Las directoras nominadas al Goya restan épica a su oficio y toman la duda como bandera

Carla Simón, Pilar Palomero, Carlota Pereda, Alauda Ruiz de Azúa y Elena López Riera. Ellas son las cinco mujeres nominadas este año al Goya (dos de ellas en categoría de Mejor Dirección y tres en Dirección Novel). Cinco mujeres que protagonizaron este jueves una fotografía histórica en un encuentro organizado por elDiario.es en colaboración con La Casa Encendida; en el que su complicidad, talento y experiencias y fueron las grandes protagonistas.

“Estamos en un momento de reparación histórica”, afirmó rotunda Simón nada más empezar la conversación moderada por el periodista de elDiario.es Javier Zurro, “el cine estaba liderado por hombres, no había historias lideradas por mujeres”. La directora de Alcarràs, que ya cuenta con un 'cabezón' por su ópera prima, Verano 1993, triunfó en Berlín con su segundo largometraje, logrando un histórico Oso de Oro para el cine español y el primero conseguido por una cineasta española.

Ella fue la primera en introducir un sentir compartido por sus otras cuatro compañeras: el hastío de tener que responder en sus campañas de promoción a preguntas relacionadas con el hecho de ser mujeres dedicándose al séptimo arte. “Hace tiempo que llegamos a la conclusión de que hay que seguir contestando para que las nuevas generaciones no tengan que hacerlo; y que ellas acaben hablando solamente de sus películas”, expuso, “estamos en un momento de tránsito”.

Pereda, que ganó el Goya a Mejor cortometraje de ficción en 2019 por Cerdita, pieza que convirtió en su primera película, por la que opta al 'cabezón' a Mejor Dirección Novel; celebró el hecho de que “la puerta para las directoras no solo se ha abierto, sino que se mantiene abierta”.

Antonio, por su parte, fue uno de los 180 asistentes del evento, para el que las entradas se agotaron en apenas media hora. “Me ha encantado verlas las caras. Escucharlas dialogar sobre unas películas que me han encantado por su mirada de la realidad y cómo la plasman en su cine”, reconoció el socio de este periódico al concluir la conversación.

Los costes de ser madre

Eso sí, todas compartieron que la lucha no ha de quedarse, ni mucho menos, en el punto actual. Algo en lo que la maternidad se erige como elemento a tener en cuenta. Pereda filmó Cerdita siendo ya madre, igual que Alauda Ruiz de Azúa, con quien compite en la misma categoría. “Durante un tiempo pensé que nunca iba a poder hacer una película”, reconoció, “cuando rodé Cinco lobitos había un relato que no estaba encima de la mesa y que merecía la pena ser contado. Desde el coste emocional de que no puedes conciliar y sientes esa renuncia”.

“Cuando conocí a mi chico le dije que hasta que no hubiera hecho dos pelis no tendría un hijo”, reveló Simón, “me parecía importante consolidar mi manera de trabajar, entender mis procesos y sentir que podía seguir”. La cineasta catalana ha llevado a su pequeño Manel a todos los viajes de promoción, incluido a este acto, mostrando con naturalidad la dificultad de conciliar en una profesión como la suya. “Lo llevo como puedo y básicamente estoy cansada todo el rato”, compartió.

“Lo hemos puesto sobre la mesa pero, ¿cómo se arregla algo tan sistémico?”, planteó Ruiz de Azúa, “estamos hablando de una revolución institucional y empresarial, con unos costes que no parece que haya gran voluntad de asumir”.

“Ahora está cambiando un poco con el tema de las guarderías”, declaró Cristina Andreu, presidenta de la Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales (CIMA) a este medio al concluir el encuentro, “Isabel Coixet tuvo la suerte de tener una madre maravillosa que siempre cuidaba a su hija. Iba hasta a los rodajes. La de Icíar Bollaín igual, cuando sus hijos eran pequeños”.

En el camino hacia la igualdad dentro de la industria del cine están siendo claves las políticas culturales que incentivan que haya más mujeres trabajando. “Ojalá llegue el momento utópico en el que no tengamos que hablar de género”, indicó Elena López Riera, directora de El agua, “hasta entonces está bien que haya políticas que reparen”. “Debe ser temporal. No podemos estar toda la vida con que por ser mujer te den más puntos. Aquí están sus frutos, se nota que hacen algo”, defendió Simón, señalando a sus compañeras de escenario. “He escuchado decir a algún hombre preocupado que 'ya no van a poder hacer películas mediocres'”, añadió. “¡Con lo que nos gustaban!”, sumó cómplice e irónica su compañera López Riera. “A lo mejor así todas las películas van a estar mejor”, sostuvo la directora de Alcarràs en el mismo tono.

Andreu se sumó a la reivindicación: “No podemos quedarnos solamente en órdenes y buenas intenciones. Hay que cambiar las leyes. Esto es imparable”.

No podemos quedarnos solamente en órdenes y buenas intenciones. Hay que cambiar las leyes

Dudar está bien, hasta cuando diriges una película

“Me ha resultado muy relevante lo que han comentado sobre dirigir desde la duda”, afirmó al salir la asistente Laura, “aunque el ser humano está buscando siempre la certeza, y de ahí a que parezca que no podemos dudar nunca, me parece muy humilde y también una lección para todo el equipo el poder admitir que no sabes algo y construir de manera comunitaria”. Simón fue la encargada de mencionar esta cuestión tan relevante. “Es importante reivindicar la duda en el liderazgo”, indicó, “te das cuenta de que los equipos técnicos no están para nada acostumbrados”.

Pilar Palomero, que opta al Goya a Mejor Dirección por La maternal, coincidió: “Desde el primer momento lo hice mi bandera. Nunca he disimulado mi duda. No me imagino trabajar desde esa posición de autoridad tratando con las emociones como materia prima”.

“Lo que también ha cambiado es el que lo contemos. Igual también ha habido un montón de hombres que dudaban”, apuntó López Riera. Y es que esta manera de trabajar afecta en la raíz de la propia profesión, por cómo permite, según las palabras de la aurora de El agua, “cambiar la manera de relatar el oficio del cine”.

“El nepotismo de la figura del director viene de la inseguridad”, declaró Palomero, “hay que desmitificar”. “Recuerdo que al llegar a la [escuela de cine] ECAM uno de los primeros días dije que hacía frío y un profesor me dijo: 'Ya verás lo que es tener frío en un rodaje'. Yo quiero que los que yo lidere sean amables. Que estén hechos con bondad”, añade.

Un “aquelarre” con su propio grupo de WhatsApp

Si hubo algo que marcó la conversación fue el derroche de complicidad entre las cinco protagonistas. “Tenemos hasta un grupo de WhatsApp”, aseguró Simón, “se llama Directoras aman la prensa”. Su revelación provocó el desconcierto entusiasta en el público, ávido de conocer la intrahistoria de su título. Surgió en una Seminci, en el que decidieron unirse a través de este grupo extensivo al resto de cineastas mujeres del país. Palomero reveló una anécdota que fue clave en su origen. Cinco directoras (ella, Simón, Belén Funes, Neus Ballús y Liliana Torres) participaron en un reportaje de 2019 en el que les hicieron una singular petición para la fotografía que iría de portada.

“Nos propusieron dar un saltito”, recordó la también artífice de Las niñas. El titular era “las cineastas dan el salto”. “Dijimos: '¿Por qué hemos hecho esto?' ¿Os imagináis a Oliver Laxe y Sorogoyen dando un saltito?”. “Pedimos públicamente esa foto”, planteó López Riera con humor.

“Hay una sensación de comunidad muy grande y es muy bonita”, valoró Simón sobre la sororidad imperante en sus discursos y actitudes, “llegamos a la temporada de premios y más que competir, compartimos los procesos. Como directora a veces te sientes sola y cuando hablas con otras es crucial”.

La dificultad de “hacer 'match'” con las productores

Las cinco indicaron que en este sentido ha sido igualmente clave encontrarse con productoras que se han convertido en sus mejores aliadas y sostén. Ruiz de Azúa contó en Cinco lobitos con Manuel Calvo, Marisa Fernández Armenteros, Sandra Hermida y Nahikari Ipiña, incorporadas las tres últimas gracias al programa de la Incubadora de la ECAM. “Aunque a veces haya tensiones creativas, sientes que estás en un sitio en el que todo el mundo quiere hacer lo mismo: la mejor película posible”, argumentó.

“Cuando tienes a tu productora y amiga que te acompaña no te sientes tan sola”, expuso Simón, que ha trabajado desde Verano 1993 junto a María Zamora, a quien conoció en el programa CIMA Mentoring, “tengo la sensación de que es alguien que confía en lo que hago. Entiende cómo quiero hacerlo”.

Palomero sumó que deben ser figuras que compartan “la misma sensibilidad”. “Lo más bonito que he podido sentir es esa confianza plena en lo que vas a hacer. Es una relación que merece la pena cuidar porque es un match complicado”. López Riera defendió que “una productora es también cineasta. Suda y piensa la peli contigo. Aporta mucho creativamente”.

La importancia de vivir

A la hora de crear sinergias, además de compartir escuelas de cine, las cineastas hablaron sobre la labor de los laboratorios. “Son importantes a nivel profesional y humano”, explicó la autora de El agua, “creas vínculos con la gente. Hablas de cosas que te preocupan en la vida. Tampoco hay que estar produciendo todo el rato, hay que vivir”.

Esta fue precisamente la reivindicación que más marcó a Sally, otra joven asistente al evento: “Me ha gustado mucho que lo normalizasen. Decir 'se necesita vivir, con un cierto descanso'. En las artes siempre se suele caer en el estar siempre haciendo algo, y es una cosa que tiene que ver con la observación e inspiración de cosas que hay a tu alrededor”.

“Los laboratorios colocan tus proyectos en un mapa profesional”, expuso Simón, “para empezar es sobre todo muy clave”. Pereda apuntó que a su vez “es muy delicado saber a quién hay que escuchar. Hay que tener mucho cuidado”.

La directora de Cerdita confesó a sus compañeras tener “envidia”, dado que ella fue rechazada de uno de esos programas por “ser mayor”. Simón y López Riera fueron juntas a la residencia Cinéfondation en París, donde tuvieron que escuchar que “no querían a mujeres con hijos. Decían que iba a romper la vida comunitaria”. Eso sí, a Jaime Rosales sí que se le permitió acudir siendo padre y, en el año en el que participaron ambas, alguien consiguió superar la barrera, relataron. “Una chica no dijo que estaba embarazada... Pero nueve meses después acabó pariendo allí”, relató la autora de El agua.

Mismos temas, distinta mirada

“Estoy cansada de que las mismas personas cuenten las mismas historias, saber que hay alguien ahí fuera haciendo este trabajo es muy importante. Quiero seguir consumiendo todo lo que hagan”, afirmó a elDiario.es Laila, otra de las espectadoras del evento.

La presidenta de CIMA defendió que el hecho de que estas cinco mujeres estén nominadas al Goya “no va a cambiar solamente el panorama cinematográfico, sino el social. Hasta ahora siempre sabíamos lo que le pasaba a los hombres: en literatura, en cine, el servicio militar, el gatillazo... Pero el punto de vista de las mujeres, no. ¿Cómo vamos a tener una sociedad sana y democrática si los hombres no nos conocen? Es imposible. Por eso esto es buenísimo”.

Ruiz de Azúa comentó que la clave no es tanto que hayan variado los temas sobre los que las cineastas han puesto el foco, sino “el punto de vista”. “Con Cinco lobitos me han llegado mensajes de personas diciéndome que en la película habían visto sus historias. Te das cuenta de que había una serie de cosas invisibilizadas”. “Y no solo sobre las mujeres, también sobre los hombres. ¿Cuántas veces hemos sido retratadas bajo la mirada de los hombres? Vamos a retratarles nosotras”, amplió Simón.

¿Cuántas veces hemos sido retratadas bajo la mirada de los hombres? Vamos a retratarles también nosotras

Aun así, la gran lacra continúa siendo la diferencia en los presupuestos. “Ahí queda mucho por hacer. No hay muchas mujeres haciendo películas con presupuestos grandes”, lamentó la autora de Alcarràs. A la hora de buscar una explicación, López Riera lo tuvo claro: “Porque hay machismo en el mundo. Hay algo que tiene que ver con la ambición, que parece que el que una mujer lo sea está mal. Quiero hacer una película de superhéroes con quince millones de euros. ¿Por qué no?”.

Sus próximos proyectos

A la espera de lo que suceda en la gala de los Premios Goya 2023, que se celebrará el próximo 11 de febrero en Sevilla, las cinco cineastas ya están trabajando en sus siguientes proyectos. “Voy a dejar de salir de fiesta y escribir”, bromeó López Riera, para quien lo siguiente será “una película de una médium espiritista a principios de siglo”. Palomero, por su parte, está desarrollando Los destellos, que espera estar rodando en un año.

Simón comenzó a escribir un guion que ahora ha retomado, con el que espera “cerrar los temas familiares. Habla sobre la memoria”. Al igual que la directora de Las niñas y La maternal, su plan es rodar en 2024. Ruiz de Azúa está “intentando escribir” su segundo proyecto, con el que espera repetir equipo. Pereda ya está sumergida en la posproducción de su segundo largometraje, La Ermita, que terminó de rodar el pasado mes de diciembre; al tiempo que empieza a trabajar en otro nuevo título. Desde luego, su rueda no se ha parado. En palabras de Antonio, socio de elDiario.es presente en la charla: “Ojalá se esté creando algo generacional. Tiene que pasar tiempo, pero sí que parece el germen de algo”.

Vídeo: Nando Ochando, Clara Rodríguez, Xabi González y Andreu Far

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