Ibargüengoitia, escritor de muchos lectores maltratado por la crítica

El novelista mexicano Jorge Ibargüengoitia (1928-1983) tenía una legión de lectores pero era ninguneado por la crítica, afirmó hoy su compatriota Juan Villoro en la conmemoración del 90 aniversario del nacimiento del autor de “Maten al león”.

En la mesa redonda “Jorge cronista. 90 años de Jorge Ibargüengoitia”, celebrada en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, Villoro afirmó que en 1995 escribía sobre el novelista y se dio cuenta de que atraía una amplia legión de lectores pero era ninguneado por la crítica y el sector académico.

Esta situación, destacó Villoro, se ha transformado en los últimos años y “afortunadamente muchos escritores lo han seguido, numerosos ensayistas y profesores lo han acogido en sus aulas”.

Ibargüengoitia, considerado uno de los narradores más críticos y celebrados del siglo pasado en México, nació el 22 de enero de 1928 y murió el 27 de noviembre de 1983 en Mejorada del Campo (Madrid) víctima de un accidente aéreo.

El autor mexicano volaba desde París en un avión Boeing 747 de Avianca que rozó dos lomas montañosas y cayó envuelto en llamas poco antes de su aterrizaje en el aeropuerto de Madrid-Barajas. En el siniestro fallecieron 181 personas y once salvaron la vida.

La mesa redonda, que contó con las escritoras Ana García Bergua y Diana del Ángel, forma parte de las actividades de la Secretaría (ministerio) de Cultura para celebrar el legado del narrador.

El escritor Villoro resaltó que Ibargüengoitia fue un hombre de gran sentido del humor expresado a través de su literatura, pero que en persona se apreciaba hosco y hasta deprimido, y contó que lo vio por primera vez en la editorial Joaquín Mortiz.

“Un hombre corpulento, vestido de forma chamagosa (descuidada), entró sin saludar a la secretaria”, apuntó sobre aquel encuentro.

En sus columnas de prensa, “Ibargüengoitia hizo una historia a contrapelo de la patria”, aseguró Villoro.

Entre los blancos de su sátira estuvieron la historia fundacional del pueblo Azteca, el presidente Benito Juárez y la Revolución Mexicana, temas que por mucho tiempo fueron considerados intocables en México.

Ibargüengoitia “es políticamente incorrecto la mayor parte de las veces y uno se pregunta si acaso pudiera ejercer ese humor hoy en día”, señaló Villoro sobre el autor entre cuyas obras están “El atentado” y “Los relámpagos de agosto”

Recordó su faceta de cronista y subrayó que, al hablar de cosas cotidianas aparentemente sin relevancia, Ibargüengoitia capturó un retrato de México que perduró a través de los años.

Ana García Bergua dijo que Ibargüengoitia escribió más de 600 artículos en prensa, desde 1969 en el diario Excélsior y más tarde en la revista Vuelta, dirigida por el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990.

Además de burlarse del contexto político, Ibargüengoitia se mofaba del falso patriotismo y de la estupidez que entorpecía la convivencia diaria. Otro de sus temas recurrentes era la identidad del mexicano, apuntó.

“Los españoles no solo nos conquistaron, sino que además nos dejaron irreconocibles”, afirmó García al recordar una cita del fallecido escritor.

Ibargüengoitia ensalzaba la belleza del paisaje mexicano, pero advirtiendo que entre sus defectos se encontraba estar poblado por mexicanos, quienes en su concepción satírica son “acomplejados, metiches, acorazados, desconsiderados e intolerantes”.

La escritora resaltó que Ibargüengoitia hablaba de todo, incluso de las mujeres, del tráfico o de la decoración de las casas.

“Él procedió a analizar todo lo que de alguna u otra manera funcionaba mal, pues era ingeniero”, precisó.

Diana del Ángel leyó un fragmento de una de las crónicas del escritor, del que elogió su “oblicuidad” para escribir, es decir, para no narrar las cosas de manera directa.

La poeta y ensayista enfatizó la irreverencia de la obra de Ibargüengoitia, así como su manera de hablar sobre sí mismo para provocar que el público se refleje en él.

“Los textos de Jorge Ibargüengoitia nos ayudan a ordenar lo cotidiano. Logró darle un orden limitado por sus perspectivas e intereses, que sin embargo son una nueva radiografía de la sociedad en la que surgió”.