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Ahora a por el Estatuto de los trabajadores
No nos dejemos confundir. No se trata de que el responsable de relaciones laborales de la CEOE José de la Cavada debiera en realidad apellidarse 'de la cagada'. No me lo creo, Decir que cuatro días de permiso remunerado son excesivos para acudir al funeral de un familiar de primer o segundo grado fallecido en otra ciudad (cónyuges, hijos, progenitores, suegros, yerno o nuera. Y abuelos, nietos, hermanos y cuñados) no es el desliz de un deslenguado dirigente de la patronal, ni mucho menos.
Para mí, no es sino el siguiente paso en su estrategia de desmontar uno a uno los adoquines de la barricada, levantada con años de lucha por los trabajadores para conquistar sus derechos laborales.
Porque eso es lo que recoge el Estatuto de los trabajadores. Los derechos básicos, el mínimo común denominador de la decencia en las relaciones entre trabajadores y propietarios de los medios de producción, como decía Carl Marx al que cada día que pasa nos abocan cada vez más a reivindicar.
Con la Reforma Laboral acabaron con los convenios colectivos. Acuerdos entre propietarios y empleados para regular la vida interna de las empresas sobre concesiones que mejoren los derechos básicos. Si el estatuto establece 40 horas efectivas de jornada laboral semanal como derecho de todos los trabajadores, reducirla a 38 constituirá un pacto de negociación colectiva. Si por mudanza establece un día, disponer de dos sólo será posible a través de acuerdos entre la empresa y sus trabajadores. De las vacaciones anuales retribuidas, el estatuto dice textualmente que su duración “nunca deberá ser inferior a 30 días naturales”.
No es que el Estatuto reconozca unos derechos básicos. Tan básicos como el derecho a la vida, a la vivienda, a la educación o la salud. Sino que hoy en día se trata de excesos de un Estado anclado en una trasnochada revolución industrial, ya superada por las tecnologías del siglo XXI.
Para qué 40 horas semanales si con complejos vitamínicos podríamos aguantar 48. Para qué un día de mudanza si hoy ya hay dos días libres a la semana. Para que 30 días naturales de vacaciones al año si en pocas horas nos podemos plantar en la playa más paradisíaca que podamos imaginar y estar de vuelta, tan frescos, en las mismas pocas horas. Además, con los recortes salariales la mayoría no podrá costearse un viaje más allá de Cuenca.
Lo dicho, una vez destruida la capacidad negociadora de los trabajadores con la Reforma Laboral, ha llegado la hora del siguiente paso: “A por el Estatuto de los Trabajadores”.