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¿Por qué Sortu no designa secretario general a Otegi?

La pancarta de Otegui rota por el viento, durante el acto celebrado en enero del pasado año. / Efe

José Luis Argiñano

Tras diez años fuera de la ley, este sábado en Pamplona la izquierda abertzale celebrará el congreso constituyente de Sortu y volverá así a tener un partido político en la legalidad. Después de las alianzas electorales de EH Bildu o Amaiur, Sortu será el partido oficial de la izquierda abertzale. Será el heredero de Herri Batasuna y de Batasuna, aunque con al menos un claro signo de anormalidad: la secretaría general quedará vacía. La militancia ha elegido de forma masiva a Arnaldo Otegi para el cargo, y el puesto quedará vacante hasta que el exportavoz de Batasuna salga de prisión. Otegi está privado de libertad desde octubre de 2009 y permanece encarcelado en el centro penitenciario de Logroño.

“No podría desempeñar la función de secretario general”, justificó esta semana el histórico dirigente abertzale y candidato a portavoz de Sortu, Pernando Barrena. Evidentemente, estar en prisión no es la mejor condición para ejercer un cargo político interno. Sin embargo, tal y como explica el catedrático de Derecho de la UPV, Juan José Álvarez, Sortu podría perfectamente designar a Otegi para el cargo.

Pero la izquierda abertzale no está por la labor de tensar la cuerda de la legalidad. Queda muy lejana aquella estampa de Juan Carlos Yoldi, preso de ETA, que tras ser autorizado a salir de prisión bajo custodia fue trasladado al Parlamento vasco en 1987 para, en calidad de candidato a lehendakari de HB, subir al estrado y pronunciar su discurso en el proceso de investidura del presidente de Euskadi. Fue el único contrincante de José Antonio Ardanza (PNV) y no regresó a ninguna otra sesión del Parlamento.

Ahora mismo, Sortu no quiere forzar, no quiere presionar, a pesar de que la legislación permitiría que Otegi asumiera el cargo interno del partido. Otra cuestión sería si se tratara de un cargo público.

La izquierda abertzale no quiere arriesgarse a sufrir un proceso de ilegalización de su nueva marca, y entre los promotores de Sortu existe la creencia de que situar a Otegi en la secretaría general del partido sería tentar la posibilidad de que el Gobierno de Rajoy pudiera impulsar de nuevo la vía de la ilegalización.

No es el momento. Una vez legalizado, Sortu tiene decidido amoldarse dentro de Bildu para comparecer a los procesos electorales. En principio, las siguientes elecciones serán las europeas, de circunscripción única en el Estado, a expensas de que en Navarra se pueda producir un adelanto electoral debido a la crisis del pasado verano, cuando la presidenta, Yolanda Barcina (UPN), expulsó del Ejecutivo foral a los consejeros socialistas. Sin duda, la opción de regresar al Parlamento Europeo es un plato goloso para la fuerza abertzale, en cuanto que le puede permitir amplificar internacionalmente sus reivindicaciones independentistas.

De momento, este sábado, en el palacio Baluarte de Pamplona, en el congreso fundacional de Sortu participarán más de 40 organizaciones políticas. Junto al PNV, EA, Aralar, Alternatiba, Abertzaleen Batasuna, Ezker Anitza-IU, ERC o BNG, destacará la presencia de la delegación de Venezuela en Bilbao, del Congreso Nacional Africano de Suráfrica, del Frente Polisario del Sahara o del Sinn Fein irlandés. También acudirán partidos de izquierdas de Portugal, Grecia, Alemania, Dinamarca, Francia, El Salvador, Colombia, Marruecos, Filipinas o Australia.

A la espera de la votación definitiva de las candidaturas presentadas a la militancia este fin de semana, Hasier Arraiz se perfila como presidente de Sortu. Además, y a pesar de que Otegi de momento queda al margen, el nuevo partido sí contará con históricos dirigentes abertzales, como Juan Joxe Petrikorena, Rufi Etxeberria o Joseba Permach, tres supervivientes que durante los últimos años, y tras pasar por prisión, han gestionado con sumo cuidado sus apariciones públicas. Aun así, hay que recordar que Etxeberria fue el encargado, junto al abogado Iñigo Iruin, de presentar los estatutos de Sortu; en los mismos se recogía la apuesta por las vías exclusivamente políticas, al margen de la violencia. El Tribunal Supremo consideró que no había razón para legalizar este partido, pero el Tribunal Constitucional admitió el recurso de los abertzales y finalmente dio cauce legal a esta formación.

A partir de hoy, Sortu, es decir, la izquierda abertzale, continuará reivindicando la independencia para Euskadi, más en concreto, apostará por la consecución de un Estado vasco europeo, euskaldun, socialista y feminista. Eso sí, tras un largo recorrido, ahora Sortu recoge sin complejos “soluciones” intermedias, entre las que baraja el establecimiento de un único departamento administrativo para las tres provincias vascofrancesas (Lapurdi, Zuberoa y Baja Navarra) o una entidad territorial común para Euskadi y Navarra.

La unidad territorial de los siete territorios vascos, al norte y al sur de los Pirineos, quedaría para una fase posterior. Pero, todo, bajo las “vías exclusivamente políticas”.

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