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“Somos quienes habitamos y cuidamos el Pirineo quienes debemos decidir el modelo futuro”. Fue uno de los mensajes centrales de la manifestación el pasado sábado en Jaca de varios miles de montañeses, desde los valles de Ansó y de Hecho hasta el de Castanesa, y que como en otras ocasiones, es una constante histórica, se recibió entre la distancia y la indiferencia en los centros de decisión políticos, económicos y de influencia de la capital aragonesa.
La protesta por la dignidad de la montaña venía precedida de una consulta ciudadana, que aprobó el ayuntamiento de Jaca, en la que el 74 por ciento de los participantes rechazaron el proyecto Oroel Park por considerarlo una agresión a un símbolo natural en el entorno del Parador del mismo nombre y del Parque Natural de San Juan de la Peña. La participación rondó el 15 por ciento de los empadronados (1.802 jaqueses) pero lo novedoso es que se estrenó una fórmula de democracia participativa y transparente, al estilo suizo, para que los habitantes del Pirineo sean consultados sobre su futuro.
Las protestas ciudadanas también han frenado hasta el momento la unión de las estaciones de esquí de Astún y Formigal a través del valle de Canal Roya. El Gobierno de Aragón sí que aprobó el pasado martes como proyecto de interés general la unión de 3,5 kilómetros de las estaciones de Candanchú y Astún. Un proyecto con menos contestación social para ampliar el dominio esquiable construyendo una telecabina que, con una inversión de alrededor de 40 millones de euros, podría llegar a transportar 2.400 personas a la hora cuando esté a pleno rendimiento.
Sigo. También está paralizada judicialmente, a la espera de la resolución de los recursos interpuestos por el Ejecutivo, la telecabina para unir Benasque y Cerler por iniciarse las obras en una zona inundable y por la falta de estudios geotécnicos y económicos.
Estas obras van unidas a un plan de urbanización aprobado recientemente por el ayuntamiento de Benasque para que el Grupo Aramon, al 50 por ciento Ibercaja y el Gobierno de Aragón, promueva 2.200 viviendas de precio libre en Cerler. Para que nos hagamos una idea de lo que significa esto, tengamos en cuenta que en Benasque están empadronados alrededor de 2.400 habitantes con un parque inmobiliario actual de 3.400 viviendas. Si se ejecuta el plan, el número de plazas turísticas competirán, si no superarán, a las del censo del municipio.
Finalmente, las movilizaciones también han conseguido detener dos de los tres proyectos de macroparques fotovoltaicos en La Fueva. Estos logros que proclama el Movimiento por la Dignidad de la Montaña, la alianza entre valles y alrededor de 50 asambleas vecinales, van en la línea de reclamar que desde las administraciones se ponga más el foco en las cosas del día a día (la vivienda, la sanidad pública, las emergencias, la educación, el transporte, los contratos estables, la ganadería extensiva y la limpieza de los bosques durante todo el año) que en un modelo que sus portavoces denominan “hiperconcentrado” en la nieve.
Un modelo que, según las organizaciones ciudadanas, difícilmente encaja con las negativas consecuencias del cambio climático que está advirtiendo la ciencia, que pone el territorio al servicio de intereses ajenos (turistificación) y que, sobre todo, deja en un segundo plano la vida cotidiana de los empadronados en el Pirineo.
Según los convocantes, en muchos municipios el uso turístico ya está superando el 37 por ciento de los alojamientos. Algo que está provocando que se haya disparado el importe de los alquileres y de las ventas, y que contrasta con la falta de vivienda asequible para los empadronados, para los que tienen que cuidar durante todo el año el Pirineo.
En la manifestación del pasado sábado se escenificó bajo la lluvia, con paraguas y chubasqueros y trucando el palotiau de Lanuza, el relevo generacional entre los líderes que desde hace 25 años encabezaron el rechazo a los grandes embalses (Santaliestra, Jánovas y Biscarrués) y los jóvenes que priorizan el arraigo en el territorio a través de los alquileres asequibles de vivienda, de los servicios públicos y de la sensibilidad medioambiental frente a lo que consideran agresiones naturales como los macroproyectos fotovoltaicos y las autopistas eléctricas. En la protesta también participaron organizaciones del Maestrazgo turolense y de la provincia de Zaragoza.
El pulso dialéctico entre la montaña y el llano se mantiene muy vivo en Aragón acentuado en los últimos dos años por las políticas de un Ejecutivo que, sin mayoría parlamentaria y sin Presupuestos, está apostando sin complejos por los grandes proyectos, por los parques temáticos y por los desarrollos inmobiliarios en el Pirineo en los que el acceso a una vivienda asequible no es la prioridad. En el mejor de los casos va de complemento.
La manifestación del 25-O en Jaca concluyó con las actuaciones musicales de Alba Mur, del grupo turolense Ni Zorra! y de La Ronda de Boltaña. Para finalizar, les dejo el video en el que la cantante grausina interpreta el himno pirenaico Aqueras montañas.