Una Bienal de apuestas seguras y proyectos de vanguardia, con un ojo puesto en la COVID-19

Tal vez haya que ir acostumbrándose, pero la foto de familia de la rueda de prensa de la Bienal de Sevilla de Flamenco que se celebró en el Alcázar hispalense, con todo el mundo cubierto con mascarilla –desde los artistas hasta las autoridades, pasando por el director del certamen– resultaba más que llamativa. El mensaje despejaba dudas: habrá Bienal, y se hará con todas las medidas de prevención necesarias para que sea un éxito rotundo y ningún virus robe el protagonismo al verdadero eje de la cita, el arte jondo.

“Hace unos meses había poca gente que diera un duro por esta edición”, comenta el director de la Bienal, Antonio Zoido. “Nosotros, sin embargo, siempre dijimos que íbamos para adelante. La pandemia nos cogió en el momento justo en que acabábamos de cerrar la programación con la conformidad de todos los artistas, de cuadrar el sudoku de las fechas, que es lo más difícil. Entonces, lo primero que pensamos fue que la Bienal tenía ya su presupuesto, que se daban las condiciones para celebrarla, y así lo vieron el Ayuntamiento y la Junta, sin prejuicio de las indicaciones que iban marcando las autoridades respecto al cierre de teatros y restricción de público. Lo seguro era que no podíamos quitarle la Bienal al sector flamenco, que ya está bastante castigado, y para el que Sevilla supone a menudo el inicio de una ruta para sus creaciones”.

Ya hay, pues, anunciadas fechas definitivas –del 7 de agosto al 4 de octubre– con 51 espectáculos en cartel, el 80 por ciento de los cuales son estrenos absolutos. El pistoletazo de salida lo dará en ese primer día plenamente estival, el saxofonista Diego Villegas con la Electro-Acoustic Band en el Monasterio de San Jerónimo, con su montaje titulado Cinco, y el broche lo pondrá Estrella Morente en el Teatro Lope de Vega con Morente & Carbonell. Ambas citas marcan las dos tendencias dominantes este año: una oportunidad para las vanguardias de un lado, y las apuestas seguras por otro.

Vientos de renovación

Entre las primeras, pasarán por los distintos escenarios de la Bienal algunos de los creadores que, sin hacer excesivo ruido pero con un fundamento más que estimable, vienen haciendo soplar vientos de renovación desde las cuatro esquinas del flamenco: asombrosos guitarristas como Rycardo Moreno o Raúl Cantizano compartirán programación con proyectos marcados por la frescura, la imaginación y hasta la irreverencia, como los de Artomático, Los Voluble, Califato ¾ o Rosario La Tremendita, pero también con sorpresas como Abril, el esperado espectáculo que la bailaora gaditana Lucía La Piñona dedica al poeta popular Juan Manuel Flores, o ese ¡Fandango! que vendrá de la mano de dos experimentados exploradores como David Coria y David Lagos. “La Bienal siempre ha procurado, desde sus inicios, ser un gran muestrario de lo que es el flamenco en cada momento, y afortunadamente hoy hay un flamenco nuevo que demuestra que es un arte vivo”, apunta Zoido.

Del otro costado, el de los bienaleros reconocidos, el respetable volverá a encontarse con figuras tan acreditadas como José Valencia, Farruquito, El Pele, Antonio Canales, Inés Bacán, Dorantes, Tomás de Perrate, Pedro El Granaíno, Rocío Molina, Israel Galván, Andrés Marín, Dani de Morón o Patricia Guerrero, esta vez acompañada por la viola da gamba de Fahmi Alqhai. Y como presencia destacada, el Ballet Flamenco de Andalucía celebrando su 21º aniversario.

Los sonidos exóticos, que siempre se han hueco en el mayor festival flamenco del mundo, vendrán en esta ocasión de la mano de la arpista Ana Crismán con sus Soníos del Arpa Negra, Alaa Zouiten y Mona Boutcheback con Aficionado, Berk Gürman con De Anatolia a Andalucía o el Trío Arbós prestando sus cuerdas al cante de Rafael de Utrera, sin olvidar el inmortal sitar de Gualberto.

Por último, ese espacio para los jóvenes talentos que siempre presta la Bienal será ocupado este año, entre otros, por Rancapino Chico, hijo de Rancapino; José del Tomate, hijo de Tomatito, María Terremoto, hija del llorado Fernando Terremoto, dos ejemplos de feliz continuidad en rancias dinastías flamencas. Entre los espectáculos que se han quedado fuera por imperativo de las circunstancias, destacan La Divina Comedia de Andrés Marín, el concierto de Rafael Riqueni con la Orquesta Sinfónica de Sevilla, las cuatro noches habituales del Hotel Triana y algunos conciertos previstos para San Luis.

Espectáculos por streaming

De todos los espectáculos anunciados, al menos siete de ellos al menos también se podrán seguir por streaming, en concreto los que tendrán lugar en espacios de gran valor patrimonial como el Alcázar, San Luis de los Franceses, el Lope de Vega o el Monasterio de La Cartuja.

En palabras del delegado de Cultura del Ayuntamiento de Sevilla, Antonio Muñoz, se trata de “un impulso a la cultura y al flamenco que había que hacer ahora más que nunca”, señala en referencia al reto de la crisis del coronavirus. Zoido lanza también un mensaje de tranquilidad, ya que según le ha trasladado también la consejera de la Junta, Patricia del Pozo, “hay que actuar con prudencia, pero la idea es ir abriendo la mano. Parece que la pandemia está contenida en Europa, y vamos a trabajar con muchísimo cuidado para poder culminar en condiciones esta Bienal”.

Todos los detalles sobre la programación pueden ser consultados en la página web de la Bienal de Flamenco. En cuanto a las entradas, estarán disponibles próximamente a través de varias vías, primando en esta ocasión la compra online, que se podrá realizar a través de la página web de la Bienal, de la del ICAS o de la del Teatro Lope de Vega. Los precios de las entradas oscilan entre los 10 euros de la Butaca Paraíso Lateral del Teatro Lope de Vega a los 30 euros de la Butaca de Patio, Platea o Palco Central en el mismo recinto, San Luis y Alcázar. Se contempla un descuento del 15% por venta anticipada en las entradas adquiridas hasta el 31 de julio.