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La historia militar de España en el norte de África descansa en paz

La historia militar de España en el norte de África descansa en paz

EFE

Melilla —

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Los días de Todos los Santos y Fieles Difuntos pasan y las sepulturas quedan en la paz del silencio hasta el próximo año por estas fechas, pero pocas escoltadas como en Melilla por la historia militar de España en el norte de África.

Cada 2 de noviembre, día de los Fieles Difuntos, un acto militar recuerda en la ciudad norteafricana a miles de caídos en el desastre de Annual, a unos aviadores ingleses y hasta a un soldado milagroso.

El recorrido empieza por sepulturas de la Compañía de Mar, que pese a su nombre y su uniforme marinero pertenece al Ejército de Tierra desde que en 1497 Melilla se incorporó a España.

Con un padre nuestro recitado por el capellán castrense en cada parada, los mandos de la Comandancia General de Melilla van recorrido la historia del Ejército español de sepultura en sepultura, escoltadas por soldados con el guión o banderín de compañías como la Legión y Regulares, vivo ejemplo de la presencia militar de España en África.

No todos murieron en batalla ni eran españoles, pero reciben honores por igual, como los fallecidos en la explosión del polvorín de Cabrerizas en 1928 o los ingleses que descansan en este cementerio de la Purísima tras estrellarse cerca de Melilla en plena Segunda Guerra Mundial.

Nombres solemnes como el mausoleo del general Margallo recuerdan que desde finales del siglo XIX el Ejército español luchó en lo que ahora es Marruecos por posiciones como Sidi Ouariach o el Barranco del Lobo.

Los veteranos de Regulares y la Legión acompañan este recorrido por un pasado que sigue vivo en grandes panteones al igual que en tumbas corrientes como la de Benito.

Aún siendo la de un soldado raso, la suya es la que más flores tiene de todo el camposanto porque atrae a innumerables devotos convencidos de que desde el más allá concede deseos si se le rinde visita, como hacen incluso los altos mandos militares de esta plaza norteafricana en su recorrido cada 2 de noviembre.

Una visita que por primera vez este año ha pasado frente al nicho con los restos del general José Sanjurjo, que desde el pasado abril descansan en uno de los panteones militares tras la controversia que rodeó su traslado al ser uno de los protagonistas del alzamiento militar que desde Melilla precedió a la Guerra Civil.

El recorrido, que no se ha detenido en su lápida, concluye con un acto solemne en el Panteón de los Héroes, con mayúsculas porque honra a caídos como los del desastre de Annual de 1921, una de las peores derrotas en toda la historia del Ejército español.

Bajo una enorme figura de la diosa Victoria traída de Alemania, aunque todos la llaman el ángel, este monumento cuya primera piedra colocó el Rey Alfonso XIII guarda los restos de nada menos que 22 laureados con la Orden de San Fernando, máxima distinción del Ejército en España.

Pocos cementerios pueden vanagloriarse de tanta gloria militar, que cada día de Fieles Difuntos se honra en la escalinata del Panteón de los Héroes en un acto presido por las principales autoridades militares y civiles de Melilla.

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