Un paseo por Teno: el Tenerife más remoto y auténtico

Caserío de Masca, una de las imágenes paradigmáticas de Teno. TURISMO DE TENERIFE

La carretera TF-436 sube desde el coqueto casco de Buenavista del Norte en un cerrado zigzag que se aferra a las laderas del Valle de El Palmar. Sólo la cercanía de la costa rompe la ficción de la senda de alta montaña; de vez en cuando nos cruzamos con algún rebaño de cabras o dejamos atrás una de esas casas tradicionales que tanto abundan en esta parte de la isla de Tenerife. Vista la geografía del lugar no se extraña que, hasta hace escasas cuatro décadas, esta zona del mapa insular permaneciera aislada de lo que sucedía en el resto del territorio tinerfeño. El macizo, que ocupa el extremo noroccidental de la más grande de las Islas Canarias, fue durante siglos una especie de muralla natural que preservó las esencias más auténticas del lugar. Aquí se conservaron formas de vivir, de explotar la tierra o de divertirse que hunden sus raíces en lo más profundo del acervo local. Y la naturaleza, indómita, pétrea, imponente, ayuda a confirmar esa sensación de autenticidad.

El Palmar es una buena opción para hacer una primera parada. El Centro de Interpretación de Los Pedregales (Dirección: Finca Los Pedregales sn; Tel: (+34) 922 128 032; Horario: LyM 9.00 – 14.00 XD 10.00 - 16.00) nos da las claves del lugar. Ahí aprenderemos que el enorme macizo pétreo data de hace más de ocho millones de años y que hasta hace cinco fue algo así como un islote que, de forma progresiva, se unió al resto de la isla; también que el agua y el viento crearon un paisaje marcado por los barrancos y los enormes cantiles que caen directamente hasta el mar en acantilados impresionantes, como Los Gigantes, cuya altura oscila entre los 300 y los 600 metros; descubriremos que a los pies de los cantiles, los barrancos crearon impresionantes playas de arena negra, como la de Masca; o que a espaldas del murallón, en las laderas que suben hacia el este en busca del Teide, florecen frondas siempre verdes de Laurisilva, ese bosque mágico que se refugió en Canarias tras huir de la cuenca mediterránea allá por la Era Terciaria.

Pero un paseo por estas carreteras y caminos ponen de manifiesto que más allá de los indudables valores naturales y ecológicos del lugar, este es un espacio cultural que marcó la vida y creencias de generaciones de tinerfeños desde mucho antes de que España alzara su bandera en el lugar. Y de ahí la importancia del lugar; fósil geológico, paraíso natural y, sobre todo, solar de costumbres únicas que entroncan con lo más remoto del imaginario cultural insular.

El Monte Verde y los dominios del drago.- Desde Las Portelas (TF-436) salen varios senderos que parten hacia Monte del Agua. Un breve paseo permite alcanzar las primeras laderas cubiertas de Laurisilva, uno de los ecosistemas boscosos más imponentes de Canarias. Los antiguos caminos hacia Erjos atraviesan este paraje umbrío y húmedo que atesora uno de los bosques mejor conservados de la isla y el Archipiélago. La cubierta verde de Monte del Agua contrastan con las laderas rocosas que, desde El Palmar, suben, en dirección oeste, hacia Teno Alto (Carretera de El Palmar). Es este el dominio de tabaibas, cardones, palmeras y dragos: especies que gustan del sol y que son poco exigentes en cuestión de aguas. Contraste brutal con las laderas que, apenas unos kilómetros, reverdecen justo en frente. Cosas de los vientos y de las nubes. Caprichos, quizás. Y aún así, esta parte del macizo, la más elevada y remota, tiene una belleza brutal: primigenia. Terrazas de cultivo, antiguas eras, caseríos que hunden sus cimientos en los siglos completan un paisaje lleno de antiguas creencias y tradiciones.

Altiplano sobre el mar. El macizo se da un descanso y aquí es donde se encuentran las casas, los antiguos silos, los corrales y las ‘tagoras’, eras circulares marcadas con muretes que servían para aventar el trigo y la cebada. El ganado sigue siendo protagonista de la economía del lugar; trabajo de gentes que se hacen palpables en estupendos quesos y platos donde la carne de cabra es la protagonista absoluta. Otro de los alicientes para llegar hasta aquí es ver las impresionantes panorámicas sobre la vecina isla de La Gomera. Alucinante. Uno de los paisajes más hermosos que hemos tenido la oportunidad de ver.

La mística de Masca.- La TF-436 sigue hacia adelante buscando las cabeceras de los barrancos que cortan los acantilados. A 11 kilómetros de El Palmar se encuentra el Caserío de Masca, uno de los lugares más impresionantes de la isla. Apenas un puñado de casitas aferradas a los riscos que forman un paisaje humano y natural único. En este lugar se encuentran algunas de las casas de arquitectura tradicional mejor cuidadas de la isla y los restos de acequias, canalizaciones y terrazas de cultivo nos trasladan a un pasado aún reciente en el que la agricultura de subsistencia era el principal pilar económico de las familias de la zona. Desde este pequeño pueblo tradicional, cuajado hoy de pequeños alojamientos rurales, parte el Sendero de Masca (5,6 kilómetros ida) considerado por los andarines locales como el más bonito de la isla. La ruta baja por el barranco de Masca hasta la playa del mismo nombre, una encantadora cala de arenas negras encajonada a los pies de uno de los tramos más espectaculares de los Acantilados de Los Gigantes. Muchos aprovechan la ocasión para volver hasta Puerto Santiago en barco para avistar delfines y diversas especies de ballenas.

Paisajes irreales en la Punta de Teno.- Para llegar al otro gran escenario del Parque Rural de Teno hay que volver a Buenavista del Norte. La carretera TF-445 se acerca a la costa internándose, de manera literal, en el interior de la montaña. Varios túneles excavados en la roca dan paso a andenes que caen a plomo sobre el mar que bate un par de cientos de metros más abajo. Cuando se supera la muralla, el paisaje vuelve a tomar gusto por lo horizontal creando un lugar de perfiles suaves enclaustrado por el complejo de acantilados de Los Gigantes. La Punta de Teno culmina el vértice noroccidental de la isla y es uno de los parajes más impresionantes de Tenerife. Llegar hasta aquí no sólo permite ver los acantilados desde un punto de vista inédito y poco frecuentado por turistas y locales, sino tener una de las experiencias de playa más auténticas de Canarias. Un brazo de lava se adentra en el mar creando pequeñas calas, puertecillos y cantiles desde donde se puede dar uno un chapuzón en las aguas más cristalinas de la isla. Imperdible. El faro de Teno, última luz tinerfeña antes de adentrarse en el Atlántico, añade un toque de épica; los atardeceres, aquí, son sublimes. Desde aquí parten varios senderos que suben hasta Teno Alto. Pero eso es ya otra historia.

CÓMO LLEGAR

En coche: A través de la TF-436 desde Santiago del Teide (desde el sur) y desde Buenavista del Norte.

En transporte público: La compañía de transporte público TITSA llega a Teno a través de la línea 355 desde Santiago del Teide y Buenavista del Norte.

COMER EN TENO:

Bodegón Patamero: Dirección: C/ Lomo Olivera 22, Las Lagunetas; Tel: (+34) 922 127 827; E-mail: elpatamero@hotmail.com. Carnes a la brasa y especialidades de la cocina tradicional canaria. Una de las mejores carnes de cabra de Tenerife. Altamente recomendable.

La Pimentera: Dirección: Carretera de la Portelas, Masca; Tel: (+34) 922 863 438. Un estupendo restaurante italiano en uno de los espacios naturales más impresionantes de Tenerife.

Restaurante El Palmar: Dirección: Carretera de Buenavista a El Palmar, km 6, El Palmar; Tel: (+34) 922 127 835. Cocina tradicional canaria.

FOTOS: Turismo de Tenerife

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