La ‘playa’ de la Cruz del Palmo: vecinos de Huesca denuncian años de abandono e inundaciones por las lluvias

Miguel Barluenga

6 de octubre de 2025 23:22 h

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Las lluvias de finales de verano han vuelto a poner en evidencia una de las infraestructuras más olvidadas de Huesca: el camino de la Cruz del Palmo. Este vial de 1,5 kilómetros, que enlaza con el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) y varias viviendas de primera residencia, se ha convertido en un punto negro para la movilidad. Los vecinos contabilizan más de medio centenar de baches y socavones. En uno de ellos, las lluvias recientes formaron una poza tan grande que algunos residentes decidieron protestar con humor: hincharon una barca de remos, desplegaron tumbonas y sombrillas y se fotografiaron como si hubieran estrenado playa en la periferia oscense.

La performance tuvo tono festivo, pero resumía un hartazgo que se arrastra desde hace más de una década. El deterioro del camino no es nuevo. La última vez que se asfaltó fue en 2010 y, desde entonces, no ha recibido mantenimiento. En 2023, tras varias quejas públicas de los residentes, el equipo de gobierno del Partido Popular en el Ayuntamiento de Huesca prometió incluir su mejora en el Plan de Asfaltado de 2025, siempre que antes se resolviera un expediente de deslinde sobre los límites de algunas parcelas.

El concejal de Urbanismo, Iván Rodríguez, subrayó en su día que la Cruz del Palmo había sido “el primer camino” que quisieron incorporar al plan. Sin embargo, el expediente administrativo ha retrasado todo un año la actuación. El problema es la financiación. El Ayuntamiento incluyó la partida en los remanentes con cargo al superávit de 3,7 millones de euros de 2025, pero acusa al Gobierno central de mantenerlos bloqueados. El consistorio afirma que busca alternativas, aunque de momento no hay un calendario concreto. Para los vecinos, se trata de un nuevo incumplimiento.

Mientras tanto, cada precipitación convierte el vial en un obstáculo. “En verano no se inunda, pero los coches sufren constantemente con los baches, y en cuanto llueve es imposible pasar”, resumen los residentes.

Celia López, vecina de edad avanzada que lleva dos años encabezando las reclamaciones, explica que ha acudido personalmente al Ayuntamiento en numerosas ocasiones. “Nos dicen que lo apuntan, que ya nos contestarán, pero nunca llega una solución”, lamenta. Ha llamado también a la Policía Local y a los bomberos cuando la acumulación de agua ha bloqueado el paso. “La sensación es de total desprotección. Si alguien del Ayuntamiento se acercara a ver cómo está, entendería que no es un simple camino rural, sino un acceso a viviendas, al CDAN y hasta al Camino de Santiago”.

El desgaste económico también pesa. Los vecinos aseguran que los talleres de coches de la zona han visto aumentar las reparaciones por amortiguadores, ruedas y bajos dañados. Algunos residentes llegaron a plantearse denunciar estos costes. “Hemos aguantado porque confiábamos en que se iba a arreglar, pero ahora llega otro invierno y seguimos igual”, señala López.

El camino de la Cruz del Palmo no solo afecta a quienes viven en la zona. Es la vía de acceso al CDAN, el centro de arte contemporáneo de referencia en Aragón, que recibe visitantes nacionales e internacionales. También conecta con el santuario de Loreto y con una de las rutas del Camino de Santiago.

Para los afectados, esta dimensión cultural y turística debería situar la actuación como prioritaria. “Es la carta de presentación de la ciudad para quien va al CDAN o pasa hacia Loreto. Lo que encuentran es un camino lleno de charcos y baches”, denuncian.

Una solución alternativa

La polémica de la Cruz del Palmo se enmarca en una gestión municipal marcada por las limitaciones financieras. El PP gobierna en Huesca desde 2023 con mayoría simple y ha hecho del asfaltado de calles una de sus banderas. Sin embargo, indica que el bloqueo de los remanentes por parte del Ministerio de Hacienda -un conflicto que afecta a numerosos ayuntamientos- ha frenado varias actuaciones previstas.

Desde el Consistorio defienden que están buscando una solución alternativa, pero la falta de plazos concretos alimenta el escepticismo. La oposición municipal recuerda que el asfaltado se prometió para este mismo año y que el expediente de deslinde era conocido desde hace tiempo. “No se puede seguir echando la culpa a Madrid cada vez que no se cumple un compromiso local”, señalan fuentes del PSOE.

La presión vecinal se ha traducido en acciones mediáticas como la “playa” improvisada, pero también en una dinámica de desconfianza creciente hacia el Ayuntamiento. Para los residentes, las promesas incumplidas se acumulan y el abandono se cronifica.

A los problemas del firme se suman los vertidos incontrolados. El Ayuntamiento ha detectado en las últimas semanas depósitos ilegales de escombros en el camino y en la entrada del Parque del Encuentro. Los servicios de limpieza los han retirado, pero los vertidos han vuelto a aparecer.

El consistorio ha recordado que este tipo de residuos deben trasladarse al vertedero municipal o gestionarse a través de empresas autorizadas. Su abandono, alertan, genera riesgos ambientales y de seguridad. El nuevo reglamento de la Policía Local prevé la creación en 2026 de una unidad de agentes medioambientales para sancionar estas prácticas.

Para los vecinos, este problema refleja también la falta de control municipal en la zona: “Si el camino estuviera cuidado, quizá la gente no lo vería como un vertedero”, opinan.

La imagen de jóvenes cruzando en barca un charco convertido en estanque resume la paradoja de la Cruz del Palmo: una protesta festiva que esconde años de frustración. Las fotografías se han difundido en redes y han atraído la atención mediática, pero los residentes dudan de que sirva para forzar una solución real.

“Nos sentimos invisibles”, repiten. Pagan los mismos impuestos que los vecinos del casco urbano, pero su acceso se ha degradado hasta convertirse en noticia. La ironía de la “playa” solo maquilla un problema estructural: la falta de inversión y de mantenimiento en una vía estratégica para la ciudad. A las puertas de un nuevo otoño, con lluvias que amenazan con agravar los socavones, la Cruz del Palmo sigue esperando el asfaltado prometido.