Mensajes al borde de la autopista

Las frases de Anoniman, con su cartel situado en el kilómetro 32 de la Autopista del Norte de Tenerife, se han convertido en todo un fenómeno social silencioso. Cada día más de 50.000 personas se ríen y reflexionan con una propuesta que viene creciendo desde hace siete años después de una simple idea: compartir. Se puede ser alguien importante sin pretender ser nadie…

Con el tiempo, se ha hecho de alguna manera parte de nuestras vidas. Él ya lleva siete años hablándonos en silencio. Y su mensaje, tan abierto y cifrado a veces como imaginación quepa en las cabezas de quienes lo leen, ha encontrado un eco silencioso también entre las miles de personas que día a día disfrutan, ríen, piensan y se emocionan con cada una de sus frases. En ese punto de la Autopista del Norte se ha generado una comunión cómplice entre emisor y receptor en la que, como muy pocas veces ocurre, nadie gana y nadie pierde.

Una ladera y sus frases: un cartelón enorme, situado en el kilómetro 32, a la altura de una de las conexiones con el municipio del Puerto de la Cruz; un cartelón que se aproxima con la constancia de las grandes obras a su primera década de vida, letra a letra, comunicando, compartiendo… irradiando siempre una fuerza inmutable hacia el optimismo, muchas veces del optimismo más sencillo y cotidiano, del hoy mejor que nunca, del ahora y para siempre… un guiño a la vida. Frases cortas para construir un mundo, ingenio libre de cargas y ambiciones para compartir una actitud vital que cala, un sentido que llega, un ejemplo quizás…

¿Cuál fue el punto de partida de esta original idea? Anoniman, que sí responde a entrevistas (algunas de ellas publicadas en internet a través de youtube y varios medios de comunicación digitales) aunque siempre ha preferido no mostrarse como una figura pública, da la respuesta: “Un día, paseando por esa ladera en la que ahora está el panel, pensé que ése sería un buen sitio para poner un cartel con mensajes que lo pudieran leer todas esas personas que del lunes a domingo circulan por aquí, mañana y tarde, en colas que muchas veces parecen interminables. Entonces decidí hablar con los dueños del terreno y les comenté la idea. Les pareció muy divertido y así poco a poco fue tomando forma. Desde entonces, de vez en cuando me subo a esa ladera y coloco las frases”.

De vez en cuando, pero dotando a ese tramo de la autopista de un halo de misterio y celebración colectiva, aunque en la práctica pueda ser de consumo individual, cada uno desde su coche: “Una vez, de manera involuntaria, escuché a una persona comentar en una conversación que su camino hacia el trabajo en Santa Cruz desde el norte de la Isla era uno hasta que llegaba al cartel y otro bien distinto después del cartel una vez lo había leído. Que le alegraba el día”.

Sus frases suelen regirse por un aura de optimismo y humor en la que muchas veces subyacen sentimientos universales: “De alguna manera, tomo como referencia lo que un buen amigo suele decir: Si lo que me vas a contar, no es divertido ni me va a hacer pensar, no me interesa. Esto es un intento de hacer algo que pueda inspirar, divertir y hacer pensar a quien lo lea. Ése era el intento y así se ha desarrollado. Anoniman es un enamorado de vivir. En los mensajes hay mucho amor, y también hay dolor, aunque normalmente procuro no llevar a la gente hacia ese dolor. Y si sale en los carteles, normalmente es combinado con humor; de lo que se trata en parte es de no hacer dramas. ¿Por qué hacer drama? Hacerlo quizás sería lo más fácil. La idea era alcanzar un punto en el que se jugara con el optimismo y la ilusión. Una vez que se abre esa breca, pues por ahí se cuela todo”.

“Un mundo mejor sí es posible –continua- porque, si empezamos por lo pequeño, sí es posible un día mejor. También es cierto que puede existir un mundo peor, y eso es lo traumático, porque hay gente que realmente puede estar encantado con que las cosas vayan a peor”.

“No gastes más pasta, usa tu magia”, así fue el punto de partida, en diciembre de 2007. Desde entonces, el simple gesto, “algo sencillo”, como afirma su propio autor, ha tomado por sí solo, con el impulso de su suave y original naturaleza, el camino del fenómeno social. Buena parte de la población de Tenerife, conoce, admira y siente casi como propio el mensaje que va de boca en boca como El cartel de la autopista. Y más, porque estas frases metálicas que parecen surgidas sin más de las grietas de la ladera han encontrado también su reflejo mediático en los medios de comunicación nacional: “Me sorprendí realmente cuando un día escuché a Matías Prats hablando en su informativo nacional del cartel y de las frases”. Y así, siete años ya: “Se puede decir que es un trocito pequeño de una vida. Y si lo miramos así, se puede decir que es poco tiempo”.

La dinámica es la misma desde que surgió el primer aviso: una palabra o frase que se renueva con una regularidad media de cinco días, nada estricto, sin secuencias lógicas ni matemáticas, “para que no se cree el hábito de que tal día se cambia el cartel como por costumbre”. Del artífice se conoce que se trata de un importante creador de Canarias; lo demás, aproximaciones periodísticas, suposiciones y un secreto para muchos colectivo y cómplice. Desde que colocara la primera letra, se han sucedido algo más de 300 cambios. “Las frases surgen en cualquier momento. Quizás de esta misma conversación pueda aprovechar alguna frase. ‘¿De dónde surgen?’, por ejemplo, esto mismo que me has preguntado”. Y las opciones se acumulan en las libretas de apuntes de su creador: “Podríamos estar así toda la vida. Por el momento sí puedo decir que no sé muy bien qué camino va a coger todo esto; por ahora funciona, me gusta, disfruto, mañana no lo sé”.

¿Y cuál es el impulso? ¿Por qué este ritual desinteresado sobre una ladera, con letras y frases desde el anonimato?: “En el fondo, la idea es compartir. Es el motor de todo este proyecto. Creo que compartido es todo mucho más divertido. No sé si es una responsabilidad, quizás el día que lo vaya a vivir como una responsabilidad se acabará. Y cuando todo esto termine no pasaría nada. Como cuando deja de pasar cualquier cosa. Nada”.

¿Y por qué? ¿Y por qué desde el anonimato? “¿Y por qué no? Pienso que hay cosas que se deben hacer por el simple placer de hacerlas, sin buscar beneficios económicos ni reconocimientos. Desde mi parte no tiene más que el sentido de compartir una emoción, sin mayores pretensiones, algunas palabras o frases con un sentido de positividad”. Mensajes que cogen su propio rumbo en cada una de las personas receptoras. “Son frases abiertas, en ocasiones sólo una palabra, y seguro que cada cual hace de ella su historia particular.  Creo que el gran poder de Anoniman es que puede ser cualquiera. Si lo pones encima de un escenario pues posiblemente les estarías quitando ese poder. No siempre hay que estar delante de todas las cosas figurando, a veces se puede estar detrás, en silencio y a oscuras”.

Y bajo el mismo concepto con el que nació esta aventura se abren y se cierran oportunidades. Por el momento, de negocio no se habla: “Por ejemplo, me han ofrecido la oportunidad de colocar anuncios al lado del cartel, pero esa no es la idea. No me nace, no, en este proyecto no me interesa”. Y de posibilidades de exportar el concepto empieza a valorar la idea: “Incluso algún político de otra ciudad se interesó en su momento por la posibilidad de contar con un cartel igual en su municipio. Por ahí puede producirse un avance. No estaría mal colocar el cartel en otros espacios de la Isla, o incluso en otros puntos del planeta, y que todos estén conectados, de tal manera que se colocaran las misma frases en cada uno de ellos”.

Anónimo y para todos. Del gesto más sencillo, quizás, a la profundidad de las emociones: “Una vez escuché una conversación por casualidad en un bar en la que alguien decía que cada vez que pasaba por el cartel se convertía en otra persona, le cambiaba la manera de afrontar el día”. Es el regalo del arte, del ingenio… y del bueno gusto.

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