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ENTREVISTA | Lawrence Schimel, escritor

La edición original del cuento LGTBI censurado en Hungría es española: “Nuestros derechos son muy frágiles”

Marta Borraz

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Un día en la vida cotidiana de un niño y una niña cuyos progenitores son del mismo sexo. Es lo que cuenta el libro infantil que ha estado en el ojo del huracán en Hungría. El país ha multado a la cadena de librerías Líra Könyv por no señalar que el cuento describe “comportamientos que se desvían de los roles de género tradicionales”, una forma de marcar los contenidos LGTBI, que se une a la ley recientemente aprobada que prohíbe hablar de homosexualidad en los colegios. Titulado Micsoda család! (¡Qué familia!), el libro ilustrado es una traducción húngara de otros dos títulos cuya edición original es española, publicada en castellano y catalán en 2018 por la editorial Egales, especializada en temática LGTBI.

Su autor es Lawrence Schimel (Nueva York, 1971) –con ilustraciones de ElÄ«na Brasliņa– y vive en Madrid desde hace más de 20 años. Explica que con Pronto por la mañana y No es hora de jugar, los dos libros fusionados en la edición húngara, su intención fue “desarrollar historias divertidas que simplemente sucedían en familias homoparentales”. El primero cuenta la mañana de un niño con dos madres y en el segundo la protagonista es una niña con dos padres que se resiste a irse a dormir. Ya hay 23 ediciones distintas en diferentes países del mundo. “Ha sido emocionante ver a familias húngaras colgando fotos con sus hijos y el libro en sus manos”, comenta.

La librería que expuso su libro sin el disclaimer se enfrenta a una multa. ¿Cuál fue su reacción al enterarse?

Ha sido una sorpresa. Estábamos todos en alerta porque vemos lo que está pasando en Hungría, pero no lo esperábamos. Ha sido algo insólito, nunca me había pasado algo así con ninguno de los 120 libros que tengo. Una cosa emocionante ha sido ver que la librería, en vez de poner la advertencia en el libro, ha colocado en la puerta de sus tiendas un cartel que dice “En esta tienda vendemos libros con contenidos no tradicionales”. Aunque el Gobierno está intentando atacar el título y los derechos de las personas LGTBI en general, hay mucha gente que está luchando en contra de todo esto e intentando resistir. La multa lo que evidencia es la necesidad de que haya más y más libros así.

La obligación de etiquetar estos cuentos se une a las leyes homófobas aprobadas por el país. ¿Cómo ve esta ofensiva antiderechos?

Suena a cuando nos pusieron a los judíos un triángulo amarillo y a los homosexuales un triángulo rosa [estos fueron los símbolos con los que se identificaba a los prisioneros en los campos de concentración nazis] Ya hemos visto en el pasado qué pasa cuando empezamos a señalar de esta forma. Es un auténtico señalamiento y es muy peligroso, es un ataque directo, no solo contra las personas LGTBI, contra toda la población.

¿Con qué idea escribió estos libros?

La intención era crear libros divertidos en los que las historias simplemente se desarrollaran en el seno de familias homoparentales. Existían libros con personajes LGTBI, pero era común que la identidad fuera la parte principal de la trama y el motor del argumento. Queríamos hacer algo diferente y que no fuera solo para familias LGTBI.

Es común en estos sectores de extrema derecha, no solo en Hungría, el discurso que intenta imponer un pánico moral con la excusa de proteger a la infancia ante los contenidos LGTBIQ en las aulas.

Sí. Directamente no se sostiene, y además es que es al revés. Lo que están intentando es ocultarnos y mentir a la infancia sobre nosotros. Las personas LGTBI existimos y eso es insultar a la inteligencia de los niños. Lo único que vas a conseguir con ello es que las generaciones del futuro sean ignorantes y que quienes son LGTBI sufran. Van a tener mucho más miedo y más culpa por ser lo que son. Están equiparando lo que sienten con delitos como la pederastia; es muy peligroso y nocivo. Ocultar la realidad a los niños solo puede dañarles porque lo que hacen estas normas es mostrarles que es legítimo y que está bien odiar y discriminar. Dicen que estos libros y estos contenidos van a convertir a los menores en homosexuales, pero lo único que hacen es ayudar a que no se conviertan en homófobos.

¿Qué reacciones está viendo a raíz de la multa a la librería?

Está habiendo mucha repercusión en medios y redes. A nivel personal ha sido muy emocionante ver lo que ha hecho la librería, pero también ver a un montón de familias húngaras subiendo fotos en redes sociales con sus hijos con el libro en las manos. Aunque el Gobierno húngaro es homófobo, la sociedad avanza en otro sentido. He visto, además, como ha aumentado el interés por la publicación, más gente se está enterando de que se existe y hay editores interesándose por publicarlo en sus países.

¿Está recibiendo ataques?

Hay ataques, sí. Menos a mí directamente, pero sí odio generalizado en las redes sociales. Hay que decir que muchos son bots, pero también hay personas que se están sintiendo libres para desatar su odio. Por eso necesitamos estos contenidos que muestren la sociedad diversa en la que vivimos. La realidad es que estamos en un mundo plural, y poco de eso se refleja en las historias. Recuerdo mi primer libro publicado en España, en 1998, que una de las reseñas publicadas decía “resulta cansino que todos los personajes sean homosexuales”. Jamás encontraremos una reseña que diga eso de los heterosexuales, aunque no refleja cómo es la sociedad. Solemos asociar lo masculino y heterosexual a lo universal, y eso tiene que cambiar.

¿Hay riesgo de que este tipo de políticas se extiendan?

Precisamente el libro está pendiente de ser publicado en Rusia, donde les obliga la ley a colocar en la portada un aviso de que solo es para mayores de 18 años y está creado por agentes extranjeros. Así que estamos un poco expectantes con qué va a pasar con la edición en Rusia. Confío en que los expedientes sancionadores anunciados por la Comisión Europea contra Hungría y Polonia por sus leyes homófobas sean un paso para frenar que cada vez más países se sientan legitimados para hacer esto. Pero es verdad que si incluso en España, donde tenemos leyes que nos protegen, aún así se están sintiendo tan libres de atacarnos como lo están haciendo, tenemos mucho camino por andar.

Precisamente en nuestro país Vox ha mostrado su apoyo al presidente húngaro y el Partido Popular la semana pasada se abstuvo en una votación en el Parlamento Europeo de una resolución contra Hungría...

Es muy preocupante y es preocupante en todos los países. Lo hemos visto con la presidencia de Trump también en Estados Unidos. Yo creo que vamos en buen camino en general, pero hay retrocesos en muchos países y contextos, e incluso en aquellos que son más abiertos, pero la realidad es que nuestros derechos y libertades son frágiles.