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El Ayuntamiento de Loporzano (PP) autoriza dos granjas de porcino “con más de medio pueblo en contra”

Más de cien vecinos se concentraron a las puertas del Ayuntamiento.

Óscar F. Civieta

Ganadería intensiva, ¿sí o no? Es la disyuntiva que ha despertado la guerra en la pequeña localidad de Loporzano, en Huesca. En su término municipal, formado por 15 pueblos, hay empadronadas alrededor de 500 personas. Y, según las cifras proporcionadas por la Plataforma Loporzano SIN ganadería intensiva, han firmado su manifiesto 265 personas, ya sean empadronadas o propietarias de casas o tierras en la zona“. Han autorizado las granjas, dicen, ”con más de medio pueblo en contra; es un movimiento vecinal sin precedentes“

Todo lo contrario piensa el alcalde, Jesús Escario (PP), que, aunque dice que prefiere no hablar del tema cuando se le dicen los datos que da la Plataforma, desliza una afirmación con mucho contenido: “Estoy seguro de que si hubiera una manifestación de la gente que está a favor de las granjas, sería mucho más numerosa que una en contra”.

El, de momento, último episodio de esta confrontación, se vivió el pasado lunes en el Pleno consistorial en el que, con los votos a favor de los concejales del PP y del PSOE y las abstenciones de los ediles del PAR, se aprobó remitir al Instituto Aragonés de Gestión Ambiéntal (Inaga) los expedientes de las granjas para su estudio. Paso ineludible en el proceso de autorización. Dos de los que votaron a favor, uno del PP y otro del PSOE, “son también firmantes del manifiesto de la Plataforma”, aseguran los vecinos.

A las puertas del Ayuntamiento se congregaron algo más de un centenar de personas de la Plataforma. Cuatro de ellas, en representación, accedieron al Pleno. Su intención era intervenir en la Cámara y, ex profeso, presentaron un escrito en tiempo y forma, pero no recibieron contestación.

Antes de comenzar la sesión, el alcalde les entregó una carta en la que comunicaba que no les iba a conceder la palabra. Escario, en declaraciones a eldiario.es, entiende que estas personas ya habían tenido “muchos cauces para dar información, habían hablado con los tres grupos y enviado cartas al Consistorio; incluso amplié el plazo de alegaciones. Ya habían tenido suficientes oportunidades”.

Los vecinos no se conformaron con las explicaciones y cuando el orden del día alcanzó el punto en cuestión solicitaron la palabra, que les fue denegada de manera reiterada, “y de muy malas maneras”, afirman. Solicitaron entonces que constara en acta lo sucedido, “y el acalde dijo que no”.

Posteriormente, apunta el regidor, comenzó a entrar gente de la Plataforma en el Pleno “increpándome e insultándome”. Escario deja claro que, en ningún momento, temió por su integridad física y desmiente (como sí se ha publicado en otros medios) que tuviera que salir escoltado del edificio. Desde la Plataforma reconocen que hubo “gritos y mucha indignación”, pero que no van a permitir que se les “criminalice”. Es el episodio postrero de una historia que, seguro, continuará…

Sin respuesta a las alegaciones

Todo empezó el 23 y 24 de diciembre de 2015, cuando en el Boletín Oficial de Aragón (BOA) se publicó la apertura de información pública para ambos proyectos: el primero, una explotación porcina de cebo con 1.999 cerdos (la cifra tiene mucha importancia para los vecinos); y el segundo una explotación porcina para recría de reproductoras (cebo vida) con una capacidad para 239,88 Unidades de Ganado Mayor (U. G. M.).

Desde la Plataforma presentaron 30 alegaciones, a las que, señalan, nunca han recibido respuesta. El alcalde afirma que en próximas fechas tendrán cumplida contestación y que él se asegurará, “personalmente, de que llega a su poder”.

¿Por qué en contra de la ganadería intensiva?

Los vecinos solicitan una suspensión cautelar de este tipo de licencias porque con ellas, dicen, “no se aprueban dos explotaciones, sino un modelo de desarrollo insostenible que hipotecará el futuro del territorio, que impedirá el asentamiento de la población y que dañará a actividades económicas ya existentes en el municipio”. Lamentan que “estén primando los intereses particulares de unos pocos en detrimento del bienestar común”.

Muestran también su preocupación por los purines que, sostienen, tienen muchos contaminantes que la tierra absorbe y acaban en los acuíferos. “Contaminan agua y tierra”. Precisamente el agua, y de dónde se van a obtener “los casi 20.000 litros diarios que consumen estas explotaciones”, es otro de los interrogantes que ponen encima de la mesa.

Respecto a las licencias, señalan que si las granjas tuvieran más de 2.000 cerdos tendrían que someterse a mecanismos de autorización más exigentes, de ahí, dicen, que la petición sea para 1.999 cabezas.

¿Por qué a favor?

En el extremo contrario está el alcalde. Escario explica que la ganadería intensiva es una de las “actividades económicas más fuertes de todo Aragón”. Bien regulada, dice, “puede tener cierto atractivo”. Reconoce, no obstante, que no todo es bueno: “Lo que todos buscamos es que el municipio se desarrolle de manera equilibrada, y si todos queremos lo mismo, habrá que llegar a entenderse. Igual hay molestias que preferimos no tener, pero las tendremos que aguantar”.

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