En el extremo norte de la provincia de Guadalajara, dentro del territorio de Castilla-La Mancha, se encuentra Atienza, una localidad de origen medieval que conserva buena parte de su trazado histórico y de su patrimonio arquitectónico. Asentada sobre una ladera, y presidida por los restos de una fortaleza, Atienza fue durante siglos un núcleo estratégico dentro del sistema defensivo del reino de Castilla, tanto por su ubicación como por su relevancia en el contexto de la Reconquista.
Con una población que no supera los 400 habitantes, Atienza forma parte de la conocida como “España vaciada”. Sin embargo, ha logrado mantener su perfil patrimonial intacto y ha orientado parte de su actividad hacia el turismo rural y cultural. A lo largo de los últimos años, ha recibido atención por su conservación, por la autenticidad de su entramado urbano y por celebraciones como “La Caballada”, que cuenta con una historia documentada de más de ocho siglos. Su inclusión en varias rutas históricas, como el Camino del Cid, refuerza su atractivo como parada para quienes buscan destinos alejados del turismo masivo.
El conjunto urbano de Atienza está declarado Bien de Interés Cultural. El trazado de sus calles, sus iglesias románicas y la silueta del castillo sobre el cerro permiten una lectura clara de su evolución histórica. Las construcciones, en su mayoría de piedra, responden a una arquitectura tradicional vinculada al entorno geográfico.
Patrimonio defensivo y religioso de una villa medieval
El castillo de Atienza es el elemento más visible de la localidad. De origen andalusí y reformado tras la conquista cristiana, esta fortaleza se sitúa en lo alto de un cerro y conserva restos de murallas, torreones y un aljibe. Durante los siglos XI al XIII, el castillo formó parte del sistema de defensa frente a los reinos musulmanes del sur. En la actualidad, se puede acceder a pie y recorrer parte de su perímetro, que ofrece vistas amplias del entorno natural.
En el interior del núcleo urbano se conservan numerosos edificios de carácter religioso, muchos de ellos construidos entre los siglos XII y XIV. La iglesia de Santa María del Rey, situada en las afueras del núcleo, se considera una de las más antiguas. También destaca San Bartolomé, con su galería porticada y su papel como sede de un museo de arte sacro y paleontología.
La iglesia de la Santísima Trinidad, convertida en museo, acoge una colección de piezas de imaginería, tallas y objetos litúrgicos de diferentes épocas. Junto a ella, la iglesia de San Gil mantiene su configuración original y ofrece una exposición permanente.
Además del patrimonio religioso, el centro histórico conserva ejemplos de arquitectura civil, como la Casa del Cordón, antiguo edificio gótico adaptado hoy como museo y punto de información. La plaza del Trigo, espacio central del casco antiguo, mantiene su forma irregular y conserva elementos como soportales, columnas de piedra y viviendas con escudos nobiliarios.
Vida local, tradiciones y entorno natural
La actividad cultural más representativa de Atienza es “La Caballada”, una celebración de origen medieval que se mantiene desde el siglo XIII. Tiene lugar el domingo de Pentecostés y está organizada por la cofradía de la Santísima Trinidad. Durante la fiesta, vecinos a caballo recorren el municipio vestidos con trajes tradicionales, en recuerdo de un episodio histórico vinculado a la protección del rey Alfonso VIII cuando era niño. La cita cuenta con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional y combina actos religiosos, procesiones, meriendas colectivas y eventos abiertos al público.
A lo largo del año, se celebran otras actividades vinculadas al calendario litúrgico o a iniciativas de asociaciones culturales locales. A pesar del descenso demográfico, el municipio cuenta con servicios básicos para la atención turística, como casas rurales, pequeños alojamientos familiares y establecimientos de restauración centrados en cocina tradicional. Además, el ayuntamiento impulsa visitas guiadas, jornadas patrimoniales y actividades de divulgación sobre la historia de la villa.
El entorno natural de Atienza permite la práctica de senderismo y el acceso a espacios de interés ecológico. A pocos kilómetros se encuentran la hoz del río Salado, la laguna de Somolinos y parajes de media montaña como la Sierra de Pela. Son zonas con baja densidad de población, escasa presión turística y valores ambientales reconocidos. Además, el municipio forma parte del recorrido del Camino del Cid, del Camino de Santiago por la ruta del Levante y de la Ruta del Románico Rural, lo que lo convierte en punto de paso para viajeros culturales.