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El Estado garantiza la seguridad de los aviones de bajo coste a pesar del aparente deterioro que presentan algunas aeronaves

Avión de Norwegian con el retrato de Benito Pérez Galdós.

Iván Alejandro Hernández

Las Palmas de Gran Canaria —

Todo avión en funcionamiento en España debe pasar un programa de inspección continuo en una cadena que comienza en el diseño de la aeronave y abarca a todas las empresas fabricantes, los sistemas de aeronavegabilidad o las compañías aéreas, así como todo el material humano: técnicos de mantenimiento, pilotos, tripulación de cabina...

Además, cada cuatro años los aparatos realizan lo que se denomina la gran parada, desmontar por entero el avión para garantiza la revisión y comprobación de cada una de las piezas de por parte de los técnicos especializados, lo que permite la puesta en marcha del mismo como recién salido de fábrica.

De todo ello se encarga la Agencia Estatal de Seguridad Aérea, del Ministerio de Fomento, la EASA, el organismo europeo responsable de garantizar y regularizar la seguridad aérea y la Aviación Civil Internacional (OACI).

Desde Fomento aclaran a Canarias Ahora que las quejas de un usuario sobre un avión de la compañía aérea Norwegian se circunscriben al interior de la aeronave, nunca al funcionamiento del mismo, ya que todos deben estar certificados para volar.

El usuario, llamado Pedro Ramos, se quejaba a través de su red social y del portal Tourinews que una familiar suya viajaba en una aeronave de la compañía Norwegian de Madrid a Gran Canaria que era “blanco, muy viejo, de 26 años de antigüedad”, es decir, diferente a los que la aerolínea asegura que tiene en su web: “más de 134 aviones, entre los que se incluyen Boeing 737-800 que operan en los vuelos de corta distancia y Boeing 787 Dreamliner, que operan en los de larga distancia. Con una flota que tiene una edad media de 3,6 años”.

Para comprobarlo, Ramos usó la apliación Flightradar24, que ofrece un seguimiento en directo del tipo de aeronave y el trayecto, descubriendo que el avión era un 737-4 y que, según el testimonio de la pasajera, la tripulación sólo hablaba griego. Debido a sus quejas, la compañía contestó que no estaba cometiendo ninguna ilegalidad porque cuenta con todas las certificaciones nacionales e internacionales. 

Pero Ramos considera que si compra un pasaje en Norwegian espera ir “en un avión moderno, con wifi y todas las comodidades que anuncian. Y no en un avión de 26 años en el que además la tripulación sólo hablaba griego, no hablaba español”.

Ante esto, Norwegian se ha limitado a alegar que por “razones de logística” operó el trayecto con un avión de otra compañía, algo que tilda de “común”, porque debido a su “rápida expansión” necesita fletar aeronaves.

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