Recorrer nuevos países, conocer sus costumbres, impregnarse de todas las culturas posibles y descubrir los tesoros patrimoniales que se han levantado a lo largo y ancho de nuestro planeta. Ese es el anhelo de casi todo el mundo, al menos de aquellos a los que les gusta viajar. Sin embargo, ese propósito no siempre es factible y ahí surgen alternativas que pueden apaciguar las ganas de conocer rincones nuevos como la Isla de Pascua.
Esta remota isla chilena casi no necesita presentación: ahí se levantó una emblemática civilización de la que todavía hoy quedan vestigios, las enormes estatuas de piedra con forma de cabeza humana y conocidas como moais. Todo un icono que ha trascendido fronteras.
Pero llegar hasta la Isla de Pascua, habitada inicialmente por la población de rapanui, no es sencillo. De ahí surge la iniciativa de un grupo de científicos, que ha creado el primer modelo 3D de alta resolución de la cantera Rano Raraku, donde se encuentran la mayoría de estatuas, ofreciendo a personas de todo el mundo una visión de la isla.
La herramienta, impulsada por investigadores de la Universidad de Binghamton y Universidad Estatal de Nueva York, permite a estos singulares visitantes acercarse y recorrer diversas características de la cantera, tanto altas como bajas, ofreciendo vistas que no podrían apreciar ni siquiera viajando a Rapa Nui, nombre original de la Isla de Pascua. Los científicos recuerdan las dificultades para su visión, porque se trata de un cráter volcánico demasiado empinado y accidentado para atravesarlo con seguridad.
“Se pueden ver cosas que no se podrían ver desde el suelo. Se pueden ver partes superiores, laterales y todo tipo de zonas a las que simplemente no se podría llegar caminando”, explica en un comunicado el profesor de Antropología de la Universidad de Binghamton y autor principal de un nuevo artículo publicado en PLOS One, Carl Lipo.
Lipo recuerda el valor de las famosas figuras y la información que ofrecen del lugar donde se levantaron. “Como arqueólogo, la cantera es como un Disneyland arqueológico”, resume el responsable.
Treinta vuelos con drones y 22.000 fotos
El reto era que esta especie de mapa interactivo mostrase una imagen fidedigna del terreno, sobre todo después del incendio que arrasó la cantera en octubre de 2023. Para ello, realizaron unos treinta vuelos con drones, tomando 22.000 fotos de la cantera a intervalos de treinta metros. Mediante un programa informático, las imágenes se combinaron para crear el modelo 3D resultante, un proceso que llevó meses.
Y están satisfechos con el resultado. “La calidad de este modelo supera con creces lo que se podía hacer hace tan solo un par de años, y la posibilidad de compartir un modelo tan detallado de forma accesible desde cualquier ordenador es notable”, añade el investigador Thomas Pingel.