La Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla lleva la sonrisa a las calles pese a la pandemia

Un chico recogiendo caramelos en la Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla 2022.

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“¡Niños y niñas, hemos vuelto!”. La Cabalgata de Reyes Magos de Sevilla ha regresado a las calles de la ciudad en la tarde de este 5 de enero. La estampa se ha repetido en el resto de capitales andaluzas donde los cortejos se han celebrado siguiendo las recomendaciones sanitarias: recorridos más amplios y mascarillas.

La pandemia sigue aquí. El boom de los contagios, provocado por la contagiosa variante ómicron, alzó preguntas sobre la idoneidad de un desfile cuyo itinerario se ha visto modificado. No se ha podido ver a Melchor, Gaspar y Baltasar por puntos emblemáticos de la ciudad como la calle Feria, la Campana (centro neurálgico de Sevilla) ni por los barrios de Triana ni de Los Remedios. Pero los sevillanos se han echado a la calle para vivir una jornada marcada en el calendario y que la Covid-19 suspendió el año pasado.

Tres generaciones de la familia García-Corona (abuelas, madres e hijas) han acompañado en este inicio de 2022 a la Estrella de la Ilusión. Están “emocionadas” ante esta oportunidad. “Tenemos una ilusión muy grande y alegría, que hace mucha falta”. Daniel Pardiñas no paraba quieto en su asiento del autobús. Vestido de mago, ansiaba la hora de la salida. “Estoy muy nervioso”. Es la primera vez que este chico de 11 años forma parte del desfile. Su madre apunta que es “raro salir en pandemia”, pero está “tranquila”. “Lleva dos mascarillas; va agobiado el pobre mío”.

Agobiada también está Roberta Fernández, de 10 años. “Aquí no se cabe de tantos caramelos”, dice. Junto a ella, Sol Almarcha (también de 10 años), sólo tiene ganas de que todo empiece. Ambas forman parte de la carroza dedicada al grupo Siempre Así, una de las 14 novedades de este año como la que recuerda los 800 años que cumple la Torre del Oro, a las antiguas puertas de entrada a Sevilla o al Club deportivo Ciencias Rugby, que celebra medio siglo.

Ganas de caramelos

Los sevillanos han podido ver de cerca a sus majestades sin subirse a las azoteas. El experimento de 2021 de montarlos en globo aerostático suena ahora a broma. La distancia de seguridad ha quedado bien como recomendación, pero a efectos prácticos es poco eficiente ante una cita como las cabalgatas de Reyes Magos. ¿Cómo se calcula un metro y medio cuando se desborda la ilusión? ¿Cómo se mide la distancia de seguridad cuando la única misión es recoger caramelos? Porque en Sevilla, a diferencia de Cádiz y de Córdoba, sí ha habido lanzamiento de caramelos.

“En la cabeza no, por favor”. “¿No hay de los blanditos?”, han sido de los comentarios más escuchados durante la Cabalgata. La efusividad de los participantes del cortejo era tanta que bien hubiera hecho la Junta de Andalucía en pedir colaboración al Ayuntamiento hispalense para recomendar cascos protectores. Aún con chichones, los más pequeños han disfrutado. Y también los mayores aunque con más cuidado.

La anciana Isabel La Torre esperaba el inicio del desfile junto a su marido. Es la primera vez que ve la Cabalgata en el lugar de salida. La emoción la ha animado a acercarse a este punto del recorrido aunque tiene “un poquito de respeto” debido a la situación sanitaria. “No estoy para muchos embolaos”. Pero todas las preocupaciones se le han olvidado cuando poco después de las 16.30 las puertas del Rectorado de la Universidad de Sevilla se abrieron para dar salida a la Cabalgata.

“Levantar el ánimo”

La Cabalgata de Reyes ha sido una desconexión momentánea de la realidad sanitaria impuesta por la Covid-19. “Después de un año en el que los niños estaban frustrados, aquí estamos para devolverles la ilusión. Es una noche mágica y queremos que sus sonrisas no les quepan en la cara”, ha dicho el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, a elDiario.es/Andalucía.

El “valor simbólico” de poner en marcha el desfile ha influido en la ciudad. “El cortejo va a levantar el ánimo de la población”, ha anticipado Muñoz, que pide que “se compatibilice la situación sanitaria con el sentido común”. Por ello se ha cambiado el recorrido, con el respaldo de los responsables del Centro de Coordinación Operativa (CECOP) municipal y del Ateneo de Sevilla (organizador de la Cabalgata), para “favorecer la asistencia del público a este evento en espacios más amplios”.

La medida, para evitar la propagación de la Covid-19 no ha diezmado las ganas de los sevillanos. Su nuevo alcalde no duda del comportamiento “ejemplar” de sus vecinos como se demostrase en la jornada de este miércoles cuando el Heraldo Real recibió las llaves de la ciudad.

La multitud se ha dispersado por las amplias avenidas. Los más recelosos disfrutaban del desfile desde la distancia. En las primeras filas se han hecho escudos humanos, ejércitos de abuelas con los brazos entrelazados y guardando sitio para sus nietos. Han vuelto a sonar los villancicos en los instrumentos de las bandas de cornetas y tambores. Han vuelto el colorido, las carrozas y las sonrisas. Y siguen los beduinos, en su mayoría personas caucásicas con la cara pintada de negro (blackface), práctica racista normalizada bajo el pretexto de la tradición.

De recogida van las familias con las suelas de los zapatos pegajosas. La pandemia ha dado un respiro. La Cabalgata de Reyes Magos ha sido un regalo.

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