Los trabajadores del Museo Picasso de Málaga denuncian la “amenaza de externalización” y hacen huelga este viernes

Néstor Cenizo

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Los trabajadores del Museo Picasso de Málaga irán este viernes a la huelga, después de que haya fracasado el intento de última hora para alcanzar un acuerdo sobre el nuevo convenio laboral. Al terminar la reunión ante el SERCLA, este jueves, el comité de empresa envió un comunicado mostrando su “perplejidad” por la “amenaza” que habría transmitido la gerencia del museo al sugerir que, en caso de no aceptar tal cual la propuesta de convenio que hay sobre la mesa, podría abrirse la posibilidad de externalizar servicios y, por tanto, sus puestos de trabajo. La gerencia del museo niega que esa posibilidad esté “hoy por hoy” encima de la mesa y cree que la propuesta de convenio da “estabilidad” al museo y sus trabajadores.

El consejo ejecutivo de la Fundación privada que dirige el museo y los trabajadores se habían emplazado a este jueves. Sin embargo, no hubo marcha atrás ni matices a la última propuesta de la empresa, que ya fue rechazada por los trabajadores, la gran mayoría de los cuales respaldó hace tiempo la convocatoria de huelga. El comité interpretó la mención a la posibilidad de externalizar servicios, que ya le había sido avanzada hace unos días por un abogado de la empresa, como una “intimidación desproporcionada” y “un castigo a los trabajadores”. Guillermo Peiró, gerente del Museo, asegura que “hoy por hoy no está previsto externalizar ningún servicio de los que actualmente presta el Museo”.

El comité ha pedido la intermediación de la Junta de Andalucía, que dice no tener constancia del nuevo planteamiento de la empresa. El consejero Arturo Bernal aseguró por la mañana ante el Pleno del Parlamento que el acuerdo estaba “cerca de conseguirse”, apenas un par de horas antes de que el comité remitiera su comunicado.

La huelga es un aldabonazo en plena celebración del Año Picasso con motivo del cincuenta aniversario del fallecimiento del pintor, y el previsible comienzo de un ciclo de movilizaciones hasta que se alcance un acuerdo. “Hemos demostrado nuestro compromiso, sacrificándonos en épocas de crisis”, protestan fuentes del comité, que recuerdan los dos ERTE que sufrieron, y subrayan ahora las buenas cifras del museo (el más visitado de Andalucía y entre los diez más visitados de España), su buena consideración en el sector y el boyante momento turístico que vive Málaga. “No entendemos el trato que estamos recibiendo. Es como si sabes que tienes un examen para diez, te encuentras un cuatro, y cuando vas a la revisión y te ponen un uno”.

Las negociaciones para renovar el convenio arrancaron en noviembre y no han avanzado. No ayudó al buen clima que se conocieran, en plena negociación, las nuevas retribuciones que disfrutará el próximo director artístico, en un concurso internacional cuya convocatoria acaba de cerrarse: 80.000 euros brutos de salario (casi 20.000 más que el actual, José Lebrero) y un complemento de hasta 35.000 euros para vivienda y 5.000 para viajes, con la garantía que todos los conceptos se actualizarán conforme al IPC en Málaga. En contraste, los empleados calculan que han perdido un 25% de poder adquisitivo y trabajan bastantes más horas que otros grandes museos de España.

Situación actual: más horas de trabajo al año, por debajo de la media en el salario

La convocatoria de huelga, anunciada a finales de abril, contó con el respaldo del 79% de la plantilla, integrada por 89 trabajadores. La huelga durará tres horas, y se ha hecho coincidir con la reunión del patronato en la propia pinacoteca, aunque fuentes de los trabajadores subrayan que, de momento, su intención es que repercuta lo menos posible en la institución. Durante la única huelga de su historia, en marzo de 2018, los trabajadores denunciaron que la empresa contratara personal de seguridad para sustituir a los trabajadores de sala.

Por ahora, es el punto culminante de unas protestas que empezaron el 20 de mayo, la tarde previa a la Noche en Blanco. La plantilla, enmascarada bajo motivos picassianos, se concentró a las puertas del Museo. Mientras protestaban, uno de los patronos de la institución les grabó descaradamente con su móvil.

El Comité de Empresa acusa a la “empresa” que dirige el Museo Picasso (la Fundación privada Museo Picasso Málaga. Legado Paul, Christine y Bernard Ruiz-Picasso) de haber “mareado la perdiz” durante siete meses de negociaciones, que desembocaron en una oferta final para el nuevo convenio: un aumento salarial del 8% en 2023 (sin efecto retroactivo para 2022), el 3% para 2024, el 2’5% para 2025, el 2% para 2026 y el 1’5% para 2027, lo que supondría un 18% acumulado a final de 2027.

Es una cifra lejos del 25% de pérdida acumulada de poder adquisitivo que calcula el comité, primero por los tajos salariales durante la crisis económica y, ahora, por la inflación. La empresa también ofrece una reducción de 63 horas anuales, 30 de ellas correspondientes a una bolsa de horas de libre disposición. El convenio actual, el cuarto desde que el museo comenzó a operar, rige desde 2018 y está prorrogado desde enero de 2022.

Para defender su posición, el comité hizo un informe comparativo con los convenios laborales que rigen en otros museos, de la que el Museo Picasso no sale bien parado. Según el comité, los empleados trabajan casi noventa horas más (1743) que la media de otros museos representativos del Estado, como el Thyssen, la Fundación Miró, el Bellas Artes de Bilbao, el Reina Sofía y el Museo del Prado. La comparativa en salarios tampoco favorece: en ninguna de las cinco categorías profesionales alcanza la media.

Peiró acusa al comité de comparar “realidades e instituciones muy distintas” y ofrecer “datos sesgados”, recogiendo una mayoría de instituciones de titularidad pública, que no serían comparables al Museo Picasso, de carácter privado pero nutrido en gran parte de fondos públicos. “Cada museo es un mundo”, opina, apuntando que parte de los servicios que el Picasso tiene internalizados y mejor remunerados “en la mayoría de museos están externalizados”.

Además, los trabajadores denuncian que la empresa está proponiendo condiciones que los separa de “las tendencias actuales laborales y de la realidad museística”, reduciendo la flexibilidad horaria, reestructurando categorías o retrasando al cuarto día el cobro de la prestación por incapacidad temporal. Según el comité, la conciliación que pretende el Plan de Igualdad del museo, aprobado el pasado verano, es una entelequia, porque aún se adjudican turnos de siete días seguidos y el personal de atención al público está obligado a trabajar los 14 festivos anuales, “sin más recompensa que un día laborable a cambio”.

La falta de acuerdo está generando un mal clima laboral entre unos trabajadores que, en su mayoría, llevan dos décadas en el museo y dicen sentirse “de saldo” en un “museo de lujo”.

4,3 millones de euros anuales de dinero público y precarización

El Museo Picasso está regido por la Fundación Museo Picasso Málaga. Legado Paul, Christine y Bernard Ruiz-Picasso, una entidad de carácter privado que es propietaria de la colección, los fondos del museo y del Palacio de Buenavista, donde su ubica. En su funcionamiento es esencial la aportación económica de la Junta de Andalucía, que aporta 4,3 millones de euros cada año mediante subvención nominativa. Es el principal donante a las arcas del museo, que también recibe aportaciones privadas.

La otra pata esencial de su sostenibilidad es la venta de entradas: en 2022 recibió 641.216 visitantes, acercándose a los más de 700.000 de 2019, antes de la pandemia. Sigue siendo el museo más visitado de Andalucía, y en sus 20 años de vida más de ocho millones han pasado por sus salas. En 2021, último ejercicio con las cuentas cerradas, la venta de entradas y los demás ingresos por actividades propias supusieron 1,8 millones de euros.

El Museo Picasso abrió en 2003, y fue un precursor de todo lo que vendría después en la ciudad: Pompidou, Museo Ruso, Museo Carmen Thyssen... A diferencia de los museos municipales, en este es determinante la Junta de Andalucía, cuyo presidente es también uno de los dos Presidentes de Honor del Museo (la otra es Christine Picasso). Son patronos seis altos cargos de la Consejería de Cultura, empezando por el consejero (Arturo Bernal), de un total de 19 (entre vitalicios, natos, honoríficos y “otros”). Entre los patronos figuran también el alcalde, Francisco de la Torre, Christine, Bernard y Paul Ruiz-Picasso (nuera y nietos del artista) o Pedro López Jiménez, empresario y vicepresidente del Real Madrid.

La Fundación tiene como fin conservar y divulgar la obra del pintor malagueño a través del museo de su ciudad de origen (donde también está la Casa Natal), dándole un componente social que lo integre en la sociedad malagueña. El objetivo declarado es que sea un “impulsor cultural y social” en la ciudad.

Esa significación de la cultura (y de los museos) como elemento vertebrador y enriquecedor de la sociedad malagueña viene siendo cuestionada por algunas voces, que observan que algunos museos municipales (Centro Pompidou o la Colección del Museo Ruso, abiertos ambos en 2015) se han utilizado como pretexto para posicionar a la ciudad en el sector del turismo cultural, priorizando una lógica de mercado en la que también entran las condiciones de trabajo. La precarización en los museos fue objeto de polémica en 2015, cuando se conoció que los auxiliares de sala y recepción del Pompidou y del Museo Ruso, contratados a través de una ETT, cobrarían cinco euros brutos por hora, incluyendo prorrateo de horas extras. 

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