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Dynasty Warriors 8 Empires, cuando el paso del tiempo afecta a una saga

Dynasty Warriors 8 Empires

Álvaro Alonso

Muchos títulos asiáticos lo tienen difícil en el mercado occidental. Es un hecho. Desconocemos si se trata por los gustos estéticos, tan marcadamente diferenciados en este y oeste, por el sistema de juego que no termina de convencer a los usuarios americanos y europeos, o simplemente por falta de distribuidores dispuestos a exportarlos fuera de las fronteras niponas.

Sin embargo, de vez en cuando alguno logra hacerse un hueco y demostrar su valía, como los emblemáticos Final Fantasy, Kingdom Hearts, Dead or Alive... O, por ejemplo, la extensísima saga Dynasty Warriors.

La serie, distribuida desde sus inicios por Tecmo Koei y desarrollada por Omega Force, comenzó su andadura en 1997, con una primera entrega que era nada más y nada menos con un spin-off de los juegos de estrategia Romance of the Three Kingdoms. Su sistema de juego, que nos ofrecía grandes dosis de acción en vastos escenarios y contra decenas de enemigos, conquistó al público y permitió el lanzamiento de otros muchos títulos de la serie, desde continuaciones propiamente dichas, a spin-offs, crossovers y todo lo que podamos imaginar.

De manos de Dynasty Warriors hemos luchado como samurais, hemos gobernado reinos, hemos visitado diferentes periodos de la Historia de China, e incluso hemos encarnado a los protagonistas de la Ilíada en Warriors: Legends of Troy.

Esta saga ha vivido mucho, sin duda, y dicen que antes o después todo acaba viéndose afectado por el paso del tiempo. ¿Es este su caso? El próximo 27 de febrero saldrá a la venta la nueva entrega de la serie, Dynasty Warriors 8 Empire, pero nosotros ya hemos podido probarlo en todo su esplendor. ¿Hemos quedado con buen sabor de boca?

En Dynasty Warriors 8 Empires tenemos tres modos de juego. El principal y más grande de los tres es el Modo Empire (Imperio), que explicaremos más adelante. Los otros dos, de menor envergadura, sirven para ampliar la experiencia de juego.

En el Modo Edit (Edición) básicamente se nos ofrece la oportunidad de crear toda clase de oficiales, soldados, caballos de guerra y banderas que podemos agrupar en unidades de 10. Las unidades y los oficiales aparecerán en el Modo Empire del juego, pudiendo elegirlos al comenzar una partida.

A la hora de crear oficiales podemos personalizarlos completamente, comenzando por la apariencia. Podemos decidir cualquiera de sus rasgos faciales, su altura, peso y complexión. Además podemos elegir qué clase de armadura llevará, eligiendo cinco equipaciones distintas: para la cabeza, para el pecho, las manos, los pantalones y los pies. Finalmente podemos escoger qué arma llevará y los cuatro movimientos de combate que conocerá. Personalizando todos estos atributos podemos conseguir oficiales completamente únicos.

Por último podemos escoger su tipo de habilidad. Por ejemplo, si elegimos que sea “Agresivo” aumentará su ataque, mientras que si escogemos “Defensivo”, aumentará su defensa. Podemos ir un paso más allá y elegir “Berserker”, con la cual aumentaremos aún más el ataque en detrimento de la defensa, o “Pared de hierro”, con la que sacrificamos ataque a favor de una gran defensa. En total hay 13 tipos de habilidades, algunas más balanceadas que otras. Incluso hay una opción para los más osados que hace que todos los atributos tengan unos niveles muy bajos.

El segundo modo de juego es el Modo Free (Libre), en el que podemos librar batallas puntuales personalizadas. Podemos elegir si invadimos una ciudad enemigo o nos defendemos, o competir en alguna batalla de evento, misiones especiales, etc. A la hora de personalizar la batalla podemos elegir qué oficial controlamos, a cuáles nos enfrentaremos, el número de enemigos, etc.

Dirige y lucha por tu reino.

Dirige y lucha por tu reino.Pasemos a hablar del Modo Empire, el principal, que está compuesto por varias campañas distintas, basadas en diversos conflictos históricos chinos recogidos en el Romance de los Tres Reinos, una saga de novelas históricas chinas que narran los acontecimientos ocurridos durante los años finales de la dinastía Han, una época marcada por la guerra que concluyó con la unificación de China en el 280 d.C.

Cuando empezamos una partida debemos comenzar el suceso histórico en el que queremos jugar, el nivel de dificultad y, por último, elegir un oficial al mando de entre una lista de guerreros preestablecidos. Si antes de jugar hemos creado un oficial personalizado en el Modo Edit, podemos seleccionarlo.

Al comenzar la partida debemos elegir qué clase de gobierno queremos llevar a cabo en nuestro reino, dando prioridad a tres aspectos de una lista de cuatro: personal, finanzas, diplomacia y batallas. Como bien indican sus nombres, si elegimos personal nuestro oficial recibirá más ventajas, mientras que si optamos por finanzas obtendremos más beneficios económicos.

El sistema de juego, dejando a un lado las marcadas diferencias, se asemeja un poco al de otra saga de estrategia bélica, Total War. Está basado en turnos, que en Dinasty Warriors equivalen a un mes. En cada turno debemos tomar todas las decisiones relativas a nuestro reino, decidir si construimos edificaciones de guerra, qué recursos adquirimos, etc. También podemos decidir invadir otros reinos, siempre que sean colindantes al nuestro. Cuando terminamos el turno se nos hace un resumen de los beneficios y pérdidas económicas, sociales, etc., que hemos tenido a raíz de nuestras decisiones.

Durante la parte de gobierno y gestión también se nos presentan diversos retos, llamados “Objetivos Estratégicos” que, al cumplirlos, nos darán recompensas a nivel económico, militar, etc.

Cuando atacamos a un reino vecino o somos invadidos por ellos, tenemos que disputar un combate en el campo de batalla. En estas fases pasamos de jugar a un título de estrategia a uno de acción en tercera persona, ya que básicamente debemos controlar a nuestro oficial mientras pelea con todos los enemigos que se cruzan en su camino. Vamos respaldados por varios de nuestros soldados, aunque no suponen una gran ayuda.

Cada oficial cuenta con cuatro movimientos preestablecidos, con una potencia que varía de unos a otros. Son ataques realmente efectivos, que hacen un daño casi excesivo a los enemigos. Sin embargo, todos los que hayan jugado a alguna entrega de Dynasty Warriors sabe que ese daño es masivo es necesario, ya que los contrincantes nos atacan en auténticas hordas, al más puro estilo Beat'em up (escenarios gigantescos con muchísimos enemigos). Durante una batalla podemos llegar a enfrentarnos, sin exagerar, a 500 enemigos nosotros solos. Por ello una estocada nuestra puede derribar a 20 o 30 a la vez. Todos estos enemigos pecan de un sistema de inteligencia artificial pobre, tan poco acertado que los hace parecer un gran rebaño de ovejas desconcertadas y fáciles de eliminar.

Cuantos más enemigos eliminemos, más puntos de experiencia gana nuestro oficial. Más adelante, esos puntos nos permitirán reforzar algunos de sus atributos y mejorar sus habilidades.

Durante el enfrentamiento debemos estar atentos a las dos barras de nuestro oficial. La primera es la típica barra de salud; si se vacía perdemos la batalla. La otra indica nuestra cantidad de “musou”, es decir, la energía que necesitamos para realizar ataques especiales infinitamente más efectivos que los normales. Esta barra se va llenando con cada enemigo que matemos, y se vacía cada vez que usamos el ataque especial.

Para ganar una batalla debemos acabar con el oficial enemigo, que no aparecerá desde el primer momento. Para revelar su ubicación antes debemos acabar con grandes cantidades de sus soldados, y en caso de ser nosotros los atacantes, tomar algunos de los puntos claves de la ciudad o escenario a conquistar. Una vez hemos derrotado a este oficial, ganamos automáticamente la batalla, y se nos ofrecen tres opciones: ejecutar al oficial enemigo, dejarlo marchar o reclutarlo. Si elegimos reclutarlo hay que tener en cuenta que puede rechazar nuestra oferta.

Además del objetivo principal, que es conquistar el reino enemigo o defendernos de una invasión, cada batalla cuenta con objetivos secundarios que, si los cumplimos, nos darán una puntuación superior. Por ejemplo, que más del 50% de nuestros soldados sobrevivan, acabar con el oficial rival antes de que concluya un tiempo determinado, etc.

Hay que tener en cuenta que si perdemos una batalla o conquistan nuestro reino la campaña no termina. Únicamente se produce el Game Over cuando un reino rival unifica todo el mapa bajo su dominio, o cuando pasan 50 años desde el inicio de la campaña.

Artísticamente el peso de Dynasty Warriors 8 Empires cae sobre los personajes en detrimento de otros aspectos, como los escenarios. La apariencia de los oficiales ha sido trabajado hasta el último detalle, haciendo que se diferencien totalmente unos de otros. Sin embargo los campos de batalla quedan desangelados, totalmente vacíos, incluso si se supone que estamos combatiendo en un recinto amurallado. No son más que grandes extensiones de tierra sin ningún atractivo especial.

Gráficamente el entorno y los personajes están logrados, con unas formas poco abruptas y unas texturas de gran calidad. Las animaciones están conseguidas, especialmente los diferentes ataques que varían en función del arma que lleve el personaje en cuestión. Sin embargo, si lo comparamos con otros juegos del mismo género no da realmente la talla, evolucionando prácticamente en comparación con las anteriores entregas de la saga.

Conclusiones

ConclusionesDynasty Warriors 8 Empire es un título con muchas opciones de juego, con diversas campañas y formas de personalizar nuestras partidas, que puede ofrecernos varias horas de diversión si lo que nos gusta es esta clase de género, a caballo entre la acción y la estrategia. Sin embargo, para los que busquen un juego auténticamente de acción o auténticamente estratégico, quedará decepcionado.

La gestión y el gobierno es muy básico, limitándose a varios menús desplegables en los que tenemos que aceptar opciones diversas, pero sin un impacto mayor al de una tabla de resultados positivos o negativos. Las batallas tampoco son espectaculares, a pesar de que podrían haberlo sido si les hubieran dedicado más tiempo y sus creadores hubieran tenido un poco más de ambición.

En definitiva, esta entrega no se desmarca de las anteriores. Apenas tiene novedades, y eso se paga. La saga Dynasty Warriors ha dado a luz multitud de títulos en estos años, pero como continúen en esta línea pronto nos será imposible distinguir una entrega de otra por la falta de diferencias apreciables.

Lo mejor:

  • El apartado artístico, con una gran variedad de personajes y oficiales, aunque flaquea en los escenarios y diversos entornos de las batallas.
  • Hay muchas modalidades de juego, y siempre tenemos la posibilidad de personalizar cada partida al máximo, eligiendo la dificultad, los escenarios y muchas otras características.

Lo peor:

  • La gestión y la estrategia son mínimas y no tienen efectos “verdaderos” en la partida. Las batallas pecan de sencillas y nada desafiantes.
  • La inteligencia artificial de los enemigos es pésima. Parece que en vez de soldados organizados nos estamos enfrentando a un rebaño de ovejas asustadas.
  • Es más de lo mismo. Esta nueva entrega apenas varía respecto a las anteriores, lo cual es imperdonable en una saga tan amplia.
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