Los datos de Yale revelan que la inteligencia artificial no ha cambiado el empleo en Estados Unidos pese a las predicciones catastrofistas: “Nuestro análisis refleja estabilidad, no una gran alteración en la economía”

El temor a que las máquinas acaben ocupando los puestos de trabajo de las personas se extiende por muchas oficinas y fábricas. El avance de los sistemas capaces de generar textos, imágenes o informes provoca desconfianza entre profesionales que imaginan un mercado laboral cada vez más automatizado. Las previsiones de algunos directivos del sector tecnológico amplifican ese miedo, con mensajes que apuntan a despidos masivos o reconversiones inevitables.

La inquietud se centra sobre todo en quienes trabajan en entornos creativos o de servicios digitales, donde el margen de sustitución parece mayor, y este clima de desasosiego ha impulsado un estudio decisivo realizado por la Universidad de Yale.

Un informe universitario desinfla las previsiones más alarmistas sobre el empleo en Estados Unidos

El informe, elaborado por el Budget Lab de Yale y citado en su propio análisis, explica que el empleo en Estados Unidos se mantiene estable tras la expansión de la inteligencia artificial. Los investigadores estudiaron los datos de los últimos 33 meses y no hallaron cambios relevantes en la composición del mercado laboral. “Nuestro análisis refleja estabilidad, no una gran alteración en la economía”, afirmó el equipo del Budget Lab. Esta conclusión contradice las predicciones más alarmistas que se formularon después de la aparición de ChatGPT en 2022.

Los autores compararon la evolución del empleo con dos momentos de gran impacto tecnológico: la adopción general de los ordenadores en los años 80 y la expansión de internet a mediados de los 90. Los resultados muestran que el ritmo actual de transformación apenas supera en un punto porcentual el de aquellas etapas iniciales. El estudio destaca además que los sectores con mayor exposición a la IA, como Información o Servicios Profesionales, ya mostraban alteraciones antes del lanzamiento de ChatGPT.

Esa observación lleva a otro de los hallazgos importantes. Los investigadores analizaron la distancia entre las estimaciones teóricas de exposición elaboradas por OpenAI y el uso real de estas herramientas, medido a partir de los datos de Anthropic. Las diferencias resultaron evidentes. Mientras las métricas de exposición abarcaban un abanico amplio de profesiones, el uso efectivo se concentraba en tareas de informática, matemáticas y diseño. En palabras del informe, “el uso se concentra claramente en los trabajadores de ocupaciones informáticas y matemáticas”. Esto demuestra que la adopción práctica sigue limitada a nichos concretos, lejos del panorama general que se difundió al principio.

Los indicadores de desempleo no reflejan un aumento atribuible a la inteligencia artificial

El equipo también revisó los datos sobre desempleo, tanto en duraciones cortas como prolongadas, para detectar posibles efectos de sustitución laboral. No hallaron pruebas de un incremento atribuible a la inteligencia artificial. Los parados procedían de ocupaciones donde, en promedio, entre el 25 y el 35% de las tareas podrían realizarse con IA generativa, sin que esa cifra mostrara una tendencia ascendente. Además, el uso de herramientas automáticas con funciones de aumento o sustitución tampoco mostró relación con la pérdida de puestos.

La investigación incluyó un apartado dedicado a los graduados universitarios. Allí, los expertos compararon la distribución de empleos entre los jóvenes de 20 a 24 años y los de 25 a 34. El resultado reveló coincidencias casi exactas en su inserción profesional, lo que sugiere un efecto moderado o inexistente de la IA en las primeras etapas de carrera. Solo en los últimos meses se observa una diferencia de seis puntos porcentuales que podría deberse a la debilidad general del mercado de trabajo. El informe la menciona como “evidencia incipiente” que requiere seguimiento antes de extraer conclusiones.

La publicación también examinó los factores macroeconómicos. Parte de la caída de vacantes se asocia a la decisión de la Reserva Federal de poner fin en 2022 a la política de tipos de interés cercanos a cero. Antes de esa fecha, muchas empresas financiaron proyectos de riesgo que multiplicaron los empleos tecnológicos. La subida de tipos redujo la inversión y provocó la contracción de ofertas que algunos confundieron con un efecto directo de la IA. Los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales de Estados Unidos respaldan esta interpretación.

El documento de Yale concluye con una observación que invita a la cautela. “La imagen que surge de nuestros datos refleja estabilidad, no una gran alteración a nivel económico”, recoge el informe, que aclara que sus resultados no pretenden anticipar el futuro. La institución planea seguir actualizando los datos de forma mensual para vigilar posibles cambios. Hasta ahora, los registros muestran un panorama de continuidad más que de sustitución, un alivio para quienes temían un vuelco inmediato en el mundo laboral.