considero que la dominancia de un único color es muy importante. No me gusta que haya una competencia de unos tonos con otros, prefiero que uno concreto destaque. La jerarquía de colores funciona como un guía a través de un recorrido visual definido para el espectador.

Usted empezó trabajando en agencias publicitarias como diseñador gráfico y ahora expone cuadros al óleo y grafito, ¿cómo explica esta transición?

Yo he pintado desde siempre. Es cierto que mi primer trabajo fue como diseñador gráfico. Empecé en el estudio de un dibujante y trabajé en cinco agencias de publicidad. Siempre alternaba la pintura con el diseño gráfico. Poco a poco fui trabajando menos horas en las agencias y dedicándole más tiempo y más recursos a la pintura. Fue un cambio muy progresivo, cuando dejé la publicidad llevaba ya 10 años compaginándola con la pintura.

Algunos de los cuadros que podemos ver en la galería son representaciones de situaciones cotidianas e incluso escenarios reconocibles, sin embargo sus pinturas muestran una realidad que en ocasiones nos vemos. Me refiero por ejemplo a la contaminación, que es mucho más visible en sus pinturas que en la vida real. ¿En qué se inspira para plasmar así estos desastres?

Lo que intento es captar una situación que, por lejana que sea, el espectador pueda reconocer. Aunque no vivamos en Grozni [señalando de nuevo al cuadro anterior, arriba a la derecha] o en una ciudad de Siberia [refiriéndose a la pintura Barrio abandonado en Rusia I] todos, a través de los medios de comunicación, tenemos información. El realismo no se nutre únicamente de situaciones que conocemos de primera mano, es un concepto artístico que trata de representar lo cotidiano, lo que ocurre en el mundo, no solo lo visto con los ojos propios. Cada vez se utilizan más los medios de comunicación. Gerhard Richter —pintor alemán especializado en el expresionismo abstracto y el constructivismo, conocido por pintar cuadros muy detallados de los que barre la pintura con cepillos y maderas— por ejemplo, incorpora fotografías de estos medios en sus obras porque son parte de la vida cotidiana.

Muchos de sus cuadros parecen fotografías, ¿es en lo que se basa para pintarlos o los crea desde el lugar?

Lo primero que hago es imaginar, pinto mentalmente. Tiene que ser algo que a mí me motive, que me impulse a hacer los primeros esquemas. Estos los hago con cualquier cosa que encuentro, un bolígrafo, una servilleta, pero aun así soy muy sistemático. Tengo unos cuadernos en los que voy apuntando qué quiero hacer y qué artistas han hecho algo similar antes que yo, para poder aprender debo decir que ya no tengo referencias de pintores, cada vez me alejo más y me tengo que fijar más en mí mismo. Después de haber hecho las anotaciones salgo a buscar los motivos que quiero fotografiar. No debe de ser una gran fotografía, si es bonita no me interesa. Tiene que ser una imagen corriente, que pueda haber capturado cualquier persona. Normalmente saco unas 3000 fotografías de un motivo, de las que finalmente solo son válidas un 5%. Tienen que transmitir una sensación de realidad absolutamente cruda, sin edulcoración. Cuando busco imágenes online tengo que darles la vuelta y convertirlas en algo más real, sin el Photoshop que llevan encima

Sería algo similar a la técnica que comparte con Richter al pintar. Usted da varias capas de color que después quita con lijas y metales, mientras que el fotógrafo utiliza unas capas en Photoshop que usted también tiene que eliminar mentalmente para que la imagen le sirva.

Así es, cuando tienes esa técnica pictórica ya puedes quitar el Photoshop a mano y hacer que la imagen sea más creíble. De hecho sigo empleando diapositiva, porque el sistema analógico se asemeja más al ojo del espectador. El pintor es un puente entre el espectador y el motivo. La diferencia que tengo del espectador es que yo se pintar lo que quiero mostrar y él no sabe. Pongo en los ojos del espectador lo que él también ve.

¿Cómo logra las perspectivas aéreas de los lienzos de Nueva York o Chicago?

Cuando voy a Nueva York siempre cojo el helicóptero en el pier 6 y doy varias vueltas. Acabo pagando un poco más al piloto para sentarme a su lado delante y capto unas 70 imágenes. A veces incluso me doy una segunda vuelta, pero con eso y un poco de inventiva ya tengo suficiente para empezar.

Dice que cada vez es más difícil encontrar referentes en pintura, ¿se refiere únicamente a artistas actuales o incluye a los antiguos?

Sí tengo referencias, pero todas antiguas. Por ejemplo Turner —pintor inglés perteneciente a la corriente del romanticismo destacado por sus paisajes naturales— sigue siendo una referencia para el procedimiento pictórico. Aun así me alejo cada día más del aspecto romántico y épico de Turner y le estoy añadiendo componentes más realistas.

Es curioso que mencione a William Turner por su técnica, en lugar de por su temática, ya que tiene un cuadro titulado precisamente “Desastre en el mar”.

A lo mejor ese título podría ser de una de mis p i n t u r a s . S i n e m b a rg o, yo no añadiría esos componentes tan dramáticos como las mujeres y los niños ahogándose en el mar.

Normalmente muestra la huella del ser humano en sus cuadros, pero no a las personas directamente. Sus grabados del Louvre, sin embargo, parecen fotografías de larga exposición en las que se ve el movimiento de los turistas. ¿Por qué decidió representar a estas figuras?

Hice estos sobre el museo y lo que propicia. No me interesan tanto las grandes obras famosas como la gente que va a verlas. Para mí la gran obra de los museos son los espectadores. Son lo más significativo de la vida contemporánea. De todas maneras tengo que decir que esta serie de grabados es una excepción, por lo general prefiero no pintar gente. Para que un cuadro tenga interés tiene que ser bastante ambiguo. Tiene que tener color, pero no demasiado, debe tener definición, pero tampoco mucha y necesita un enfoque. Dejo el cuadro abierto, para que el espectador trabaje. Edgar Degas —pintor francés de la corriente impresionista, famoso por sus obras de bailarinas— resumía esto a la perfección al decir: 'El arte no es lo que ves, sino lo que haces que otros vean'.

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