El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) cuenta con 24 institutos o centros de investigación -propios o mixtos con otras instituciones- tres centros nacionales adscritos al organismo (IEO, INIA e IGME) y un centro de divulgación, el Museo Casa de la Ciencia de Sevilla. En este espacio divulgativo, las opiniones de los/as autores/as son de exclusiva responsabilidad suya.
Sevilla conecta el Mediterráneo: arqueología en red para explorar los paisajes del pasado
Los días 25 y 26 de abril se celebró en Sevilla la edición nº 48 de los workshops internacionales sobre prospección en el Mediterráneo (a partir de aquí IMSW por su acrónimo en inglés). Se trata de una red de investigación informal que agrupa a especialistas de todo el mundo interesados en la aplicación de métodos no invasivos en arqueología, en especial la prospección de superficie. Estos procedimientos consisten en registrar toda la información posible sobre cómo los grupos humanos han modificado el paisaje, pero sin tener que recurrir exclusivamente a las tradicionales excavaciones.
El Instituto de Arqueología-Mérida (IAM) trabaja desde hace años en esta línea de investigación y participa en los IMSW desde 2006, y es la tercera ocasión en que trae a España estos encuentros. Dada su vinculación con la Casa de la Ciencia del CSIC y el Departamento de Arqueología de la Universidad de Sevilla, se planteó la idoneidad de organizar este nuevo encuentro de manera conjunta. Ambas instituciones hospedaron la reunión.
Fueron presentados 24 trabajos acerca de una amplia variedad de casos de estudio localizados a todo lo largo del ámbito mediterráneo, desde Egipto y Turquía hasta Portugal, pasando por Grecia, Albania, Italia, y una nutrida muestra de investigaciones realizadas en España. Estas aportaciones proceden de un conjunto muy diverso de universidades y centros de investigación de Países Bajos, Reino Unido, EEUU, Portugal y otros, destacando prestigiosas instituciones como las universidades de Cambridge, Sorbona, Oxford y Groningen, entre otras.
España tuvo una presencia destacada gracias a investigadores e investigadoras de 14 instituciones, entre ellas, la propia Universidad de Sevilla. Por lo que respecta al CSIC, contamos con la participación de una serie de centros que están agrupados dentro de la Conexión Arqueología: la Escuela Española de Historia y Arqueología de Roma, el Instituto de Historia, el Instituto de Ciencias del Patrimonio y el IAM. Este último compartió una de las iniciativas desarrolladas por su Laboratorio de Arqueología no invasiva.
Las temáticas que se trataron fueron muy variadas, poniendo de manifiesto la gran diversidad de disciplinas que entran en juego en este tipo de estudios. Una de las preocupaciones principales fue cómo se pueden mejorar los métodos: la manera de registrar la información en el campo para interpretar correctamente los materiales arqueológicos que encuentran los arqueólogos.
Se trata sobre todo de fragmentos de recipientes cerámicos y otros materiales (objetos de piedra, huesos, tejas, ladrillos etc) que afloran en la superficie del terreno por acción de la erosión o las labores agrícolas, y que suelen avisarnos de la existencia de restos arqueológicos ocultos bajo tierra. En los paisajes mediterráneos, que cuentan con miles de años de historia, es muy común ver sobre el terreno estos vestigios, formando a veces una verdadera “alfombra”, un testimonio de la presencia humana en nuestros campos a través de los siglos.
Se debatió también sobre la importancia de la combinación de varios sistemas no invasivos como la geofísica y la teledetección, que pueden darnos una imagen, a veces muy detallada, de las construcciones y otros restos arqueológicos en el subsuelo. Se presentaron resultados sobre asentamientos y paisajes de un amplio espectro cronológico, desde la prehistoria hasta el pasado más reciente. Este es un valor importante que promueven este tipo de trabajos: en lugar de centrar la atención sólo en lo que ocurrió en una etapa muy concreta de la Historia, se analiza cómo se ha ido transformando el paisaje a través del tiempo, y esto incluye la huella material que los humanos han dejado hasta el propio presente.
Se logra así detectar la presencia de ciudades, granjas, aldeas, formas de cultivar, prácticas ganaderas, extracción de minerales y rocas, santuarios y lugares de significación religiosa, e incluso testimonios del pasado industrial. La arqueología nos ofrece una perspectiva única así para entender toda la larga película de cómo hemos ido modificando nuestro entorno. Esto permite producir un conocimiento potencialmente muy valioso a la hora de afrontar los retos que tenemos que abordar de cara al futuro, como es el cambio climático, la sobreexplotación de los recursos o la pérdida de identidad por la pérdida de nuestro patrimonio cultural. Quizás las lecciones aprendidas sobre cómo gestionar el agua y el suelo en el pasado podrían ser de utilidad a la hora de gestionar el territorio en la actualidad.
Entre las principales conclusiones del encuentro, se puso de manifiesto la importancia de combinar de manera más eficiente todas las aportaciones de los diferentes sistemas no invasivos. Esto es cada vez más fácil gracias a la geomática (ciencia que se encarga de documentar, analizar y representar información sobre la superficie de la Tierra). Tecnologías como los satélites, drones, GPS y sistemas de información geográfica (SIG) forman ya parte de la caja de herramientas de los arqueólogos junto al paletín, la brocha o el pico y la pala.
En un plano más humano, suscitó común consenso la necesidad de que este tipo de investigación sean más conscientes de la importancia de la implicación de las comunidades locales, sobre todo en las zonas rurales, mediante la organización de actividades de ciencia ciudadana y de divulgación. Por último, hay que destacar el gran valor de este tipo de encuentros de pequeño formato, más allá de los macro-congresos y eventos académicos más formales, pues son los medios más eficaces para promover el trabajo en red y el fortalecimiento de las colaboraciones científicas a una escala internacional.
Como complemento de las sesiones académicas, los asistentes pudieron también disfrutar del patrimonio histórico y arqueológico de Sevilla, con visitas guiadas al Anticuarium de la Encarnación y el Alcázar. Para concluir, es de rigor mencionar la esmerada hospitalidad de la Casa de la Ciencia del CSIC y de la Facultad de Historia de la Universidad de Sevilla, que proporcionaron un espacio idóneo y todos los medios técnicos y humanos para el buen desarrollo de las sesiones.