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Opinión - Noticias que no interesan. Por Esther Palomera

“En Aragón cuesta mucho enorgullecernos del talento propio”

¿Quién dijo que no se puede bailar con un cuarteto de cuerda? Con esta pregunta se presentan Juan Zalba, Álex Prats, Andrés Campos y Laura Sorribas, violines, viola y violoncello que forman el cuarteto de cuerda Muro Kvartet, nacido en Aragón, pero con sentimiento multicultural en su sentido más amplio. Recientemente han sido los ganadores del Concurso Runas 2023, dentro del Festival de Ortigueira que presume de ser miembro del selecto club de eventos de Interés Turístico Internacional.

Tienen entre 28 y 25 años, todos son músicos de conservatorio y es precisamente aquel tiempo de aprendizaje y estudio el que los une, pero ¿cuándo deciden poner en marcha Muro Kvartet?

Nos conocimos todos en Zaragoza, al principio éramos solo un grupo de estudiantes que se llevaban bien. Cada uno tuvo sus pinitos en otras formaciones musicales, pero cuando llegó la pandemia decidimos aprovechar aquel tiempo, y poner en marcha lo que hoy conocemos como Muro Kvartet. Muchas formaciones musicales desaparecieron o se quedaron paralizadas durante aquellos meses, sobre todo en el confinamiento, pero nosotros teníamos claro que queríamos hacer algo, crear, componer y dar un paso más allá en la presentación al público del cuarteto de cuerda tal y como se conoce de manera clásica. Una propuesta arriesgada, pero que funciona. 

En su presentación como grupo lanzan una pregunta a quien quiera hacérsela “¿Quién dijo que no se puede bailar con un cuarteto de cuerda?” ¿Cómo consiguen su propósito de movilizar al público? 

Para empezar, todo el mundo imagina a un cuarteto de cuerda como una formación que se presentan ante el publico sentados, con cierta rigidez. Nosotros no somos nada formales en ese sentido. Nos gusta bailar y movernos por el espacio con nuestra música y nuestros instrumentos. Tampoco la estética que ofrecemos es clásica, sino que es el reflejo de esa fusión de estilos, texturas y sonidos que interpretamos y que queremos ofrecer al público en un nuevo concepto de espectáculo musical de cuerda. Ese dinamismo contagia, y nadie que nos haya visto hasta ahora ha quedado indiferente. 

Dicen que la suya es una propuesta arriesgada en lo musical ¿Quiénes han sido sus referentes? Y ¿qué estilos musicales interpretan con sus instrumentos?

Lo que estamos haciendo es construir una imagen que hasta ahora no había existido, puede que en España solo haya otras dos formaciones que hacen algo parecido a lo que nosotros ofrecemos; bautizado como Funk – Folk, por eso somos una propuesta arriesgada, porque es ecléctica. Cómo proyecto, la referencia más cercana a lo que hacemos es Visión String Quartet. Cuando comenzamos nos fijamos bastante en Danish String Quartet, y al incorporar la fusión del Funk - Folk bebemos de grupos como Talisk o Dreamers Circus y de bandas como Vulfpeck. 

¿La música es rígida? 

No, es todo lo contrario. Si hay algo bueno de ser músico de conservatorio es que puedes interpretar cualquier estilo musical. A veces, existe una visión bastante rígida sobre lo clásico y lo moderno, pero nada tiene que ver con la realidad. Nosotros somos la prueba de ello; somos un cuarteto de formación clásica que interpreta Folk, Funky, Electrónica e incluso clásicos y todo con los mismos instrumentos: dos violines, una viola y un violoncello. Eso es lo bonito de la música. 

Uno de los temas que interpretan es una Albada ¿Cuánto de aragonés tiene Muro Kvartet? ¿Es esta una tierra fácil para triunfar artísticamente hablando?

A Aragón le debemos nuestro origen porque aquí es donde nos conocimos, aunque no todos somos aragoneses; uno de nosotros, Álex Prats es de Lleida, ni todos residimos en Aragón en este momento. 

Y no, Aragón no es un lugar fácil, al menos en el terreno musical. Hay poco espacio para las bandas emergentes, y eso ha hecho que nuestros inicios no han sido fáciles. Aunque queremos esta tierra, en otros lugares de España, el apoyo a la música es mayor. En Aragón cuesta mucho enorgullecernos del talento propio.

Álex Prats está en Lleida y Laura Sorribas en Madrid ¿Cómo lo hacen para cuadrar agendas, ensayar y componer? 

En este sentido las nuevas tecnologías ayudan mucho. Para componer intentamos sacar tiempo partiendo de una idea a la que vamos dándole forma entre todos. Algo que ayuda mucho es que dos de nosotros somos productores y que, además, completamos el cuarteto con otros instrumentos como pedales de percusión, un chelo eléctrico, etcétera con los que creamos bases musicales que enriquecen al cuarteto y que facilitan los ensayos a distancia. Ensayos que, a veces hay que cuadrarlos con escuadra y cartabón, pero lo conseguimos, y en eso sí que no hemos hecho innovaciones respecto a un cuarteto de cuerda clásico; los ensayos son sagrados. 

Sois los ganadores del Concurso Runas 2023, dentro del Festival de Ortigueira ¿Cómo llegáis a este concurso? Y ¿qué ha significado para vosotros?

Ganar ese concurso ha sido muy importante para nosotros. El Festival de Ortigueira es un festival muy importante en España y a nivel internacional también, y que un cuarteto de cuerda lo gane ha sido, cuando menos, curioso porque es un festival de cultura celta y bastante purista en lo que a la música se refiere. Nosotros somos un cuarteto de cuerda que hacemos folk, funk, metemos electrónica, y además no tenemos etiqueta alguna. A pesar de todo eso, fuimos seleccionados, llegamos a la final con dos muy buenos grupos asturianos y al jurado le gustó nuestra propuesta. Nos sentimos orgullosos de lo que estamos creando y de su versatilidad. 

¿Se puede vivir de la música?  

Esta pregunta es difícil de responder. Antes de 2008, el músico freelance vivía bien porque había trabajo. Después de la crisis de 2008, todo cambió. Además, en formación clásica se instauró la idea de que tenías que salir al extranjero para acabar o seguir con tu formación; lo que ha hecho que haya países plagados de músicos españoles. Lo mismo que ha ocurrido con la fuga de talento en ciencias, ha sucedido en la música.  En este momento para vivir de la música, todos los componentes de Muro Kvartet  sabemos que tenemos que diversificar: damos clases, trabajamos en musicales y conjugamos diferentes proyectos artísticos a un mismo tiempo. 

Esa diversificación y versatilidad ¿se deja sentir en vuestras composiciones?

Indudablemente sí. Cada uno, en sus trabajos musicales, abre una puerta hacia algo nuevo: sonidos, vivencias, sensaciones. Cuando volvemos a estamos juntos, esas experiencias y ese aprendizaje, hacen que el cuarteto se enriquezca. Y no solo en lo musical sino también a cada uno de nosotros como profesionales y como personas. 

Por último, una frase de un tema de La Ronda de Boltaña os acompaña “Vuestro recuerdo es una frágil hiedra, sólo unido a estos muros se puede mantener.” ¿Qué significado tiene para vosotros?

Es un fragmento de `La casa caída´, un tema que a alguno de nosotros nos toca muy de cerca y es especialmente significativo. Habla de los muros, pero no como un elemento que separa a personas e ideas, sino como un símbolo de unidad que conecta generaciones, algo que también queremos hacer con nuestra música. La banda se llama Muro Kvartet porque nos apoyamos en cuatro puntos cardinales, a través de la fusión de estilos: lo clásico frente a lo moderno, y el folclore frente a lo electrónico, y el muro lo incluimos porque queremos resignificar el muro invisible que siempre ha parecido existir entre los músicos clásicos y su público, convirtiéndolo en un puente que nos conecte directamente gracias a la música.