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La berrea: bienvenida oficiosa del otoño

Ciervo 'cazado' en plena berrea.

Fermín Cabanillas

Huelva —

Los animales no necesitan reloj, ni calendarios, ni agendas. Detectan los cambios de estaciones con ese sexto sentido que sólo ellos poseen, y reciben alertas que a los humanos nos son desconocidas o a las que ya no prestamos atención. Uno de los ejemplos más claros es la berrea, el indicio del inicio de la época de apareamiento del ciervo que, en lugares como Doñana o en el Parque Natural de los Alcornocales, suponen un importante atractivo que cada año atrae a cientos de visitantes que quieren ver y escuchar este espectáculo de la naturaleza.

Basta con agudizar el oído para ser testigo de la berrea, como se conocen los bramidos con los que los machos de los ciervos intentan atraer a las hembras justo cuando llega la época álgida del apareamiento. El fenómeno comienza con los bramidos y continúa durante varios días con la batalla en la que los animales chocan sus astas hasta quedar exhaustos. El sonido envuelve la naturaleza y sus ecos se escuchan en un entorno de varios kilómetros, especialmente al amanecer y también cuando cae la tarde. No es un acto baladí, porque un sólo macho se puede aparear hasta con 50 hembras si su reclamo es el más escuchado. Es el primer paso para garantizar la reproducción de la especie, considerada una bienvenida al otoño oficiosa, una vez que bajan algo las altas temperaturas del verano.

Entre las empresas que organizan las visitas a Doñana se encuentra Doñana Nature, que trata de facilitar a los visitantes todos los aspectos de esta costumbre, “por lo que se organizan las visitas en horarios y zonas distintos a los habituales”, dividiendo los grupos en viajes al amanecer y al atardecer, explica Antonio Lancho, uno de sus responsables.

Lo que hacen es colocarse en sitios concretos que ya tienen localizados, donde esperan que los ciervos salgan de los bosques a las zonas de la vera y las marismas“, explica Lancho, que destaca que es ”un espectáculo para todos los sentidos“, aunque hace falta cierta dosis de paciencia, ya que ”a veces los escuchas pero no los ves, por lo que llevamos incluso coches con plataformas en su zona alta, desde donde se puede ver todo mejor“.

Lancho ha subrayado, además, que es muy variopinto el público que acude a la llamada de esta costumbre animal: naturalistas, amantes de la fotografía, o familias enteras que aprovechan para organizarse y vivir esta experiencia que es imposible el resto del año.

Eso sí, recuerda que hay que organizarse con reloj en mano, ya que cada día, al salir y ponerse el sol, los ciervos macho lanzan sus bramidos, y en algunos casos llegan a copular con hasta quince hembras durante la berrea en una misma jornada.

Una costumbre tan llamativa que ha sido incluso objeto de estudio, como el de la Universidad de Extremadura y la Oficina de Coordinación de la Investigación de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), que analizó los cambios en la climatología de un año al siguiente y sus efectos en el sistema de apareamiento y en la varianza en el éxito reproductivo de los machos.

En los últimos años, los expertos han realizado un radioseguimiento de machos y hembras, además de analizar la fidelidad de machos a sitios y estrategias concretas, así como los movimientos de hembras antes, durante y después de la época del celo.

La berrea en Andalucía

Doñana es escenario de la berrea pero no es el único en Andalucía: hay otros puntos igualmente llamativos donde se puede presenciar de la mano de profesionales. En la misma provincia de Huelva, se encuentra el Andévalo Norte, entre los términos municipales de Valverde del Camino y Zalamea la Real. Y en el Parque de Los Alcornocales, situado en la provincia de Cádiz y parte de Málaga, donde vive una cantidad estimada de 35.000 ciervos, informa el Patronato provincial de Turismo de Cádiz.

En este parque, las visitas se organizan mediante la coordinación de Tugasa, la red de alojamientos rurales de la Diputación de Cádiz, que lleva a cabo incursiones en el bosque para asistir a este ritual en vivo. Tugasa oferta un paquete para dos personas por un precio de 135 euros por persona que permite pasar dos noches en la zona.

Otra opción es acudir a la Asociación de Senderismo Vulpes –en colaboración con Delegación de Turismo de la Villa de Los Barrios– que organiza una acampada, con varias excursiones, por un precio de 20 euros por persona, con extensión para ver a los gamos también buscando su apareamiento.

Más económica es la posibilidad que ofrece Genatur, que prescinde de pernoctación, y se centra de 18:00 a 22:00 horas los viernes y sábados de la segunda mitad de septiembre y el primer fin de semana de octubre de octubre por 8 euros por persona. Por tener para elegir, por 29 euros se pueden realizar visitas con Ruta Siete con salidas desde Jerez de la Frontera, en una oferta que incluye dos prismáticos, documentación sobre la berrea, un botellín de agua e incluso una copa de Jerez.

Igualmente importante puede resultar para una ruta “berrera” la Sierra de Cazorla: en Jaén y el parque Natural de Hornachuelos (Córdoba). En todos estos lugares también se organizan rutas más o menos numerosas para no perderse el arranque animal del otoño.

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