Risco Caído, una máquina del tiempo para interpretar a los antepasados de Gran Canaria

Hendidura y proyección en Risco Caído (ALEJANDRO RAMOS)

Iago Otero Paz

Artenara —

Escondido en Barranco Hondo, en Gran Canaria, se encuentra el complejo arqueológico y astronómico de Risco Caído, un asentamiento troglodita formado por una veintena de cuevas artificiales entre las que destacan dos, la Cueva 6 y la Cueva 7 que probablemente sean las más antiguas y que acogen lo que fue un santuario de montaña de los antiguos canarios.

Aunque en la actualidad está asentado en una de las partes más remotas de la isla, todo hace indicar que el noroeste de la isla fue la zona más poblada. Y es que, cercano a Risco Caído, se encuentran el Santuario de Risco Chapín, el asentamiento de la Mesa de Acusa, el asentamiento del Roque Bentayga; sin olvidarse la Cueva Pintada de Gáldar, el maipez de Agaete, el Cenobio de Valerón o el Parque Cultural de Caserones en La Aldea de San Nicolás.

Para llegar a Risco Caído hay que madrugar ya que su secreto mejor guardado, la proyección en la pared de la Cueva 6, solo sucede a primera hora del día con los primeros rayos de sol entre los meses de abril y septiembre. Esta construcción de planta circular tiene una bóveda de entre cuatro y cinco metros de altura con unas paredes en las que hay labrados hasta 48 triángulos invertidos que representan el pubis femenino. Esta afirmación se hace porque tiene una ranura que divide el triángulo por la mitad, lo que coincide con idolillos encontrados en algunos yacimientos que son representaciones femeninas que están marcadas con un triángulo invertido por la mitad con un orificio en su interior.

Aparte de estos triángulos, también hay varias cazoletas y hornacinas en el suelo. Las cazoletas se creen que podrían ser usadas para realizarse ofrendas, aunque tampoco descartan que tuvieran un uso más simple, como es el de fijar algunas estructuras, o también representar las constelaciones.

En cuanto a la proyección, esta se produce porque la luz penetra frente a la pared principal de la cueva, en un orificio que ha sido tallado, se cree, con basalto. En el panel principal representa una figura que va variando según la época del año y que tanto los investigadores como los visitantes han logrado descifrar como un falo, una mujer encinta o una pera. Sea lo que sea, están casi seguros que tiene un gran vínculo con la fertilidad y la fecundidad. De hecho, pocos días después del equinoccio la luz se proyecta en uno de los triángulos, lo recorre, desciende en el canalillo y muere en el interior de una hornacina, lo que podría significar como un momento que representa la fecundidad.

El destello avanza de derecha a izquierda hasta que, coincidiendo con el solsticio de verano, ilumina un grabado con forma de escudo. El vértice de la proyección se ajusta con precisión a la forma del grabado, siendo el día más largo del año cuando más dura la figura. A partir del solsticio de verano vuelve a retroceder y las proyecciones son las mismas pero a la inversa. Entre septiembre y abril, las noches despejadas y alumbradas con luna llena permiten también ver este efecto.

De las 48 vulvas, ocho son las principales ya que son las que tienen la luz entre el equinoccio de la primavera y el de otoño y que podría ser la relación que existe con la gestación. Los investigadores creen que existe un vínculo entre la fertilidad y el verano ya que la supervivencia de los humanos dependía de conocer el entorno y estar conectado con él. Por ello, podría ser que estos ocho meses en los que los rayos del sol entran en esta cueva sirvieran como un calendario astronómico que indicaba a los antepasados la época de la primavera y el verano, momento de la siembra de los cultivos y en el que muchas especies animales tienen crías. Todo ello hace que se crea que Risco Caído fuera utilizado como almogarén, palabra con la que se conoce los lugares de culto de los antepasados canarios. No obstante, tal como Daniel González, guía del complejo, explica, uno de los errores en los que se suele caer cuando se interpretan yacimiento es que las personas no son capaces de perder la mirada del siglo XXI para glosarlos.

El nombre de Risco Caído proviene por un desplome. Según cuenta González, sobre este hay varias versiones: una que fue muy grande a principios del siglo pasado y que la recuerdan los más mayores del lugar, y la otra, con aires de leyenda prehispánica, que cuenta que una familia quedó sepultada debido al desprendimiento. Si este desplome se confirmara, se cree que tendría que existir mucha información arqueológica de esta época en el nivel inferior, que todavía no ha sido investigado. Lo que sí que tienen datación es de la cueva adyacente al complejo, que a mediados del siglo pasado sufrió un derrumbe y por ello falleció una anciana que iba todos los días a alimentar a los animales que guardaba en ella.

En cuanto a la otra gruta investigada, la 7, esta es más grande y tiene una planta cuadrangular. El suelo, el techo y las paredes son rectas y están también labradas, contando con hasta 77 grabados y un suelo con muchas más cazoletas que la gruta contigua. En sus paredes también se ven restos de brea, residuo de la combustión de las antorchas. Incluso si uno emplea la imaginación puede ver en uno de los laterales una figura que simula a un águila. En cuanto a la antigüedad se conoce, a través de unas pruebas realizadas con Carbono-14 a una astilita de follao, que la construcción podría ser de finales del siglo XII y principios del XIV, aunque estas fechas los investigadores la toman con prudencia porque lo más probable es que sea de cuando se cortó o murió la planta, por lo que podría ser incluso más antigua.

Yacimiento paleontológico al aire libre

El punto de encuentro para acudir a esta excursión es la plaza de Artenara a una hora muy temprana, las 06.30 de la mañana. Tras subirse en una guagua que recorre una vía estrecha, esta se detiene en las proximidades de la presa de Los Pérez, situada justo en la parte final de Barranco Hondo. Desde aquí hay un sendero de un kilómetro desde el que contemplar cómo el cielo se va aclarando y despide la noche.

Se cree que esta zona corresponde con la comarca prehispánica de Artevirgo o Artevigua, uno de los asentamientos más importantes de la isla. Para ello hay que retroceder en el tiempo e imaginar todas las casas cuevas de la zona como alojamientos de los antepasados de las islas, unos auténticos trogloditas que se creen que llegaron a rondar el millar.

En el camino también existen plantaciones en terraza, hoy abandonadas, y que tienen unos 200 años de antigüedad. Durante el camino el viandante pisa canaletas talladas por los agricultores para conducir el agua. Justo antes de llegar a Risco Caído, en la derecha, unas improntas de fósiles vegetales, producto de erupciones muy violentas que produjeron movimiento de tierra bruscos y la expulsión de cenizas, y que sepultaron bosques enteros. Estos moldes de ramas de árboles están acompañados por capas de sedimentos palpables. Una de estas capas muestra varios cantos rodados, señal inequívoca de que en su día existió un lago en esta zona. Se trata, sin duda, de un yacimiento paleontológico al aire libre.

El futuro de Risco Caído

El conjunto fue descubierto en 1996 y se cree que estaba abandonado desde los años 50, cuando se empleó como pajar. El arqueólogo Julio Cuenca descubrió este lugar, por entonces lleno de zarzas. En ese año se vieron por primera vez los grabados y se entendió que tenía importancia arqueológica y más tarde, cuando se limpió el suelo aparecieron las cazoletas. Sin embargo, se tardó un poco más en percatarse del cine que tenían sobre sus cabeza y no fue hasta el 2009 cuando comenzaron a descifrar lo que podría estar pasando durante seis meses del año.

En el año 2012 el Cabildo de Gran Canaria se hizo propietario de las cuevas e intervino en ellas, comenzando una restauración para evitar que se siguiera deteriorando. Ese mismo año el yacimiento se abrió a las visitas, para las que hay lista de espera ya para abril del año que viene, muestra de la gran expectación que ha generado en la sociedad grancanaria. Para inscribirse, hay que llamar al teléfono 928 666 102.

A principios de este año la Unesco incorporó a su portal de Arqueoastronomía tanto a Risco Caído como a las montañas sagradas de Gran Canaria, lo que puede suponer el paso previo a su inclusión en la lista de patrimonio mundial y el primer sitio arqueológico canario en conseguir esta distinción. No obstante, el Cabildo sigue trabajando y a las excavaciones proyectadas se les une la creación de un centro de interpretación en Artenara en el que se pueda proyectar en pocos minutos lo que sucede durante estos seis meses.

Mira las imágenes de este reportaje en el siguiente enlace.

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