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El autoego es un agujero negro

Representación gráfica del autoego.

Mariano Gistaín

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Nadie tiene tiempo de atención excepto para sí misma/o y sus negociados. La atención chupa el triple de energía (y de atención) que el mero ensimismamiento. El autoego se come el universo. El autoego es un agujero negro monstruoso, y hay uno en marcha en cada palmo cuadrado, cúbico, digital. El autoego sublima su tiempo a fuerza de perderlo. El planeta se calienta por el roce de los egos, esa fricción que además de calor emite ruido, las dos cosas.

Sitios raros donde nunca pasa algo. Barco descontrolado tira puente. FAIL. Terroristas golpeados confiesan asesinatos por dinero en Rusia y el vídeo va por Tiktok, la red china que quiere prohibir Biden porque se le apodera del país, que se cae a trozos. Hay chips que no se pueden vender al rival. Gafas Apple para pobres. La peli de Amazon Prime How is that for a monday?, dirigida por Sripal Sama (2023) es buenísima: te va sorprendiendo con más fondo cada vez... debajo de una capa hay una vida (al menos en los buenos, los malos son planos) llena de contenidos de calidad. Cuando ya vas a dejarlo estar ella sola se rehace, se reaviva.

Assange se salva por los pelos de momento, y Londres salva su independencia judicial de momento. Un respiro. USA se encarniza con él para evitar futuras filtraciones.

Sitios raros donde nunca hay nadie hasta que llega una multitud. Sitios de encuentros fortuitos furtivos casuales informales informativos, es todo hay algo dadá siempre por la mañana hasta que salen los anuncios oficiales, todos los anuncios son oficiales, al menos de sí mismos, pero también de entes oficiales per se, instituciones, institutrices, institutos... la palabra institución describe un ente donde el jefe/a cobra cien mil años, más que un repartidor.

Sitios propios de fiestas, puentes, vacaciones, grupos, casas, locales vacíos esperando la mano de nieve que les quite el polvo. Lo rural vuelve cuando cesa la actividad, aunque ahora nunca cesa nada, y menos la actividad: la competencia y la productividad se redefinen cada minuto para que nadie pueda medirlas ni saber qué son. Lo rural vuelve a ratos, por eso es tan necesario, porque es el no-lugar. Cuando los agricultores vuelven a las ciudades y a las autovías nadie les hace caso, no existen, las manifestaciones se han incorporado a la normalidad en la que nadie puede prestar atención a nada porque su propio negocio, institución, ansiedad vital se come el crono. El robot IA perfecto, suprahumanamente dotado, tendrá un autoego cero cero. Por eso no acaba de salir. Freud no sospechó que la potencia descomunal del autoego pudiera fundir el planeta y colapsar la galaxia. En eso estamos.

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