Leyendas y batallas de un castillo declarado Bien de Interés Cultural y situado a más de mil metros de altura

El castillo de Morella se erige como una imponente fortaleza que domina la comarca de Els Ports desde una altura de 1.072 metros en la provincia de Castellón. Y su valor estratégico es tal, que este enclave ha estado utilizado incluso desde el Neolítico, convirtiéndose con el tiempo en una fortaleza moldeada y construida por cada pueblo que la habitó. Declarado Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico en 1931, este castillo ha sido testigo de innumerables batallas y cambios de poder a lo largo de los siglos. Su silueta se recorta contra el cielo, ofreciendo una de las panorámicas más espectaculares del interior de la Comunitat Valenciana desde su plaza de armas.

La fortaleza fue edificada aprovechando la formación geológica natural conocida como La mola, lo que la convierte en una fortificación típica de nido de águila. Esta ubicación privilegiada le otorgó históricamente un papel estratégico de primer orden, funcionando como una plaza inexpugnable para controlar el paso entre la costa y el interior peninsular. Su estructura se adapta a la roca viva, integrando la arquitectura humana con la orografía montañosa del terreno. La historia de este emplazamiento se remonta mucho antes de las murallas medievales, con evidencias de ocupación ininterrumpida desde el tercer milenio antes de Cristo. 

Las excavaciones han revelado restos pertenecientes al Neolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, confirmando que este cerro fue un refugio vital para las primeras civilizaciones. Los íberos también se asentaron en estas tierras, reconociendo el valor defensivo de la muela. Con el paso de los siglos, el castillo tomó forma definitiva bajo el dominio de diversas culturas, incluyendo romanos, visigodos y árabes. Fue durante el periodo islámico cuando la fortaleza adquirió mayor relevancia regional, relevando a la antigua ciudad iberorromana de Lesera como centro administrativo de la zona. 

La arquitectura base que se conserva hoy en día todavía refleja influencias de la ingeniería militar musulmana del siglo XIII. Una de las figuras más legendarias vinculadas al castillo es Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid Campeador, quien lo conquistó en dos ocasiones antes de su victoria en Valencia. En el año 1084, el Cid arrebató el dominio de la ciudad a los árabes mientras servía al rey musulmán de Zaragoza. Su presencia en esta zona de Castellón forma parte fundamental de la crónica histórica de España y de la identidad de la villa.

Una muralla de 2.500 metros

La conquista cristiana definitiva fue llevada a cabo por Blasco de Alagón en 1232, quien otorgó la carta de población al municipio un año después. Tras su muerte, el señorío pasó a manos de la Corona de Aragón, y el rey Jaime I el Conquistador reconoció su gran valor estratégico y simbólico. Jaime I manifestó que una fortaleza de tal importancia solo debía permanecer bajo la jurisdicción directa del monarca. El recinto se organiza arquitectónicamente en tres niveles diferenciados que incluyen el Palacio del Gobernador y las plazas para baterías de artillería. 

Está rodeado por una muralla de 2.500 metros de longitud y 9 metros de altura, reforzada con 14 torres y 6 puertas principales. Entre estos accesos destacan la puerta gótica de San Pedro y la de San Miguel, así como la de San Mateo, situada frente al actual casco histórico. El castillo ha albergado a personajes de la talla de Abderramán III, el Rey Fernando de Antequera y el Papa Luna. En 1414, las murallas fueron el escenario de un encuentro histórico entre Benedicto XIII, el rey Fernando I y San Vicente Ferrer para tratar de resolver el Cisma de Occidente. Aunque la reunión no logró su objetivo de unificar la Iglesia, el evento subraya la importancia política de Morella en la Europa medieval.

Durante la Edad Moderna y Contemporánea, el castillo sufrió las consecuencias de grandes conflictos como la Guerra de Sucesión, donde Morella se mantuvo fiel a los Borbones. En la Guerra de la Independencia, las tropas del General Elío bombardearon la fortaleza en 1813 para expulsar a las tropas francesas que se encontraban acantonadas allí. Estos ataques causaron graves daños estructurales, incluyendo la destrucción de la Torre Celoquia, la más importante del conjunto. El siglo XIX estuvo marcado por las Guerras Carlistas, donde el general Ramón Cabrera, apodado el Tigre del Maestrazgo, lideró la resistencia desde esta villa. 

Morella se convirtió en la capital de la Comandancia General del Maestrazgo bajo el mando carlista hasta el fin de la contienda. El uso militar del castillo terminó finalmente en 1911, cuando el regimiento de infantería Otumba abandonó definitivamente la plaza. En la actualidad, el castillo es el principal atractivo turístico de Morella y puede recorrerse en una visita que suele durar aproximadamente una hora. El ascenso hacia la plaza de armas requiere subir numerosas escaleras que bordean la montaña, permitiendo observar diferentes espacios de uso militar. 

Es un monumento que admite mascotas siempre que vayan atadas, aunque no es accesible para sillas de ruedas o cochecitos de bebé debido a su terreno irregular y empinado. El horario de visita varía según la temporada, permaneciendo abierto hasta las 19:00 horas en verano y hasta las 17:00 en invierno. Además de su valor histórico, el castillo ha servido como escenario cinematográfico para directores como Julio Medem en su película Tierra. Quienes visitan la fortaleza hoy pueden disfrutar no solo de la arquitectura, sino también de la rica gastronomía local y las vistas del océano de montañas que rodea la mola.