La miel de Asturias por fin ha conseguido la distinción que tanto tiempo llevaba esperando y figurará dentro del registro de Indicación Geográfica Protegida (IGP), una distinción que protege los nombres de los productos que proceden de regiones concretas y tienen cualidades específicas o que gozan de una reputación vinculada al territorio de producción.
En el caso de la miel de Asturias, la Comisión Europea (CE) destaca que se trata de un producto que se elabora exclusivamente en esta región, a partir de plantas propias de la zona. Por tanto, con unas características únicas y que merecen una diferenciación.
Las autoridades europeas subrayan que la miel asturiana se caracteriza por “un color ámbar que va del claro al muy oscuro, una textura densa y aromas y sabores intensos”.
Además, la CE destaca que los apicultores actuales “aún emplean las prácticas ancestrales” que dan lugar a mieles “únicas, transmitidas de generación en generación”: “El uso de métodos tradicionales, combinado con un profundo conocimiento del entorno local, permite a los apicultores obtener diferentes variedades de miel de alta calidad”.
Así, la miel de Asturias gana enteros, prestigio y reconocimiento a nivel comunitario. A partir de este martes, forma parte de un selecto grupo de productos que figuran en la base de datos eAmbrosia. En total, la Unión Europea (UE) ha concedido otras 3659 denominaciones protegidas.
Distinciones en Asturias y en el resto de España
En nuestro país, otros productos ya cuentan con el distintivo de IGP. Es el caso del espárrago de Navarra, el cordero segureño, el queso de Los Beyos, la carne de Ávila, el aceite de Jaén, el tomate de La Cañada de Níjar, el lacón gallego o la tarta de Santiago, entre otros, de acuerdo con el listado publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
En concreto, la región asturiana ya tenía reconocimiento de IGP para otros productos como la faba, la ternera o el chosco de Tineo, un embutido crudo-curado y ahumado en ciego de cerdo típico de su gastronomía.