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Honda Civic, un compacto para incondicionales

El nuevo Honda Civic.

Pedro Umbert

Desde 2006, cuando Honda imprimió a su superventas Civic un aire netamente futurista, la marca japonesa ha insistido en la misma apuesta para hacerse un hueco indiscutido entre el público más joven y amante de los modelos deportivos. La décima generación del compacto lleva esta filosofía a su extremo y nada contracorriente del mercado con un coche en el que el conductor se sienta 3,4 centímetros más abajo que antes.

El aumento de la anchura y un nuevo reparto de pesos más favorable permite dotarle del máximo dinamismo y agilidad. Con el mismo objetivo se han rediseñado la dirección, de doble piñón, y la suspensión, que incorpora un eje trasero Multilink.

Pero la cota que más crece es la de longitud (+15 centímetros), y gracias a ella el nuevo Civic, además de ganar en aplomo, posee ahora un maletero muy capaz, de 478 litros contando el doble fondo, y unas plazas traseras más amplias, si bien el acceso y la salida de ellas han empeorado con respecto al modelo a la venta hasta ahora.

Honda ha buscado conjugar esa marcada deportividad con una atmósfera interior sofisticada. A nuestro parecer, seguramente se han quedado algo cortos: aunque el acabado y el ajuste de los materiales parecen irreprochables, el aspecto general del habitáculo no es tan refinado como el de algunos rivales.

Ahora que se tienen en tan alto valor los plásticos blandos al tacto, el Civic desentona con materiales más duros y ásperos, y con cierto descuido en las superficies ocultas a la vista. Por el contrario, el abundante trabajo en materia de insonorización y reducción de vibraciones se nota, y mucho.

Las apreciaciones anteriores relativas a la deportividad del modelo japonés se traducen en un comportamiento de primera en carretera, con una respuesta rapidísima de la dirección, los frenos y el acelerador, aunque a costa, eso sí, de una suspensión que algunos no dudarían en calificar de dura o incómoda.

En cuanto al motor de la unidad de pruebas, de solo tres cilindros y un litro de cilindrada –pero con turbo–, solo puede decirse que sorprende muy gratamente por el empuje de sus 129 caballos y que, además, exhibe un consumo muy moderado (6,5 litros/100 km de promedio) y poco sensible a los ritmos de conducción altos.

Parte del secreto se halla en la elección de unos desarrollos muy acertados del cambio manual de seis velocidades, cuyo manejo supone uno de los grandes deleites del Civic debido a su precisión, tacto y mínimos recorridos.

Otro de sus puntos fuertes es la incorporación de serie en toda la gama del equipo completo de seguridad englobado en el Honda Sensing, que comprende avisador de colisión frontal, alerta de cambio de carril, control de velocidad adaptativo, lector de señales de tráfico, función de seguimiento automático a baja velocidad, avisador de ángulo muerto, alerta de tráfico cruzado detrás del vehículo y cámara de visión trasera, entre otros dispositivos.

Todo ello a un precio que, en el caso de la versión probada (Executive), dotada de un extenso equipamiento adicional, se antoja razonable: 26.500 euros.

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