Un juzgado investiga si un notario permitió cambiar el testamento a una persona “incapaz” poco antes de morir

Fachada del Palacio de Justicia de Sevilla, que alberga la Audiencia Provincial y la sede de la Fiscalía

Juan-Carlos Arias

Sevilla —

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Un juzgado de Instrucción de Sevilla ha incoado diligencias previas por una presunta falsificación de documentos privados contra un notario de la capital hispalense por permitir otorgar un segundo testamento a una persona enferma de 79 años “claramente incapaz”, según la denuncia del representante legal de su viuda, a quien dejó “sin usufructo ni herencia” mientras de aquella modificación obtuvieron un “claro beneficio” los hijos del ahora fallecido, a la sazón hijastros de la viuda.

El auto que admite la denuncia dice que los hechos denunciados “presentan características que hacen presumir la posible existencia de una infracción penal”. El mismo juzgado ha remitido un oficio al Instituto de Medicina Legal para que un médico forense informe si la persona ahora fallecida, a la vista de la enfermedad que padecía por entonces, se hallaba con capacidad suficiente para poder otorgar en diciembre de 2020 un testamento que sustituía al emitido en 1996 y en el que su mujer, ahora viuda, resultaba usufructuaria de todos sus bienes.

El ahora fallecido se divorció en los noventa de la madre de sus tres hijos y en 1996 empezó una nueva relación sentimental con la que después sería su nueva esposa, a quien en testamento abierto le legó usufructo universal y vitalicio de su herencia. Una vez sobrevino la enfermedad en el año 2020, según el relato de la denuncia, el hombre acudió “pocos días antes de morir” a la Notaría “llevado por sus hijos” para otorgar su segundo testamento “enfermo grave (cáncer terminal de páncreas), medicado, desnutrido, sin articular palabra y sedado por la morfina, en tanto no movía la cabeza, no podía andar y no se movía de la silla de ruedas”. En esas condiciones, según el abogado la viuda y “otros testimonios”, el investigado “aceptó recoger las manifestaciones” del luego fallecido.

En la denuncia se relata que el hombre fue diagnosticado del cáncer en junio de 2020, muriendo a los pocos meses, en diciembre, advirtiendo que “no concuerda” que la persona fallecida “deje completamente desvalida a su esposa en sus últimos años de vida cuando en el anterior la nombraba usufructuaria de todos sus bienes”. La acusación se pregunta “si pudo ser fruto de abuso de influencia o influencia indebida y/o si podría tener mermadas sus capacidades cognitivas y volitivas para otorgar con plena eficacia el testamento de diciembre de 2020”.

“Capacidades cognitivas y volitivas gravemente mermadas”

El notario investigado, siempre de acuerdo a la denuncia que se investiga, refirió que “a mi juicio” que el testador tenía la “capacidad” para testar cuando “salta a la vista que no era dueño de sus actos, por cuanto era evidente que tenía sus capacidades cognitivas y volitivas gravemente mermadas por el tratamiento de la enfermedad terminal”.

En las disposiciones del nuevo legado dejó a la esposa sin usufructo ni herencia, con el notario como albacea y contador-partidor de la masa hereditaria. En la presunta última voluntad, el ahora fallecido sólo le otorgó pensión vitalicia de 300 euros a su viuda. El día de autos le otorgó ante el notario denunciado un poder amplio.

Tras su muerte, los poderes de la ya viuda artificiarían un contrato de alquiler sobre el piso que compartió el matrimonio, generándose impagos y una consiguiente demanda de desahucio, que no fue replicada en plazo. En tiempo récord, a la viuda la echaron del piso. En la actualidad está en la calle, en residencia provisoria y a cargo de los servicios sociales. Su defensa sumó a la denuncia penal una queja ante el Colegio de Notarios por la supuesta y probable mala praxis de uno de sus afiliados, cuya actuación ya investiga por el juzgado.

La representante legal de la viuda denunció los hechos a primeros del pasado mes de diciembre y el juzgado está realizando ya las diligencias oportunas, incorporando informes médicos aportados por esa parte de un par de clínicas de Sevilla que “acreditan” que el testador “se encontraba en el último estadio de la enfermedad terminal, por tanto, a la vista incapaz”.

Este periódico ha intentado insistentemente conocer la posición del denunciado al respecto, sin que hasta el momento haya atendido la petición de este medio.

“No es creíble que mantuviera su testamento durante 25 años para una vez enfermo y en silla de ruedas, sin poder moverse y apenas hablar, acudir al Notario de confianza de sus hijos para otorgar nuevo testamento en el que despoja a su esposa del usufructo vitalicio de sus bienes le niega ex novo sus derechos testamentarios y legales de viuda casada en gananciales a favor de sus hijos”, concluía la denuncia que investiga el juzgado.

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