Quiero, a través de estas palabras, unirme al profundo dolor que sienten millones de españoles ante el fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo hago como Presidente del Gobierno, pero también como Secretario General del Partido Socialista Obrero Español. Consciente, en este último caso, de que su talla política, humana e intelectual le hacen acreedor del máximo reconocimiento por parte de todos los demócratas, por encima de adscripciones ideológicas.