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Zerão, el estadio brasileño donde cada equipo casi defiende un hemisferio del planeta

Definir con exactitud la posición del ecuador implica más que dibujar un trazo sobre un mapa. Se trata de un cálculo que requiere mediciones precisas de la forma de la Tierra y de la inclinación de su eje, un proceso que involucra herramientas geodésicas y observaciones astronómicas. La línea que divide al planeta en hemisferio norte y sur no existe físicamente, de modo que su ubicación depende de coordenadas establecidas mediante sistemas satelitales y modelos matemáticos.

Incluso con tecnología avanzada, la representación varía levemente según el método utilizado y la proyección cartográfica adoptada. Esa naturaleza intangible es la que convierte su trazado en un desafío que, en determinados lugares, se vuelve parte de la identidad local.

En Macapá, capital del estado brasileño de Amapá, la relación con el ecuador va más allá de la cartografía. Allí se levanta el Estadio Milton de Souza Corrêa, conocido como Zerão, que ha convertido esa proximidad a la línea cero de latitud en un rasgo distintivo.

Un estadio brasileño convirtió su cercanía al ecuador en un rasgo que lo distingue de cualquier otro

Construido en 1990 en el barrio Marco Zero, su emplazamiento coincidía con un área donde ya existía un monumento que marcaba el punto geográfico de referencia. Aunque las mediciones posteriores situaron el verdadero ecuador a 50 metros más al norte, el estadio conserva la fama de permitir que cada equipo juegue medio tiempo en un hemisferio distinto.

En sus primeros años, el recinto tenía una capacidad para 5.600 personas y albergaba competiciones regionales. Con el paso del tiempo, se planificó una remodelación integral para ampliar el aforo y modernizar sus instalaciones. En 2007 comenzaron las obras que incluyeron un nuevo sistema de drenaje, graderíos renovados y mejoras en el césped, con el objetivo de cumplir estándares que permitieran aspirar a ser sede de partidos del Mundial de 2014. Finalmente, la candidatura no prosperó, aunque el proyecto sí permitió que, en 2014, el estadio reabriera con un aforo de 13.600 asientos.

El Zerão pertenece al Gobierno del Estado de Amapá y sigue siendo uno de los puntos de reunión más importantes de la ciudad, a pesar de su aislamiento geográfico. Macapá no tiene conexión por carretera con el resto del país, por lo que el acceso se realiza en barco por el río Amazonas o en avión.

Los días de partido reúnen a hinchas de clubes como Trem o Santos-AP. La calidad del juego puede no alcanzar la de las grandes competiciones del país, pero la idea de ver a los futbolistas disputar un encuentro junto a la línea imaginaria que divide el planeta sigue siendo un atractivo. Esa cercanía al ecuador le da un carácter que pocos estadios pueden ofrecer.

El ecuador sí se traza en la ciudad

El monumento del barrio Marco Zero, que dio nombre al estadio, consiste en una estructura de hormigón con un gran aro central alineado para enmarcar la salida del sol durante los equinoccios. A través de una línea blanca en el suelo, se simboliza el trazo del ecuador, un elemento que se ha convertido en referencia turística y que ha contribuido a reforzar la identidad de Macapá como ciudad del ecuador.

Hubo momentos en los que el estadio atravesó periodos de abandono, especialmente antes de la remodelación. En 2007 fue clausurado por deficiencias de seguridad y las competiciones se trasladaron a otros campos. El regreso en 2014 no solo recuperó la actividad deportiva, sino que también devolvió al barrio un elemento emblemático.

Actualmente, su relevancia se mantiene gracias a esa curiosa ubicación. Cada visita ofrece la oportunidad de ver un gol que casi empieza en un hemisferio y termina en el otro, un detalle que para muchos aficionados se convierte en el recuerdo más peculiar de presenciar un partido en esta parte tan recóndita del mundo.