La portada de mañana
Acceder
La confesión de la pareja de Ayuso desmonta las mentiras de la Comunidad de Madrid
El plan del Gobierno para indemnizar a las víctimas de abusos agita la Iglesia
Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz alinean su discurso sobre la reforma laboral en la recta final de la negociación

Irene Castro

0

Hasta en tres ocasiones hizo alusión Yolanda Díaz a lo que previamente había dicho Pedro Sánchez en materia de empleo durante uno de los Diálogos sobre el Futuro que ambos protagonizaron en Santander. Y es que en una coalición que suele saltar a los titulares más por las discrepancias que por otra cosa –por mucho que, especialmente, el sector socialista siempre dice que es un matrimonio bien avenido– la vicepresidenta segunda evita todo lo posible discrepar, en público, con el presidente. Cuando se acerca la recta final de la negociación de la derogación de la reforma laboral –que Díaz quiere que esté acabada en noviembre para no llegar “contra las cuerdas” al compromiso con Bruselas de tener listas las reformas el 31 de diciembre–, el discurso del Gobierno quedó plenamente acompasado en el acto de este lunes celebrado en el Centro Botín. 

Sánchez presidió el acto inaugural del evento con una conferencia en la que apostó por dirigir el mercado laboral hacia la transformación digital y la transición ecológica, que situó como ejes de la “nueva economía”. “Eso va a exigir a los gobiernos, sindicatos y empresarios un diálogo intenso y constructivo sobre cuáles deben ser las políticas activas de empleo, renovar nuestro marco laboral e impulsar la colaboración público-privada”, dijo el presidente, que evitó referirse expresamente a la derogación de la reforma laboral. Tampoco lo hizo la vicepresidenta en el coloquio en el que participó bajo el título '¿Puede España tener la tasa de paro de Alemania antes de 2050?'. Nada más incorporarse al Gobierno, Díaz hizo suyo el discurso que habían defendido los socialistas hasta entonces y que era una de las principales discrepancias con Unidas Podemos al asumir que no se podía derogar de forma íntegra la reforma laboral sino que era necesario construir un nuevo marco de relaciones laborales cambiando, entre otras cosas, el Estatuto de los Trabajadores. 

El presidente señaló las carencias en el tejido productivo español como uno de los problemas a los que el Gobierno tiene que hacer frente. “La pregunta es bastante sencilla de responder y en parte la ha adelantado el presidente del Gobierno en su anterior comparecencia –comenzó Díaz en su coloquio sobre la comparativa del empleo español y el alemán–. Alemania tiene un modelo productivo que lo hace singularmente diferente a nuestro país, centrado de manera fundamental en una industria robusta y fuerte. Como punto de partida nos aleja de manera estructural del mercado alemán”. 

“Es verdad también, y lo indicaba el presidente, que tiene una realidad formativa que lo hace especialmente singular. Alemania ha entendido muy bien que necesitamos técnicos y técnicas, necesitamos profesionales en nuestra economía. Hoy tenemos multiplicidad de personas altamente cualificadas con licenciaturas pero carecemos de esos niveles de profesionales”, proseguía Díaz con un mensaje casi idéntico al que había lanzado Sánchez minutos antes. “La pandemia ha supuesto una reubicación de los sectores productivos y ha hecho visible la carencia de mano de obra en sectores vinculados con la nueva economía”, señaló el socialista, que aprovechó para poner en valor lo que el Gobierno ha hecho para mejorar el “capital humano”: mencionó la ley de educación, la ley de formación profesional, la ley del sistema universitario o la creación de 126.000 plazas de formación profesional de las 200.000 comprometidas para 2024. 

“Debemos cultivar la unión y desterrar la crispación. Esa unidad es la que nos ha permitido lograr, querida vicepresidenta, once acuerdos con los agentes sociales fundamentales para la estabilidad laboral de millones de trabajadores”, expresó Sánchez, que se mostró confiado en que esos actores pacten la prórroga de los ERTE esta misma semana –finalmente se alcanzó un preacuerdo en la tarde del lunes–, aunque obvió la reforma laboral. “Esa unidad y ese diálogo social se debe a empresarios, sindicatos y también al compromiso del Gobierno”, apostilló el presidente. 

“Soy una defensora a ultranza del mandato constitucional que es el diálogo social”, declaró la vicepresidenta, convencida de que la derogación de la reforma laboral –a la que aludió como “la gran reforma del mercado de trabajo”– está muy avanzada. “Estamos culminando las tareas”, aseveró. En un foro en el que estaban presentes empresarios o miembros de distintas administraciones, entre ellas la Comisión Europea, Díaz respondió que no quiere hablar de “barreras” a la hora de abordar la modernización de la negociación colectiva. 

En su versión más camaleónica, el discurso choca con el que pronunció apenas 24 horas antes en la fiesta del 100º aniversario del Partido Comunista: “Soy consciente de que vamos a tener muchos atropellos, nos van a poner muchos palos en las ruedas, hay mucha gente en este país y fuera del país que no quiere que hagamos la reforma laboral”. “Os digo alto y claro que estamos en el Gobierno para eso. No tendría sentido que yo fuera ministra de Trabajo y Economía Social si no vengo a cambiar lo más apasionante, que es tener un mercado laboral que sea fructífero, en el que no tengamos un joven que no tenga futuro o un país en el que la mitad de los trabajadores son precarios”, exclamó en un tono mitinero. “Esto es posible cambiarlo y para eso es necesario derogar la reforma laboral. Soy clara: lo vamos a hacer. ¿Verdad, Unai? ¿Verdad, Pepe? –les preguntó retóricamente a los líderes de los sindicatos mayoritarios, allí presentes–. Lo vamos a hacer y si no lo hacemos se equivocará el país, se equivocará el Gobierno y se equivocará España”.

A pesar de que la derogación de la reforma laboral fue una de las banderas que enarboló en el mitin del partido en el que milita, Díaz aseguró en el foro organizado por Moncloa que “es la primera vez” que se va a abordar “esta gran reforma alejada de la legítima ideología”. “Lo vamos a hacer de manera científica y técnica –defendió con vehemencia esa forma de proceder en el marco del diálogo social la vicepresidenta, que puso como ejemplo la ley rider–. Cuando lo hacemos, permítanme legítimamente –todos tenemos partidos y cosas–, si se hace sin el ruido necesario, se avanza”.