“En nada, no afecta en nada”, asegura el alcalde de Granada, Luis Salvador, tras conocerse los resultados de las elecciones generales de este 10 de noviembre. El edil de Ciudadanos sostiene ante la opinión pública que su puesto como regidor no corre peligro, pero lo cierto es que entre sus rivales políticos ya empieza a haber movimientos que señalan precisamente lo contrario. El peor resultado de Ciudadanos en Granada en unos comicios reabre debates que no estaban superados y en los que el Partido Popular, su socio en el bipartito municipal, busca sacar ventaja.
Los datos dejan poco margen para el optimismo en Ciudadanos. De las elecciones de abril a las de noviembre ha perdido casi dos tercios de sus votos. Si en las del 28 de abril logró superar la barrera de las 90.000 papeletas y colocarse como tercera fuerza política en la provincia de Granada, en este 10N apenas ha superado las 34.000, quedándose como quinta fuerza y perdiendo el escaño que Fran Hervías –secretario de Organización de Cs a nivel nacional– consiguió hace medio año. El Partido Popular y sobre todo Vox, con 25.000 votos más que en las anteriores generales, han devorado buena parte del electorado de los naranjas. La misma situación se repite en la capital granadina. Los naranjas pasan de ser terceros a ser quintos, pierden por el camino más de la mitad de los apoyos y es Vox quien le gana ese puesto.
El resultado del escrutinio arroja un cambio en la correlación de fuerzas políticas en Granada. El PSOE gana en la provincia, el PP en la capital, la extrema derecha crece pisándole los talones a los populares y Unidas Podemos salva los muebles ante la tímida aparición de Más País. Y como sucede en todo el país, Ciudadanos ha protagonizado una debacle que le va a dificultar mantener gobiernos sin que sus rivales quieran sacar tajada de la situación. Y esa tesitura se da especialmente en la ciudad de la Alhambra donde Sebastián Pérez, líder de los populares granadinos, no ha dejado de recordar que él será el alcalde dentro de dos años fruto del acuerdo de investidura al que, dice, se llegó para permitir que Ciudadanos ostentase la Alcaldía con tan solo cuatro concejales apoyado, con esa condición en teoría, por los siete del PP.
2+2 y la amenaza de un gobierno en solitario
Lo anterior se resumió en una fórmula conocida como 2+2 en la que Ciudadanos y Partido Popular se repartirían el mandato de la ciudad con dos años para cada uno. Sebastián Pérez fue el que la puso encima de la mesa, con algún apoyo tímido de su partido a nivel regional, y es él quien tiene el camino despejado para volver a reclamarla. Fuentes de los populares no descartan que vaya a suceder y el propio Sebastián argumenta que “ya habrá tiempo” para ver cómo afectan los resultados de las generales en el gobierno municipal.
Muchas cosas han cambiado en los últimos tiempos para que la posibilidad del 2+2 vuelva a cobrar fuerza. La primera es que Sebastián ha vuelto a sobrevivir pese a que judicialmente tuvo el futuro complicado cuando la Justicia determinó en primera instancia que había manipulado el congreso provincial en el que salió reelegido. Finalmente esa causa decayó y Pérez logró mantenerse a flote y construir de nuevo una red de protección para tratar de alcanzar su anhelado sillón de alcalde de Granada. Esa red no contaba con muchos apoyos, de hecho los había ido perdiendo sobre todo desde Madrid y Sevilla, pero a la luz de las encuestas de cara a las generales del 10 de noviembre, las cúpulas regional y nacional del partido han acabado por darle una última oportunidad. Prueba de ello fue que José Antonio Robles, su mano derecha en Granada, resultó elegido como número uno al Senado por los populares granadinos en detrimento de Vicente Azpitarte.
Esto también tiene relevancia en el futuro municipal del Ayuntamiento de Granada. Robles, que ha sido testigo de un boicot por parte del ala más crítica del PP contra él, ha conseguido, a pesar de ello, lograr su puesto en la Cámara Alta. Mandando un mensaje en el que Pérez sale fortalecido porque el secretario general del partido, Teodoro García Egea, también es cercano a Robles y eso le ha granjeado mejores perspectivas de futuro a Sebastián. Sobre todo porque García Egea fue el que pactó con el exdiputado de Cs, Fran Hervías, que la Alcaldía de Granada iría a parar a manos de Ciudadanos. Ahora, aquel acuerdo pierde enteros y se compromete.
Fuentes del Partido Popular y de Vox, los dos partidos que posibilitaron la investidura de Luis Salvador como alcalde, no descartan que a medio plazo se produzca un giro de los acontecimientos y que el PP, en calidad de socio de gobierno de Cs, aproveche cualquier resbalón de Salvador para dejarle un mandato en minoría absoluta con solo cuatro concejales de 27 posibles. Ese posible resbalón sería, según las mismas fuentes, irregularidades en la contratación de personal que comprometerían el futuro del gobierno municipal de Granada.
Sacando la calculadora
Sebastián Pérez se siente fuerte. Se le notó al comparecer para valorar los resultados. Su partido ha logrado volver a ser el más votado en la ciudad de Granada tras haber perdido esa condición hace medio año. El PSOE ha pasado a ser la segunda fuerza capitalina y esto obliga a sacar la calculadora. Lejos, hoy por hoy, cualquier opción de moción de censura a Luis Salvador por parte de los socialistas porque tendrían que contar con el apoyo técnico de Vox o el PP, estos miden cuáles serán sus pasos en los próximos meses. No obstante, tienen claro que “Sebastián Pérez va a cocinar la caída del gobierno a fuego lento”.
Hace meses que la figura de Pérez está en entredicho en el Ayuntamiento de Granada. Por eso, que llegara a ser alcalde de la ciudad parece una quimera. En el PSOE y en Podemos-IU no lo harían posible y en Vox tampoco, dada su enemistad con el portavoz municipal, Onofre Miralles. Sin embargo, a la luz de lo que suceda con el gobierno central de Pedro Sánchez, no se descarta que los socialistas lleguen a apoyar un mandato de cualquier otro alcalde que no fuese Pérez o que los populares hiciesen lo propio si llegara a caer Salvador. Pase lo que pase, lo único seguro es que la inestabilidad va a seguir instalada en el Ayuntamiento de Granada. Desde la dimisión en 2016 del exalcalde popular José Torres Hurtado, tras el estallido de la 'Operación Nazarí', la ciudad parece ingobernable.