Este pequeño pueblo leonés tiene un enorme patrimonio arquitectónico y es conocido como la pequeña Compostela

Alberto Gómez

15 de julio de 2025 14:00 h

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Situado en valle del río Valcarce, en la provincia de León, este pequeño pueblo de 2.600 habitantes ofrece a cualquier agradecido visitante un enorme patrimonio arquitectónico, de ahí que sean muchos los que la hayan apodado como la pequeña Compostela o la Compostela leonesa, ya que tanto legado histórico recuerda al de Santiago de Compostela, de la que le separan 190 kilómetros.

De hecho, también tiene su encanto jacobeo ya que se trata de una agradable localidad en la que hacer un alto en el Camino de Santiago, de ahí que sean muchos los peregrinos que pasan y paran en Villafranca del Bierzo antes de continuar la ruta hasta la capital gallega para poder finalizar en este caso el camino francés y ver al apóstol como hacen miles de personas al año. Muchos historiadores justifican precisamente su reputación por los hospitales que se crearon para atender a los caminantes.

Saqueada y quemada

Fue un fuerte militar en la época romana que protegía la ruta del oro. Un emplazamiento donde tropas astures y califales pelearon durante la Reconquista. Un señorío que pasó de unas manos a otras por su privilegiada situación geográfica. Incluso fue Cuartel General del Ejército de Galicia y sus aliados durante la guerra de la Independencia, periodo en el que fue saqueada y quemada por ingleses y franceses.

Cuando uno llegue a Villafranca del Bierzo lo que no debe sorprenderle es de escuchar cómo más de un lugareño habla gallego, dada su proximidad con la comunidad autónoma vecina. Pero, en todo caso, lo importante es disfrutar de su oferta patrimonial, empezando por la iglesia de Santiago. Construida en el siglo XII, después de que el obispo de Astorga consiguiera permiso del papa para levantar un templo a Santiago donde los peregrinos que no pudieran completar la ruta, por enfermedad o accidente, consiguieran igualmente el jubileo.

Se trata de un templo de una sola nave, con una fachada austera, arcos de medio punto, un ábside románico y un Cristo crucificado del siglo XIV. Aunque lo que buscan sobre todo los peregrinos es la Puerta del Perdón, que sólo se abre durante el Jubileo (como este 2025) y que permaneció cerrada en los siglos XIX y XX por la peste y los saqueos.

Otro de los alicientes obligados que hay que visitar una vez puestos los pies en este precioso pueblo de León es el castillo de los Marqueses de Villafranca, con sus fuertes muros, torres circulares con tejado de pizarra situadas en las esquinas y ventanas enrejadas. La fortaleza, eso sí, no pudo resistir el saqueo de tropas inglesas y galas cuando huían hacia Lugo.

Calles, palacios y plaza mayor

La calle de la Libertad, para ver las casas con balcones de madera y escudos familiares en las fachadas de piedra, la calle del Agua, parte del Camino de Santiago, edificios barrocos como el palacio de los Marqueses de Villafranca, el de Torquemada o el Convento de San José, además de su puente medieval y la plaza mayor con soportales de madera son otros de los alicientes para visitar.

La pequeña o leonesa Compostela, además de sus atractivos históricos y arquitectónicos, también es un enclave de naturaleza, un entorno idílico incluso con una playa fluvial, en la que se puede disfrutar de un buen rato en dos chiringuitos y zonas de merendero con temperaturas agradables con las que no echar de menos ni el mar ni el aire acondicionado.