“¡Que viva el amor!”. Ha sido una de las frases que se ha escuchado en el patio del Congreso cuando la votación de las enmiendas de la ley de movilidad sostenible ha revelado que el diputado del PP Guillemo Mariscal estaba ausente por encontrarse de luna de miel. Un evento de estas características no es válido para solicitar voto telemático y, sin ese ‘no’ —y si nadie más fallaba—, la norma con la que España se juega 10.000 millones de los fondos de recuperación salía adelante. Aun así, el Gobierno ha llamado a rebato para que no faltara nadie. Pedro Sánchez ha vuelto al Congreso nueve horas después de la sesión de control y tras viajar a Cáceres para visitar las obras de una autovía.
También el ministro de Transportes, Óscar Puente, estaba en esa convocatoria y horas después llegaba al Parlamento para atender a la votación de las enmiendas de la ley, que se ha negociado hasta el último momento con Podemos, cuya abstención era necesaria para que saliera adelante, porque la ausencia de Mariscal había quedado sin efecto tras un fallo en el voto telemático: el del diputado del PNV Mikel Legarda, que no consiguió votar. Un diputado de Sumar y otro del PSOE intercambiaban caras de preocupación tras conocer ese dato: Podemos volvía a ser determinante y el acuerdo no estaba cerrado. 170 a 170 a falta de la margarita de los de Belarra.
Fuentes gubernamentales aseguran que Puente llevaba negociando desde hace días. A eso acudió al Congreso el martes, cuando el agitador ultra Bertrand Ndongo le increpó y el ministro se zafó de él, lo que le supuso la crítica de Alberto Núñez Feijóo.
Pero el ‘ok’ definitivo se ha producido pocos minutos antes de la votación. Podemos exigía la paralización de los proyectos de ampliación de grandes infraestructuras como el aeropuerto de El Prat o el Puerto de Valencia a cambio de su apoyo a este texto. “¿Cómo se puede defender una ley de movilidad sostenible cuando se defienden megaproyectos como el aeropuerto de El Prat?”, se preguntó el diputado de Podemos Javier Sánchez Serna desde la tribuna. “Para que Podemos hoy no tumbe una ley insuficiente o inútil les exigimos un compromiso claro y por escrito de que no habrá ampliación de El Prat”, insistió sobre la ley, que ya contaba con el apoyo de Junts.
Finalmente, los de Ione Belarra se han conformado con un aumento de los controles ambientales en el proyecto de ampliación de El Prat. Podemos también asegura que el Gobierno se ha comprometido a que las obras no empiecen hasta 2031, aunque en el Ejecutivo sostienen que no hay ningún cambio en eso porque el proyecto no se iba a incluir en el DORA III, el documento regulatorio que planifica las infraestructuras aeroportuarias para el periodo 2026-2031. “Este acuerdo no cambia los plazos”, sostiene un miembro del Gobierno.
Un acuerdo 'in extremis' con Podemos
La formación de Belarra insiste en que con este acuerdo queda negro sobre blanco que las obras no empezarán hasta esa fecha y que para ello han tenido que presionar hasta el final al PSOE. “Hasta el final no se dan cuenta de que vamos en serio”, relata una persona al tanto de las negociaciones. Pero en el Ejecutivo rechazan cualquier novedad sobre las fechas para las obras. Los planes de Transportes, defienden, pasaban por incluir la ampliación de El Prat en el DORA IV y así lo habían trasladado en las últimas semanas.
“Hemos conocido también el acuerdo alcanzado entre el Ministerio de Transportes y Podemos, con cinco puntos que realmente no aportan mucho porque son cinco puntos que ya estaban anunciados”, ha reforzado en esa línea el ministro de Cultura, Ernest Urtasun. “Lo más sorprendente es que se haya firmado un acuerdo en el que se asume la ampliación del aeropuerto”, se quejan fuentes de Catalunya en Comú. En el Ejecutivo trasladan que la novedad que emana del acuerdo es el refuerzo de esos controles medioambientales para el desarrollo de las obras.
No es la primera vez que el Gobierno llega con el aliento contenido a una votación parlamentaria. “Normalmente era Junts quien hacía esta estrategia. No podemos meternos en las estrategias de los partidos”, señalan fuentes gubernamentales sobre el pulso que ha mantenido Podemos hasta el último momento. No obstante, en el PP aseguran que Podemos les había trasladado que no iban a bloquear la aprobación de esa norma, lo que les daban aire ante la ausencia de su diputado.
“La ley ha sido un espejo que ha permitido apreciar de nuevo como un partido que se supone de gobierno como el PP se ha convertido en una fuerza antisistema en la que todo vale en su cruzada contra el Gobierno. Son indistinguibles de la ultraderecha”, ha reprochado Puente a los de Feijóo: “Llegado el momento los ciudadanos sabrán distinguir y separar el trigo de la cizaña”.
En esta ocasión, los intereses de Podemos y Junts eran hasta cierto punto contradictorios, ya que los de Podemos se oponen radicalmente a la ampliación del aeropuerto de El Prat, que es un proyecto, sin embargo, que los de Carles Puigdemont ven con buenos ojos. De ahí los equilibrios. En todo caso, en el Ejecutivo tampoco se planteaban echar atrás ese plan, que es una propuesta estrella del president de la Generalitat, Salvador Illa.
Una aritmética de infarto
La presión de Junts y Podemos se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para el Gobierno y, en ocasiones, el propio enfrentamiento entre los dos grupos, que son determinantes para salvar las votaciones. “Lo que les decimos es que la aritmética es la que es y que Podemos necesita a Junts y Junts a Podemos. Tienen que hablar también entre ellos”, dicen en Moncloa sobre las discrepancias que han emergido en las últimas semanas a raíz, por ejemplo, de la delegación de competencias en materia de inmigración a Catalunya, que era uno de los compromisos de Sánchez con Puigdemont. Normalmente es la formación independentista la que cortocircuita las iniciativas planteadas por Podemos. Y de ahí los equilibrios que tiene que hacer el Gobierno.
“Esta aritmética parlamentaria es complicada”, suspiraba un miembro de un gabinete poco antes de la votación de la ley de movilidad sostenible. No obstante, en el Gobierno desdramatizan la tensión y la presión. “Estamos contentos, porque es otra victoria”, decían fuentes gubernamentales tras conocerse el acuerdo alcanzado con los de Belarra. Los socialistas, acostumbrados a que la mayoría de noticias sean malos tragos últimamente, lo han celebrado con una ovación en pie.
Podemos eleva la presión a las puertas de los Presupuestos
El vilo sobre la Ley de Movilidad Sostenible ha terminado por opacar la aprobación del embargo de armas a Israel, que era la gran medida estrella de Sánchez en este Pleno en un momento en el que en Moncloa creen que la posición de España respecto al genocidio en Gaza ha supuesto un punto de inflexión en la política nacional que se suma a la política errática que ven en Alberto Núñez Feijóo por su competencia con Vox.
En medio de una enorme presión, también ejercida por el movimiento propalestino, Podemos anunció su voto favorable al decreto el miércoles por la mañana tras haber mantenido la incógnita los días previos. Los de Belarra han sido muy críticos con la medida, que consideran insuficiente. “Podemos va a seguir exigiendo un embargo total de armas y la ruptura de todas las relaciones con Israel, y hoy vamos a permitir la convalidación de este real decreto, precisamente porque pensamos que es la mejor forma de que todo el mundo pueda ver que España sigue manteniendo relaciones militares con Israel y que esto no es por ningún voto de ningún grupo en el Parlamento, sino porque el Gobierno ha hecho un embargo fake”, han dicho desde el partido.
Tras tiras y aflojas, el Gobierno ha salvado dos iniciativas relevantes este miércoles. “Las votaciones de hoy evidencian que eso de que el Gobierno del PSOE no está en condiciones de seguir adelante y de sacar iniciativas es falso”, ha dicho Puente tras el Pleno. Lo que está claro es que Sánchez tendrá que seguir sudando la camiseta y que los socios que permitieron su investidura no se lo van a poner nada fácil en un momento en el que los Presupuestos están en el horizonte.